Cuadro 1
Un itinerario teórico del trabajo post-industrial
Cuadro 2
El conocimiento se ha vuelto esencial para explicar el factor innovación.
Jordy Micheli
La información es la materia prima de nuevos procesos económicos9, pero el soporte material de los flujos de información es la digitalización de las tecnologías o artefactos de comunicación. Se crea valor mediante la movilización de información, pero no únicamente por ello sino también por la significación que el destinatario de la información le da a la misma. El valor no es una característica innata de la información que se recibe, sino un resultado, significativo para el cliente, de las características de la operación sobre la información, características que incluyen la precisión, la oportunidad, la seducción, la confiabilidad u otros atributos, mismos que son producidos por un tipo de trabajador, el cual posee competencias y conocimientos propios de un mercado específico. A este tipo de trabajo le he denominado “digitofactura”10 por estar basado en la transformación de materia prima (información) mediante tecnología digital, y consiste en movilizar y modificar información existente para generar información nueva con un significado para el cliente, produciendo así el conocimiento que caracteriza a cadenas de valor actuales en determinados mercados.
Las competencias de los trabajadores de la digitofactura son de dos tipos: los que están relacionados con el mercado en el que compiten y cooperan, y los que se refieren al quehacer con la información como materia prima. Ahora, es interesante notar que éstos son trabajadores que crean comunicación mediante la suma de sus competencias de mercado y sus competencias informáticas. No es únicamente el uso de las tecnologías digitales lo que les permite crear comunicación, ni es exclusivamente el dominio de una serie de habilidades y conocimientos en un campo profesional el que les permite trabajar en un determinado mercado.
Los trabajadores de la digitofactura adquieren información de diversas fuentes (aunque básicamente hay tres opciones: el contacto con seres humanos, un soporte tradicional o los medios digitales). La manipulan (agregan, segmentan, discriminan, cohesionan, hacen coherente, hacen atractiva, etc.) y la trasladan a un cliente (igualmente, mediante tres opciones de transmisión). La relación que se establece con el cliente es comunicación, ya que la información manipulada y trasladada posibilita tomar decisiones, generar confianza, prever, o simplemente “conocer” (contextualizar, comparar). El sentido que el cliente le da a esta información es lo que genera el valor de la misma, porque es lo que define su uso en una cadena de valor. Por esto, la comunicación juega un papel fundamental para comprender la evolución de la digitofactura como trabajo que produce sentido para un mercado.
Cabe recordar que la manufactura apareció con las nuevas capacidades de las herramientas y las máquinas en la producción industrial. Lleva implícito el significado de transformación de materia con medios materiales y, por supuesto, las habilidades y conocimientos humanos sobre los gestos, acciones, reacciones, tiempos y formas de cooperación que se requieren para cada producción específica (etimológicamente significa “hecho con la mano”). Así, se producen objetos materiales en un marco tecnológico y una estructura social específicos. Sin embargo, el término “manufactura” no tiene demasiada precisión. Se asimila a “industria”, a “transformación”.
De esta forma, “digitofactura”, el término que propongo, no tiene tampoco mayor poder de precisión. Cubre un conjunto amplio y diverso de actividades que tienen, no obstante, características comunes que comprenden la comunicación, el uso de tecnologías digitales y las competencias propias del mercado en que se compite. El brindarle un nombre y proponer sus características generales a este tipo de trabajo ayuda a reconocer la especificidad de los actuales trabajadores del conocimiento como figuras laborales de la economía del conocimiento.
Un trabajador de digitofactura emplea, en gran medida, tecnologías digitales para generar y/o movilizar información y producir un sentido con la misma en otra(s) persona(s); es decir, produce actos de comunicación, los cuales tienen como marco la búsqueda de creación de valor, y por tanto, son agentes activos en la cadena de valor. Propongo que esta definición centrada en el trabajo cognitivo con herramientas digitales permitiría un nuevo modo de analizar las organizaciones basadas en conocimiento, aquellas que una nueva línea de análisis considera como parte de una nueva fase de la economía en que la innovación es el motor de la competitividad y los activos intangibles definen el valor de las empresas (Cuadro2).
Cuadro 1
Un itinerario teórico del trabajo post-industrial
Cuadro 2
El conocimiento se ha vuelto esencial para explicar el factor innovación.