Espacios. Vol. 35 (Nº 1-Especial) Año 2014. Pág. 5


Valorización patrimonial para el desarrollo de una oferta turística en Ciudad Bolívar

Valuing heritage for the development of tourism offer in Ciudad Bolivar

Marisa COVA 1

Este trabajo contó, entre otros, con el apoyo de ECOS-Nord-FONACIT y del Laboratorio de Innovación y Aprendizaje (LIA). Es uno de los resultados del Proyecto: “Petróleo, tejido productivo y turismo en la cuenca del río Orinoco ¿qué opciones para un desarrollo sustentable de los territorios?” y del Proyecto LOCTI: “Tejido Productivo y Turismo en Venezuela: Innovación y Desarrollo Sustentable”.


Contenido

RESUMEN:
Este documento analiza las posibilidades de diversificación de la oferta turística en el Centro Histórico de Ciudad Bolívar a partir de la incorporación de los bienes culturales inmateriales, dada su condición de Patrimonio Histórico de la Nación, se estudian los elementos que pueden ser susceptibles de incorporar y cómo. Finalmente se identifican las dificultades que pueden presentarse en el proceso de valoración turística.
Palabras claves: Oferta Turística, Patrimonio, Valorización, Ciudad Bolívar.

ABSTRACT:
This paper analyzes the possibilities of diversification of tourism in the historic center of Ciudad Bolivar. Regarding the incorporation of intangible cultural property and its status as a National Historic Heritage, we explore the elements that may be susceptible to incorporate and how. The study identifies the difficulties that may arise in the process.
Keywords: Tourism, Heritage, Valorization


1. Introducción

El Coloquio sobre la Conservación de los Centros Históricos ante el Crecimiento de las Ciudades Contemporáneas, celebrado en Quito del 7 al 11 de marzo de 1977, define a los centros históricos como: “Todos aquellos asentamientos humanos vivos, fuertemente condicionados por una estructura física proveniente del pasado, reconocibles como representativos de la evolución e identidad de un pueblo”. Sadahay (2004) habla de ellos como el ADN de las ciudades que en tiempos de globalización guardan la marca anónima y universal de la ciudad; en Latinoamérica todos fueron fundados guardando relación al diseño de damero impuesto desde la colonia española pero ninguno es igual al otro, su memoria es individual y su transformación ha sido el reflejo de procesos particulares (Carrión 2004, Martínez 2001, De la Calle).

La Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural (UNESCO, 1972) considera a los conjuntos históricos a “aquellos grupos de construcciones, aisladas o reunidas, cuya arquitectura, unidad o integración en el paisaje les dé un valor excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia”. Los centros históricos han representado el espacio público de relación y encuentro, donde la población históricamente ha socializado, se ha informado y expresado cívica y colectivamente (Carrión, 2001) y, gracias a la incorporación de la actividad turística se ha destacado el enfoque de centros vivos, espacios urbanos manejados en un contexto de integralidad, equidad, participación y sustentabilidad. Muchas de las ciudades históricas en Latinoamérica a través de sus cascos o centros históricos aprovechados turísticamente están diversificando su economía, el turismo es percibido como una nueva fuente de ingresos que puede devolver al centro histórico el esplendor económico de tiempos pasados (De la Calle 2002, Carrión 2004, Sadahay 2004,Malca 2004); Quito, Morelia, Málaga, Salvador de Bahía están construyendo una oferta turística en torno a su patrimonio cultural y están dando los primeros pasos para su manejo en términos sostenibilidad ambiental, que permita evitar situaciones de saturación y deterioro ambiental irreversible.

La dimensión patrimonial es muy frágil, una presencia excesiva de visitantes puede favorecer el deterioro físico de los inmuebles y sobre todo incidir negativamente en la dimensión simbólica y funcional (De la Calle, 2002:17). La Organización Mundial del Turismo (OMT) y la UNESCO han sido enfáticas en afirmar la importancia de crear una conciencia colectiva sobre la importancia de armonizar el turismo y el patrimonio bajo los términos de las sostenibilidad, es decir viable económicamente, soportable ecológicamente y equitativo desde la perspectiva ética y social, Carta del Turismo Sostenible (1995).

El turismo en un determinado espacio urbano por un lado participa su valorización y desarrollo y por el otro mal manejado se transforma en una amenaza para la salvaguarda, vitalidad e identidad cultural, por esto la tendencia en las ciudades históricas y sobre todo en el manejo de sus centros históricos es hacia una apuesta multidimensional de su tratamiento, alejándose de la óptica monumentalista de los 60 y 70 e incorporando elementos que permitan el desarrollo local bajo una visión de desarrollo sostenible.

El caso que nos ocupa, el Centro Histórico de Ciudad Bolívar (antigua Angostura) declarado monumento nacional en 1978 posee como pocos en Venezuela un acervo histórico cultural muy importante, primero su asentamiento es el resultado de un largo y doloroso proceso fundacional (1598, 1632, 1638,1642 y 1764-65), algunos historiadores la llaman la ciudad seis veces fundada, Hildelisa Cabello en su obra La Histórica Mudanza de Santo Tomé de Guayana a Nueva Guayana, Angostura del Orinoco la divide en tres etapas(Cabello, 2013:67):

“la primera etapa: fundación de Santo tomé de Guayana en 1595 por el capitán Antonio de Berrío; la segunda etapa se caracteriza por la vulnerabilidad, saqueos e indefensión, obligada a reconstruirse y mudarse cuatro veces, en 1598 por Fernando de Berrío en la margen oeste del río Caroní, luego en 1632 por Luis de Monsalve; en 1638 por Diego López de Escobar; y 1642 por Martín de Mendoza de la Hoz y Berrío; y la tercera etapa donde se ejecuta la mudanza de Santo tomé de Guayana, al sitio de Angostura, finalizando la época de inestabilidad física”.

Sumadas a estas primeras características históricas, tenemos las características geográficas e históricas posteriores a los años de fundación y resumidas en el documento Postulación de Ciudad Bolívar como Patrimonio Cultural Mundial en el año 2002, presentado ante la UNESCO solicitando su inscripción en la lista indicativa de patrimonio mundial, tales como su ubicación en la formación de Imataca, complejo rocoso de más de 3.400 millones de años, lo que la hacen la formación geológica más antigua del planeta; posee características geográficas únicas e irrepetibles en toda la cuenca del río Orinoco, como afloramientos rocosos ubicados a ambos márgenes del río, ejemplo más emblemático y símbolo de referencia con respecto al río de la ciudad la formación conocida como piedra del medio (hidrómetro empírico natural), es un reservorio natural que cobija una gran biodiversidad característica de la cuenca del río Orinoco, su patrón de asentamiento es típico de la colonia española pero adaptado a los accidentes geográficos de la zona, conjuga estilos arquitectónicos español y anglo-franco antillano y comprobadamente tuvo un papel muy importante en la guerra de independencia, algunas de sus edificaciones y plazas fueron protagonistas de hechos de gran valor histórico para Venezuela como por ejemplo la Casa Congreso de Angostura , asiento del Segundo Congreso Republicano de Venezuela y en donde Simón Bolívar pronunció el Discurso de Angostura el 15 de febrero de 1819 y la Plaza Bolívar, lugar donde fue ejecutado el General Manuel Piar (1817) .

Tenemos entonces un centro histórico con características muy particulares, con un valor histórico que supera lo local y que puede ser revalorizado a través del aprovechamiento turístico, resaltando no sólo la dimensión física de sus edificaciones sino además el conjunto de elementos que forman su patrimonio inmaterial.

Américo Fernández (2013), cronista de la ciudad nos ofrece una descripción interesante de la morfología de la ciudad en su publicación en línea “El casco histórico, centro urbano fundacional de Ciudad Bolívar”, corroborada luego en la entrevista realizada para escribir este artículo, él nos habla de la morfología de la ciudad dividida en tres áreas bien diferenciadas: la plana desarrollada en la retícula de la Colonia sobre las calles Venezuela y Orinoco. Esta última con edificaciones de galerías de evidente influencia antillana con pórticos de dos niveles (ver figura 1); el área residencial consolidada sobre el “Cerro El Vigía”, con edificaciones de azotea y fuerte influencia española (ver figura 2) y, finalmente, El Zanjón, área natural de más de 5 hectáreas, con formaciones rocosas espectaculares (ver figura 3).

Para Fernández con el devenir de los años, con las adaptaciones y modificaciones experimentadas primero en los años del guzmancismo 1, la tipología colonial esta escasamente presente, sino un estilo propio llamado por algunos urbanistas “angostureño”.

En los últimos 37 años, tomando como referencia la Gaceta Oficial n° 31.017 del 7 de julio de 1978, en donde se declara monumento nacional al Cuadrilátero Histórico de Ciudad Bolívar y la posterior publicación de la Ordenanza de manejo y su reglamento han sucedido muchas irregularidades, un incremento de la tugurización, dificultad de circulación de los transeúntes por las aceras, plazas y sitios abiertos de la ciudad en consideración al hecho de que los buhoneros ocupan permanentemente estos espacios; el incremento de la delincuencia en estas áreas, pérdida de vitalidad residencial, pérdida de las tradiciones y costumbres que eran mantenidas por las familias residentes.

A la par que las intervenciones morfológicas sucedidas en el centro histórico, también están las tradiciones y costumbres dejadas a un lado debido al desplazamiento de la población local. La riqueza de los testimonios orales en el centro histórico es variada, cuentos, cantos, leyendas que se transmitieron de generación y generación y que contribuían a la identidad angostureña; en él se atesoran los mayores valores simbólicos, históricos y culturales de la ciudad.

Desde este punto de vista, del patrimonio inmaterial presente en el centro histórico de Ciudad Bolívar trataremos de esbozar algunas ideas para su incorporación y aprovechamiento turístico para lograr recuperar y mantener su memoria. Para ello revisamos el Catalogo del Patrimonio Cultural Venezolano del Municipio Heres años 2004-2005 publicado por el Instituto de Patrimonio Cultural de Venezuela, el Inventario del Patrimonio Turístico del Estado Bolívar realizado por la Corporación de Turismo del estado Bolívar en el año 2006; además de establecer quién es quién es la protección, preservación y difusión del patrimonio inmaterial.

2. Turismo, patrimonio inmaterial y desarrollo sostenible.

Dentro de las nuevas corrientes de interpretación de los centros históricos, Carrión (2000) nos presenta tres categorías: lo espacial, lo temporal y lo patrimonial, para este autor lo patrimonial es la categoría que permite integrar el territorio (espacio) y la historia (tiempo). Establece la relación entre ellos:

“El centro es concebido como un lugar o escenario, y en la relación con lo histórico –por la concepción espacial subyacente– es la parte determinante, es la que define el atributo de la centralidad histórica. De esta manera, son los valores arquitectónicos y, por extensión, urbanos, los que configuran los atributos de la 'centralidad”.

En cuanto a la temporalidad hace mención a la propiedad de los centros históricos de ser referencia simultánea entre lo moderno y lo antiguo. Lo antiguo y lo moderno no tienen que ser conceptos excluyentes y, mucho menos, contradictorios. Lo antiguo es generador de lo moderno y lo moderno es una forma de conferir existencia a lo antiguo (Carrión, 2000). Por último, la categoría patrimonial, plantea que es necesario entender lo patrimonial desde una doble definición:

“Hay que entender al centro histórico como una relación social compleja y particular donde los sujetos patrimoniales definen el ámbito específico de la conflictividad (la heredad) y el mecanismo de transferencia generacional (sustentabilidad)”.

Finaliza llamando la atención sobre la importancia de sumar historia a los centros históricos para transformarlos en centros vivos, introduciendo los conceptos de las identidades, los cambios culturales, los imaginarios, la diversidad, la hibridación, entre otros; y la profesionalización de la historia.

La Convención de la UNESCO para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (2005) reconoce como patrimonio cultural inmaterial los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. El patrimonio cultural inmaterial contribuye a la diversidad cultural, y son los mismos pueblos quienes le recrean constantemente en función a su entorno, además de una función utilitaria tienen una función simbólica.

En la legislación venezolana, específicamente en la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural, el artículo 6, parágrafo 7 menciona entre los bienes que constituyen el patrimonio cultural al patrimonio vivo del país, sus costumbres, sus tradiciones culturales, sus vivencias, sus manifestaciones musicales, su folklore, su lengua, sus ritos, sus creencias y su ser nacional;

Los bienes culturales inmateriales juegan un importante papel en la construcción de la idea de pertenencia, identidad y participación de los grupos humanos y sociedades en el pasado y en la actualidad (Domínguez, 2010).También en muchas ocasiones dotan de sentido a las plazas, edificaciones, iglesias y al centro histórico en sí, sin ellos estamos en presencia de un cascarón vacío, por ejemplo las tradiciones religiosas enraizadas en la vida de muchas ciudades históricas, como la procesión del Nazareno el miércoles de Semana Santa que toma como escenario durante algunas horas las calles del centro histórico. Otro ejemplo aún palpable gracias a la labor de la Fundación Para-Para la tradición cada 24 de junio de la celebración de los Caballitos de San Juan, en donde recorren las calles del centro histórico buscando a los juanes y juanas para finalizar el recorrido en la plaza Miranda.

Bienes culturales como los mencionados anteriormente pueden diversificar el producto turístico del centro histórico de Ciudad Bolívar, muchos autores reconocen como factor primordial que en ocasiones la combinación de atractivos aumenta la atracción por un lugar en especial como destino turístico; de esta manera al incorporar también los bienes culturales autóctonos en función del turismo se logra, diversificar la oferta turística y en consecuencia se produce una mayor afluencia de visitantes (Lunar, 2011). Ahora bien, cómo diversificar el producto turístico sin colocar en peligro las expresiones culturales, que no se convierta en “una venta indiscriminada de cultura” (Aguirre, 2007), sino que se busque integrar a la población residente en el “legado vivo” de la historia (Pelegrini, 2010).

La Carta del Turismo Sostenible (1995) propone entre otros aspectos considerar los efectos que el turismo puede tener sobre el patrimonio cultural, actividades y dinámicas tradicionales de la comunidad local, además que tomar en cuenta la contribución activa del turismo al desarrollo sostenible reconoce necesariamente la presencia de valores como la solidaridad, el respeto mutuo y la participación de todos los actores implicados en el proceso, tanto públicos como privados.

En cuanto a las cartas y documentos, las Normas de Quito adoptadas en 1967 tuvieron una influencia importante en los instrumentos normativos que regulan el patrimonio cultural en los países de la región, en cuanto a la consideración del patrimonio cultural como un recurso económico vinculado con el turismo y es así como en algunas legislaciones se incorpora el término recurso para referirse al patrimonio cultural y natural. Posteriormente en la Carta Internacional de Turismo Cultural (1999) del ICOMOS se considera el turismo como una fuerza positiva para la conservación de la naturaleza y de la cultura, que si se gestiona adecuadamente debe aportar beneficios a la comunidad y proporcionar medios y motivaciones para conservar el patrimonio.

En este sentido, el turismo sostenible debe garantizar a la comunidad anfitriona un acceso pleno y uso óptimo a los recursos ambientales, principales recursos turísticos, respetando y protegiendo sus procesos ecológicos y ayudando a conservar la diversidad biológica; respeto a la autenticidad sociocultural, conservando y protegiendo su patrimonio material e inmaterial, y asegurar la viabilidad económica a largo plazo para todos los actores de la comunidad anfitriona, contribuyendo a la eliminación de la pobreza. En segundo lugar, debe reporta un alto grado de satisfacción a los turistas a través de una experiencia significativa que fomente en ellos las practicas turísticas sostenibles (OMT, 2004); Malca (2004) propone concebir dentro de la ciudad espacios urbanos que propicien el desarrollo sostenible, utilizando la identidad cultural como el germen del desarrollo local. La sostenibilidad está relaciona con el logro de modelos turísticos respetuosos con el patrimonio cultural así como preocupados por las nuevas demandas de accesibilidad y movilidad.

Las cartas patrimoniales dedicadas al turismo cultural aseguran que el turismo cultural bien planificado a través de estrategias saludables para la preservación de monumentos y el rescate y conservación de los bienes culturales inmateriales ha dado como resultado el rescate y revalorización de centros históricos en varios países del mundo. La cultura inmaterial en su dimensión urbana, manifestada en rutas turísticas, gastronomía y artesanía, los mercados, fiestas populares y grandes celebraciones religiosas (De la Calle, 2002) puede generar nuevas fuentes de empleo, puede poner en valor los espacios patrimoniales sin uso turístico para alargar la presencia de los turistas en la ciudad y en última instancia puede mejorar la participación colectiva de la ciudadanía.

3. Construir la oferta turística con elementos de la identidad local.

El patrimonio cultural constituye una representación simbólica de la identidad, una expresión de los distintos “nosotros del nosotros” (De la Calle, 2002:160), es un elemento vinculado a la herencia, a la transmisión de conocimientos, tradiciones, ritos, costumbres de generación en generación. Desempeña un rol fundamental en la construcción de identidades, para algunos autores está referido más al pasado que al presente (Amodio, 1999) para otros (De la Calle, 2005; Carrión, 2004; Troncoso, 2005; Pratts, 2003) el patrimonio está en constante revisión y transformación, no es solo lo que se hereda, sino también lo que está en el presente y que en algún momento pasara a ser pasado; no es estático sino un legado en constante reformulación.

La UNESCO en los últimos años ha reconocido la importancia del patrimonio cultural inmaterial como motor de la diversidad cultural, su naturaleza de originalidad y exclusividad le viene dada porque son propios de la zona, son auténticos, representan para el turista una oportunidad única e irrenunciable de vivir nuevas experiencias, de nuevos conocimientos y pueden convertirse en reforzadores de la oferta cultural.

Pero no todas las manifestaciones de patrimonio son susceptibles de ser aprovechadas turísticamente, sólo unas pocas bastan para construir una oferta turística coherente y representativa de un territorio. Existen factores que permiten identificar las cualidades de un determinado elemento pueda convertirse en un referente de atracción turística, primero que refleje sin lugar a dudas la identidad de ese territorio. La identidad turística de un territorio es el resultado de una abstracción, de la combinación de dos elementos:

- los atractivos y valores que definen a un territorio

- y la imagen que se quiere proyectar y con la cual se quiere ser identificado.

En el caso de Ciudad Bolívar, ya es identificada en la oferta turística del estado como ciudad histórica-cultural, haciendo referencia a los bienes inmuebles, casas y museos presentes en su centro histórico, pero no existen ofertas para un adecuado turismo cultural. Esas edificaciones son utilizadas mayormente para funciones político-administrativas cuando muy bien desde ellas podrían transformarse en centros de dinamización cultural a través de programación de actividades periódicas o temporales para darle un mayor nivel de uso al patrimonio inmueble. De la revisión del Catalogo del Patrimonio Cultural Venezolano del Municipio Heres y el Inventario del Patrimonio Turístico del Estado Bolívar se concluye que los principales elementos del patrimonio cultural inmaterial susceptibles de estudio para ser incorporados a la oferta turística son:

1.- Tradición Oral: Fantasma de la enfermera del Orinoco, superstición de las tres caídas, leyenda del monstruo del Orinoco o de las siete cabezas, leyenda de la zapoara, leyenda del Fortín el Zamuro, fantasma del sacerdote que visitó al General Piar antes de ser fusilado, fantasma de la indígena de la Casa Doce Ventanas.

2.- Acontecimientos Programados: el velorio de Cruz de Mayo, la feria del Orinoco (antiguamente llamada feria de la sapoara), procesión del Nazareno en Semana Santa, aniversario del Congreso de Angostura el 15 de febrero, los Caballitos de San Juan.

3.- Gastronomía: la preparación bien sea frita, guisada o en sancocho de los peces sapoara, lau-lau, boca chico y morocoto. Igualmente la preparación de dulces típicos en base a la semilla de merey, árbol característico de la zona., como por ejemplo mazapán, merey pasao o merey en almíbar.

4.- Música: la tradición musical es extensa los bailes como la burriquita, sebucán, el calipso y el paloteo, la guasa guayanesa, especie de fusión de calipso con merengue venezolano (Mendoza, 2004); comparsas o pájaros de carnaval como la garza paleta, el valentón, un sapo, viajera del río.

Proponemos tres categorías para planificar las actividades dentro del centro histórico:

a. Oferta permanente: organizar actividades permanentes de disposición al público en aquellos inmuebles de mayor significación histórica y patrimonial que serían la espina dorsal de la oferta cultural, con visitas guiadas, exposiciones, representaciones teatrales de los hechos históricos acontecidos en ellas. Por ejemplo, la Casa Congreso de Angostura, Casa Prisión de Piar, Casa San Isidro, Museo del Correo del Orinoco.

b. Oferta periódica: eventos realizados en forma periódica, en general una o dos veces al año pero siempre en las mismas fechas como por ejemplo para la época de Semana Santa la representación teatral de la Pasión de Cristo, aprovechando los escenarios naturales del río Orinoco, conocida como el Cristo del Orinoco; la Feria del Orinoco realizada años tras año durante el mes de agosto, de gran significación para los habitantes de la ciudad pues es la época del año donde el río se encuentra en su punto más alto y trae consigo la emblemática sapoara, pez de gran tradición culinaria y de significación patrimonial, famosa a nivel nacional la historia de que aquel hombre que se coma la cabeza de la sapoara se casara con alguna mujer de la zona y se quedará a vivir allí. El festival de jazz del Orinoco,los caballitos de San Juan, festividades de Nuestra Señora de las Nieves, patrona de la ciudaden la Catedral Metropolitana.

c. Oferta esporádica: iniciativas puntuales que carecen de periodicidad pero que pueden complementar la oferta permanente y periódica y de acuerdo a su envergadura pueden ser capaces de atraer un número importante de visitantes, ejemplos en los últimos años los eventos deportivos como la Copa América y los juegos nacionales juveniles,otro tipo de eventos como la organización de exposiciones, conciertos.

Crear las condiciones para estructurar la oferta cultural sobre todo la permanente y periódica implica un esfuerzo combinado de las instituciones que tienen bajo su cargo las casas museo, de los gestores culturales locales y de los operados turísticos. Implica la transformación previa de la historia en patrimonio y la incorporación del patrimonio inmaterial como elemento de atractivo turístico.

Dentro de la tarea de crear la identidad turística es importante el rescate e incorporación de las tradiciones orales como elemento que fomenta la identidad local, mitos leyendas, música y gastronomía fortalecen la imagen de un destino. En el caso de Ciudad Bolívar y sobre todo del centro histórico la variedad y cantidad de mitos, leyendas, supersticiones, música y recetas con ingredientes locales es representativa.

De los primeros tenemos que el río Orinoco, no sólo es patrimonio natural de la Ciudad, sino contenedor de muchos mitos y leyendas, en sus aguas frente al Centro Histórico se halla la piedra del medio, formación rocosa que se encuentra entre Ciudad Bolívar y la población de Soledad en la margen izquierda del río, bautizada por Humboldt como “el Orinocometro” pues siempre ha sido utilizada por los habitantes de la ciudad como punto referencial con respecto a las fluctuaciones del caudal del río, sus aguas así como han servido de principal fuente de sustento de agua potable para el Centro Histórico y gran parte de la ciudad, también han generado muchas historias transmitidas oralmente de generación en generación.

Valga sólo como ejemplo “el de la serpiente de siete cabezas”. Cuenta el mito que debajo de la Piedra del medio existen galerías que se desparraman por toda la ciudad y que en ellas habita una serpiente de siete cabezas. El último “avistamiento” del monstruo fue en 1988, año en el cual una multitud de bolivarenses, con lámparas y cámaras, lograron fotografiar en la noche varias sombras de las supuestas cabezas de la serpiente. Las imágenes adornaron las primeras páginas de los diarios locales de ese año.

El cronista de la ciudad, Américo Fernández afirma que este mito tiene sus inicios pocos años antes de 1764, fecha en que fue definitivamente mudada Santo Tomé de Guayana a la parte más angosta del río. Según Fernandez quienes inician la leyenda son los indígenas traídos de la Misiones del Caroní para ayudar al nuevo establecimiento de la ciudad, y desde su cosmovisión dieron una explicación a las continuas fluctuaciones en el nivel del río. Para los indígenas el arremolinamiento de aguas frente a la piedra del medio se debía a la presencia de una bestia enorme que succionaba grandes cantidades de agua y posteriormente las expulsaba. El mito adquirió tanta fuerza local que, desde los inicios como una bestia enorme sin mayores descripciones físicas a lo que hoy conocemos como “la serpiente de siete cabezas”, ha sufrido incontables transformaciones, siempre al rito de la historia y de la evolución de la ciudad. Hoy todavía se discute y hay quienes se plantean la necesidad de dar esclarecimientos a situaciones “no claras para todos” como un accidente de la chalana La Múcura ocurrido en 1955, hundida precisamente en la zona de arremolinamientos de la Piedra del Medio.

En conclusión, la transformación de Santo Tomé de Guayana en la Angostura del Orinoco en la Ciudad Bolívar que conocemos hoy está acompañada de una extraordinaria cantidad de mitos que también son parte viva del patrimonio. Para Ramírez (2007):

“El mito viene a cumplir una función dentro de la ciudad –o por lo menos dentro de los habitantes del casco histórico-; es una función de carácter inconsciente, puesto que sus habitantes no se han puesto de acuerdo por qué creen en eso. Es una función explicativa de fenómenos naturales, de desaparición misteriosa de bañistas, pescadores, curiaras y del excesivo flujo del río en temporadas de lluvia. La presencia inconsciente de esta función está reflejada en el día a día de los habitantes del casco central; su trabajo (la pesca), sus cuentos y relatos de camino, giran en torno a la Piedra del Medio, al Orinoco y sobre todo en sus “encantos”. Es aquí que para los ribereños se convierte en un hecho el poder de la serpiente sobre los otros “encantos” del río; y este poder es atribuido por la fuerza sobrenatural que tiene este extraño ser sobre la existencia de la ciudad.”

Por otra parte, está la gastronomía local, mayormente ligada a las especies extraídas del río Orinoco; la sapoara, el bocachico, el morocoto y el lau-lau. La sapoara es el más emblemático de la zona, en endémico de los municipios Sucre y Heres y su pesca se realiza con atarraya, sólo es posible una vez al año los meses de julio y agosto, su captura frente al malecón del río Orinoco de por sí es un espectáculo para los locales y turistas; ha servido como fuente de inspiración para leyendas con trascendencia nacional, cancines populares, poesía costumbrista e infinidad de anécdotas.

En cuanto a la música, las diversiones son manifestaciones tradicionales mayormente anónimas, enseñadas de generación en generación, con un carácter eminentemente popular, es decir practicadas desde que se tiene conocimiento de ellas por pescadores, artesanos, obrera y campesinos. Revelan las estructuras de la vida económica, social y política de la sociedad, expresan la vida cotidiana de sus portadores a través de canciones sobre alegrias, pérdidas humanas o acontecimientos de la comunidad (Mendoza, 2004). Se reconoce a Manuel Yánez 2 como el gran exponente de la región.

Como podemos apreciar, las posibilidades de aprovechar turísticamente el patrimonio intangible angostureño son muchas, la UNESCO hace un llamado a diversificar la oferta de las ciudades, ya no se habla sólo de ciudades históricas sino también de “ciudades creativas”: ciudades literarias, musicales, artesanales, gastronómicas, de cine, de diseño,ciudades que han diversificado su vocación tratando ante todo de identificar las convergencias que la cultura, el turismo y el desarrollo socioeconómico sostenible pueden aportar a la promoción de la diversidad cultural y al respeto de la paz social ( Del Corral,2004); la materia prima o como lo llama Carrión (2000) el “pool” patrimonial está presente, identificar las iniciativas necesarias para que esto suceda es la tarea.

Para finalizar, sobre la base de lo expuesto en este documento concluimos que:

  • Los bienes culturales inmateriales mencionados anteriormente presentan características aptas para su incorporación al producto turístico, su puesta en valor diversificaría la economía de la comunidad local.
  • Las manifestaciones orales y acontecimientos programados sí son representativos de la cultura angostureña, requieren de campañas de rescate de esas tradiciones, que permitan valorizarlas y promocionarlas.
  • La forma como se utilizan los bienes culturales inmateriales no permite la apropiación por parte de las nuevas generaciones ni de los turistas.
  • Se observa una ausencia de interconexión entre los bienes culturales inmuebles y los bienes culturales inmateriales, esto puede modificarse a través del enriquecimiento de los recorridos y rutas existentes con la incorporación de la tradición oral.
  • Los acontecimientos que comunmente de programan no se aprovechan adecuadamente en favor de la identidad local, ni favorecen el desarrollo del turismo.

Notas:

1 Período de gobierno de Antonio Guzmán Blanco. Militar y político venezolano que gobernó el país a lo largo de tres mandatos entre 1870 y 1888. Representante emblemático del caudillismo americano, implemento medidas para conducir a Venezuela a un moderno estado nacional.

2 Músico y compositor venezolano nativo de Ciudad Bolívar, llegó a realizar unas 150 composiciones, entre merengues criollos, valses, pasos dobles, boleros, salsas, canciones patrióticas, joropos, guarachas, entre otras, destacando dos de sus composiciones "Pescador" (Pasodoble), "Viajera del Río" (Vals).

Referencias

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Publicaciones en Línea

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1 Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG)



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