ISSN 0798 1015

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Vol. 39 (Nº 32) Año 2018 • Pág. 7

Aporte del sector agropecuario a la economía del Ecuador. Análisis crítico de su evolución en el período de dolarización. Años 2000 – 2016

Contribution of the agricultural sector to the economy of Ecuador. Critical analysis of its evolution in the period of dollarization. Years 2000 – 2016

Sergio Leonardo PINO Peralta 1; Hermes René AGUILAR 2; Azuero Galo Enrique APOLO Loayza 3; Lila Arcelia SISALEMA Morejón 4

Recibido: 28/02/2018 • Aprobado: 01/04/2018


Contenido

1. Introducción

2. Metodología

3. Resultados

4. Conclusiones

Referencias bibliográficas


RESUMEN:

El objetivo es analizar comparativamente el desempeño del sector agropecuario en los periodos 2000 – 2006 y 2007 – 2016. La metodología es de tipo descriptiva, con el uso de información del BCE, MAGAP, INEC y FAO. Los resultados evidencian que, a pesar de los esfuerzos del Estado y la aplicación de políticas públicas, se mantiene la deuda con el sector agropecuario, pues la revolución agrícola no se concretó, algunos indicadores permanecen iguales y se han convertido en una limitante estructural.
Palabras-Clave: Economía, revolución agrícola, dolarización, evaluación.

ABSTRACT:

The objective is to analyze comparatively the performance of the agricultural sector in the periods 2000-2006 and 2007-2016. The methodology is descriptive, with the use of information from the ECB, MAGAP, INEC and FAO. The results show that, despite the efforts of the State and the application of public policies, the debt with the agricultural sector is maintained, because the agricultural revolution did not materialize, some indicators remain the same and have become a structural.
Keywords: Economy, agricultural revolution, dollarization, evaluation.

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1. Introducción

La dinámica de la economía ecuatoriana históricamente ha estado estrechamente relacionada con los periodos de auge y crisis de la agro exportación, en los inicios de la vida republicana. El Ecuador es un país fundamentalmente agrícola, con una población eminentemente rural y mayoritariamente concentrada en la región sierra.

La producción agrícola de la sierra se desarrolló bajo la modalidad tradicional conocida como hacienda, con relaciones de producción semifeudal, alta concentración de la tierra y cuya producción se destinaba a cubrir la demanda interna y el autoconsumo. La producción de cultivos tropicales en la costa se desenvolvió bajo la forma de plantación y con relaciones de producción salariales y la producción siempre se ha orientado hacia el mercado externo.

El auge cacaotero, 1880-1920 y el bananero 1950-1960, provocaron, cada una en su momento, un conjunto de cambios en lo económico, social, político y espacial, al provocar un oleaje migratorio sierra-costa y campo-ciudad, que aceleró el proceso de urbanización en la costa, especialmente en la ciudad puerto, Guayaquil; así como la aplicación de políticas públicas encaminadas a consolidar este esquema de comercio exterior, que se conoce en el entorno académico como Modelo Agroexportador Ecuatoriano y que permitió incorporarnos a la división internacional del trabajo produciendo y exportando materias primas e importando manufacturas. Sin embargo, esta estructura comercial convierte al sector externo en demasiado vulnerable y dependiente de los llamados shock externos o internos; el caso más evidente es el de la disminución de precio del petróleo y sus efectos en la economía nacional.    

El Ecuador entró en una etapa de modernización capitalista aproximadamente desde los inicios de la década de los años cincuenta; sin embargo, tanto la Ley de Reforma Agraria expedida en 1964 y en 1973, los proyectos neoliberales para el agro, como la actual “revolución agraria”, no han logrado pagar la deuda económica, política y social que han acumulado los diversos gobiernos con las sociedades rurales. Esta deuda se ve agravada por la caída del precio del petróleo en el mercado mundial, la apreciación del dólar con sus efectos comerciales, la devaluación de las monedas de importantes socios comerciales como Colombia y Perú y el terremoto de 7.8 grados que devastó la zona costera y evidenció la precaria situación social y económica de las comunidades campesinas. A lo dicho es necesario manifestar que en la coyuntura electoral no se realizan propuestas serias que planteen mejorar la productividad y competitividad del sector agropecuario. En este contexto, los actores vinculados con el sector sean públicos y privados, deben replantearse una nueva Ley de Reforma Agraria, con enfoque redistribuidor a la soberanía alimentaria y mejoras en la productividad.

La importancia del sector agropecuario en la economía nacional ha quedado evidenciada a lo largo de la historia económica y social del Ecuador. Actualmente cubre el 95% de la demanda interna de los alimentos que consume la población; genera empleo al 25% de la población económicamente activa (PEA), después del petróleo es el más importante generador de divisas, la balanza comercial del sector es altamente favorable y su aporte en el PIB es relevante.

Sin embargo, el 28 de enero de 2012 el diario EL TELÉGRAFO publicó: “presidente Correa reconoció una ´deuda´ de su gobierno con el sector agrícola del país… El Mandatario ratificó que su gobierno aún mantiene una deuda con los campesinos y con el sector rural del país y aseguró que gran parte del desarrollo rural depende de la aplicación de una profunda revolución agraria... Tengo la esperanza de que el 2012 también sea el año de la transformación agrícola del país”, reiteró. Se presentaron las estrategias que el gobierno implementará para revertir los problemas que aquejan a este sector y que guardan relación con el desarrollo social, cultural, la inclusión social, la equidad, el desarrollo económico productivo, la conservación ambiental y la institucionalización de las instancias del Estado.

Poco después, el discurso oficialista se radicalizó aún más: “Si los medios de producción que son los que sirven para generar ingresos, están en pocas manos, la injusticia continuará en el país. Es necesario el cambio de la propiedad de los medios de producción sobre todo en el campo, de allí que el acceso a la tierra y al agua es fundamental”, mencionó el presidente. “No estamos regalando tierras, estamos permitiendo que los principales actores de la liberación de la pobreza, es decir los pobres, tengan posibilidades de manejar su propio destino”, advirtió (El Telégrafo, 2012)

En marzo de 2014, el presidente de la República volvió a repetir: "La revolución agrícola, posiblemente es la mayor deuda que tenemos… existe una deuda con el sector agrícola del país, más ahora que los sectores rurales han mostrado su apoyo al gobierno nacional en las últimas elecciones…El presidente ecuatoriano indicó que en agricultura se ha desarrollado varias actividades, probablemente este año ya no tendremos que importar maíz, por el incremento de la productividad del maíz, cacao, café se han recuperado, semillas certificadas, centros de acopio para la leche…” (Radio Majestad, 2014)

A más de esas declaraciones públicas, una de las ofertas de campaña electoral del año 2013 del entonces candidato Rafael Correa, fue precisamente transformar el sector primario a través de una verdadera “revolución agraria” que se exprese en el mejoramiento de los niveles de productividad de los bienes más importantes que conforman la canasta familiar y de exportación (café, cacao, banano, arroz, maíz, papa, etc.); en el aumento de la oferta de semillas mejoradas producidas localmente; en el incremento de la cobertura de áreas agrícolas con riego;  en una mejor distribución de los medios de producción, especialmente la tierra y el agua, además de otros servicios vinculados directa e indirectamente con el sector, como el crédito, asistencia técnica, transferencia de tecnología, investigación e innovación, asociatividad y mercados.

2. Metodología

El método utilizado es de tipo descriptivo, toda vez que los datos recogidos sobre la base de una premisa o hipótesis planteada, la cual plantea que, durante el Gobierno de la Revolución Ciudadana, el sector agropecuario desde la visión macroeconómica ha perdido terreno si se comparan los resultados obtenidos con la gestión de los anteriores gobiernos. En este sentido, se ha recopilado información valiosa, que ha sido analizada cuidadosamente, a fin de obtener resultados que permitan hacer inferencias que contribuyan a nuevos conocimientos y sirvan de instrumento para la toma de decisiones para enderezar la política sectorial.

Para este trabajo, las fuentes de información que aportaron para la discusión y la obtención de los resultados que se presentan más adelante fueron principalmente el Banco Central del Ecuador y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, entre otras. Los datos obtenidos desde el año 2000 al 2016, fueron debidamente ordenados y mediante algunos instrumentos de estadística descriptiva básica utilizando el programa informático excel, se encontraron los hallazgos que se presentan en el siguiente numeral.

3. Resultados

3.1. Producto Interno Bruto (PIB) agropecuario: un puntal de la economía nacional

Después de la gran crisis se la economía nacional, que decreció en 6.1% en 1999, con el cambio de sistema monetario las expectativas de estabilidad y crecimiento económico se han cumplido parcialmente (Naranjo, 2005). Desde la aplicación de la dolarización, la tasa de crecimiento ha sido más alta que el de la población. El techo más bajo de crecimiento fue de 0,6% en 2009 por la crisis inmobiliaria en Estados Unidos y, -1,9% en 2016, debido a la caída de los precios del petróleo en el mercado mundial.

Tabla 1
PIB total y PIB agropecuario. Millones de dólares de 2007

Años

PIB Total

Tasa de crecimiento

PIB Agropecuario

Tasa de crecimiento

PIB Agropecuario/ PIB Total

2000

37.726

2,8

3.269

 

8.7

2001

39.241

4,0

3.443

5

8.8

2002

40.848

4,0

3.515

2

8.6

2003

41.961

2,7

3.724

6

8.9

2004

45.406

8,2

3.850

3

8.5

2005

47.809

5,3

4.062

5

8.5

2006

49.914

4,4

4.225

4

8.5

2007

51.007

2,2

4.772

3

9.3

2008

54.250

6,4

4.852

2

8.9

2009

54.557

0,6

4.935

2

9.0

2010

56.481

3,5

4.971

1

8.8

2011

60.925

4,0

5.366

8

8.8

2012

64.362

0,2

5.408

1

8.4

2013

67.546

4.9

5.770

7

8.5

2014

70.243

4.0

6.026

4

8.6

2015

70.355

0.2

6.257

4

9.1

2016

69.068

-1,9

6.430

1

9,3

Fuente: Banco Central del Ecuador. Varios boletines estadísticos mensuales.

El crecimiento económico ha tenido picos importantes, como en los años 2004, 2005, 2008, 2011 y 2012, años que sobrepasó el 5%.  Esta recuperación de la economía es consecuencia, básicamente, de la estabilidad derivada del nuevo sistema monetario, el mismo que incidió en el crecimiento de la inversión real, variable clave para el crecimiento económico, así como el incremento de los precios de las materias primas, especialmente el petróleo. Esta fluctuación se deriva de factores externos como el dinamismo de la economía internacional, la fluctuación de los precios de las materias primas en el mercado mundial, y de la competitividad de nuestra producción, que a su vez depende de otros factores como las políticas públicas, la inversión pública, privada y extranjera, etc.

Vale recordar que, desde mediados de agosto de 2014, la economía nacional se ha desarrollado en un entorno internacional y nacional complejo, la caída del precio del petróleo, incluso en determinados momentos, por debajo del costo de producción, la apreciación del dólar que encarece nuestras exportaciones y abarata las importaciones, la devaluación de las monedas de Colombia y Perú y el terremoto de 7.8 grados en abril de 2016. Todo este contexto ha desembocado en una ligera recesión y un incremento del desempleo. 

Así como el PIB total valora en unidades monetarias el tamaño de la economía, el PIB de la agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca, cuantifica el tamaño del sector agropecuario. Durante los últimos 16 años el sector agropecuario ha crecido de manera irregular, aunque sostenidamente, a una tasa promedio anual es del 4,0 %.

Entre 2003 y 2005 el crecimiento interanual fue del 5%, gracias al crecimiento de los precios de las materias primas en el mercado mundial, la inversión y el consumo. Entre 2006 y 2008 el crecimiento del PIB agropecuario se contrae del 4 al 1%, se redujo la producción de la Sierra y la Costa, por efecto de las sequias y heladas, así como la contracción de la economía mundial y de países con los cuales tenemos importantes relaciones comerciales. (Banco Central de Ecuador, 2016)

En 2011, según el Banco Central del Ecuador, es el de mayor crecimiento del PIB agropecuario, 8%, como resultado de la aplicación de las políticas públicas como el Seguro Agrícola, el subsidio a la urea, sustitución de importaciones, etc. En 2012 el crecimiento agropecuario es del 0% por efecto del fenómeno de La Niña- Organización Meteorológica Mundial 2012- que provoco perdida de cultivos agrícolas y producción pecuaria. Entre 2013 y 2015 el PIB agropecuario crece a un promedio de 6,6%, y es el reflejo de la transferencia de tecnología, semillas mejoradas, acceso a créditos y la reducción de la intermediación comercial. Se atribuye también a proyectos del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Silvicultura y Pesca- MAGAP- como el plan de semillas de alto rendimiento y los programas de reactivación cafetalera y cacaotera y a la implementación de precios referenciales para cultivos como arroz, maíz, leche y otros.

Cabe mencionar que, para el análisis de todos los indicadores de este estudio, no se consideraron los productos y elaborados del mar, pero se incluyeron las flores, la madera y el abacá.

La participación del PIB agropecuario en el PIB nacional ha oscilado entre el 8.2 y el 8.8 %, y como lo hemos mencionado, juega un rol de vital importancia económica y social. Aunque el volumen de la producción creció, la representatividad del sector en la economía nacional se ha visto limitada por el significativo crecimiento de otros sectores de la economía, como la construcción, la manufactura, el comercio y el sector petrolero. A mediados de 2014, por efecto de la caída del precio del petróleo, la apreciación del dólar y la devaluación de las monedas de Colombia y Perú, el país entro en un proceso de recesión económica, y en 2015 y 2016 la participación del PIB agropecuario se mantuvo, e inclusive tuvo un leve crecimiento

En general, la participación del PIB agrícola en el período 2000-2006 fue del 8,62% en promedio, mientras que de 2007-2016, se contrajo levemente al 8,27%. Esta reducción se debe a una deficiente política pública en términos de inversión pública, privada y extranjera, modernización del agro, bajo nivel de productividad agropecuaria, entre otros.

Figura 1
El PIB agropecuario en el PIB total

Fuente: Banco Central del Ecuador, boletines estadísticos mensuales
No. 1868, octubre 2007; 1930, diciembre 2012; y 1986, agosto 2017

3.2. El comercio exterior agropecuario: hacia la soberanía y seguridad alimentaria

Las exportaciones de origen agropecuario, llámense bienes primarios (banano, café, cacao, camarón, madera, flores, etc.) y elaborados (café, cacao y otros), han aportado en promedio con el 30,6 % del total de las exportaciones en el período 2000-2006; y con el 29,7% en el período 2007-2016.  La información estadística de este apartado no consideró para su cálculo las exportaciones de atún, pescado, harina de pescado y otros elaborados del mar.

Las exportaciones totales de los años 2015 y 2016 disminuyeron en 16.320 millones de dólares, respecto al valor de las exportaciones del 2014. En el mismo período, las exportaciones agropecuarias también se redujeron en USD 1.026 millones, sin embargo, en términos relativos su participación aumentó del 32,9% en 2014, al 44% y al 46,7% en los años 2015 y 2016 respectivamente. Vale decir, mientras las ventas totales al exterior cayeron drásticamente debido principalmente a la caída sostenida de los precios del barril de petróleo, el sector exportador agropecuario no se vio muy afectado, pues la mayoría de los precios commodities agrícolas se mantuvieron casi inalterables, así como en volúmenes transados. No hay que perder de vista la línea de tendencia de las exportaciones agrícolas, que según la figura 2 es ligeramente creciente.

En cuanto a las importaciones, en este estudio se consideraron los siguientes rubros: bienes de consumo no duradero agrícolas, que comprende entre otros, trigo, cebada, lácteos, carne y frutales; materias primas necesarias para la producción agropecuaria (semillas e insumos básicamente); y, bienes de capital para el sector (maquinaria y equipos) las compras al mundo de bienes de consumo duradero.

Con esta aclaración, las importaciones agropecuarias en el período “neoliberal” en promedio significó el 7,7 % de las importaciones totales, mientras que para el período 2007-2016 dichas importaciones representaron en el 7,9%.  Esta participación se mantiene a pesar de la disminución de las importaciones en los años 2005 y 2016 en alrededor de USD 16.850 millones, respecto al valor del año 2014, resultado de la aplicación de las salvaguardias o sobre tasas arancelarias como medida de protección a la producción nacional, recesión económica, entre otros factores.

La actividad agropecuaria tal vez es el único sector de la economía que históricamente ha tenido y tiene una balanza comercial favorable, pues las ventas superan 9 a 1 a las compras. Una vez más se reafirma el hecho de que el Ecuador tiene soberanía y seguridad alimentaria. Sin duda alguna, se produce casi la totalidad de alimentos para la demanda interna, con excepción de trigo, cebada y algunas frutas, en las cuales no tenemos ventajas comparativas ni competitivas; no obstante, es preciso permanecer vigilantes ante el comportamiento futuro del comercio exterior agropecuario para que no se modifique significativamente su estructura.  Primero, para no depender de los mercados internacionales para satisfacer las necesidades de la población y, segundo, para continuar generando divisas como pilar fundamental para sostener la dolarización del país.

Figura 2
El comercio exterior del sector agropecuario

Fuente: Banco Central del Ecuador, boletines estadísticos mensuales
No. 1868, octubre 2007; 1930, diciembre 2012; y 1986, agosto 2017

3.3. La población rural y empleo agropecuario: ¿el campo o la ciudad?

Los resultados del VII censo de población realizado en el 2010, evidencian que la población que habita en el área rural sigue disminuyendo dramáticamente producto de la migración campo-ciudad. En 2010 la población rural representó apenas el 37%, mientras en 1982, era del 51% (IV censo de población). De mantenerse esta tendencia y si no se toman los correctivos necesarios, en el largo plazo el Ecuador podría pasar de ser un país autosuficiente a un país dependiente e importador de productos agrícolas, pues no habría suficientes agricultores que produzcan alimentos para satisfacer la demanda local.

Figura 3
Población urbana y rural del Ecuador

Fuentes: Breve Historia Contemporánea del Ecuador;
Jorge Salvador Lara, INEC-VII Censo Población 2010

La proyección de la población para el 2020, realizada por el INEC, demuestran que la población que vive en área rural seguirá disminuyendo, pues las pocas oportunidades de trabajo rentable para la agricultura familiar se están comprimiendo, lo cual estimula un flujo cada vez más creciente de población a las grandes ciudades (Quito, Guayaquil) en busca de una vida más digna.

Tabla 2
Proyección de la población urbana y rural del Ecuador

Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos INEC, 2016.

Por otro lado, los resultados de la encuesta nacional de empleo, subempleo y desempleo realizada por el INEC en junio de 2016 señalan que la población económicamente activa (PEA) del país es de 7.831.981 personas en edad de trabajar. De este total, el 67% corresponde al área urbana y el 33% al sector rural. La tasa de desempleo es de 5,3% y 6,7% respectivamente en cada sector.

Figura 4
Población Económicamente Activa Urbana y Rural

Fuente: Encuesta nacional de empleo,
subempleo y desempleo, INEC, junio 2016

Se estima que el 75% de las actividades del sector rural son agropecuarias, por lo que habría al menos 1.938.415 productores que representaría un 25% de la PEA total del Ecuador; vale decir: uno de cada cuatro empleos es absorbido por este importante sector. 

3.4. La productividad agrícola: una deuda pendiente de pago

El 10 de octubre de 2016 el diario El Telégrafo publicó una entrevista realizada al Viceministro de Agricultura y Ganadería con el siguiente titular "Ecuador es un referente en productividad", en el contexto en que el país obtuvo la presidencia del Consejo de la Organización Internacional de Cacao (ICCO, por sus siglas en inglés), en reconocimiento a sus políticas para el sector cacaotero.

El viceministro de ese entonces mencionó en la nota: “Ante todo, la designación de Ecuador como presidente es un reconocimiento a las políticas públicas implementadas por el Gobierno Nacional a través del MAGAP. Entre ellas, por ejemplo, se encuentra el proyecto de reactivación de café y de cacao más grande del mundo, una iniciativa que permitió aumentar la productividad y calidad del cacao mediante el trabajo en 45 mil hectáreas”.

La palabra “referente”, según el diccionario, significa: cosa tomada como referencia o modelo de otra. Siendo así, la productividad del sector agropecuario del país sería altamente competitiva y modelo de desarrollo para otros. Para comprobarlo, debemos dar un vistazo a las estadísticas de productividad de algunos productos tradicionales que son parte aún del modelo primario exportador vigente desde su aparición en el siglo IXX.

3.4.1 Cacao

El cacao es uno de nuestros productos emblemáticos.  Poseedor del primer lugar entre los países exportadores de cacao aromático, se debate en la dicotomía de surgir o mutar. Es de reconocer los esfuerzos del actual gobierno, por recuperar el espacio perdido en el período neoliberal. El “gran logro” de la RC ha sido la adjudicación, mediante licitación, al consorcio MCCH/C&D de las dos campañas denominadas “gran minga del cacao”, que consistió en la poda de 61´981.190 árboles de cacao nacional cubriendo una superficie aproximada de 149.603 hectáreas. 

La poda no ha tenido el efecto esperado; todo lo contrario, al tratar de cumplir la meta a costa de lo que fuera, se cometieron “errores técnicos” que hoy se ven reflejados en la exacerbación de enfermedades como la monilla. No hay que soslayar el detalle técnico de que la poda debe ser recurrente, por lo que haber invertido 60 millones en esta actividad por una sola vez, resultó por decir lo menos, exageradamente costoso, considerando los pobres resultados, pues la exportación de cacao en el año 2016 fue de 250.000 TM, siendo al menos unas 10.000 TM, respecto a la cosecha del 2015, que en buenas cuentas significaron unos USD 100 millones menos. (ANECACAO, 2016)

¿Cuál ha sido el costo/beneficio de este proyecto? Para responder esta pregunta tendremos que esperar un tiempo prudencial y hasta que realizar una evaluación productiva, técnica y financiera ex-post, que establezca claramente si la inversión del Estado fue correcta y cumplió el objetivo planteado.

Entonces, hablando de la productividad del cacao en Ecuador, nuestro país no es precisamente un referente. Según el gráfico anterior, solamente tenemos un mayor rendimiento que Costa Rica y Nicaragua, lo que significa que la aplicación de las políticas cacaoteras de este gobierno no ha generado un impacto positivo en los pequeños y medianos productores.

Figura 5
Rendimiento de cacao

Fuente: FAOSTAT, Dirección de Estadísticas, 2016

3.4.2. Arroz

Las estadísticas históricas dan cuenta que el Ecuador casi nunca ha requerido comprar al exterior este grano para abastecer la demanda interna. El problema del cultivo de arroz es que apenas un 25% de la semilla usada para la producción es certificada.  Si a esto sumamos los problemas de plagas que cada vez son más frecuentes y variadas, tenemos por resultado un escenario que nos ubica con menor productividad que nuestros países vecinos y de América Latina. El programa de semillas, o más bien la entrega de kits de semilla en calidad de subsidio a los productores arroceros, tampoco han generado el impacto esperado.

Figura 6
Rendimiento de arroz

Fuente: FAOSTAT, Dirección de Estadísticas, 2016

3.4.4. Banano

Otro de nuestros productos representativos, antes conocido como el oro verde del Ecuador, es manejado casi exclusivamente por medianos y grandes productores y exportadores empresariales con un nivel tecnológico más o menos avanzado, donde la investigación y la innovación juegan un rol importante.  El Estado, durante el actual gobierno, ha realizado esfuerzos para recuperar la política bananera, sobre todo regulatoria del precio mínimo de sustentación para los productores.

En cuanto a su productividad, como se puede apreciar en el gráfico, tampoco es de las mejores en la región. En este cultivo solamente somos superiores a Brasil y Colombia; pero frente a México o Nicaragua, estamos muy por debajo.

Figura 7
Rendimiento de banano

Fuente: FAOSTAT, Dirección de Estadísticas, 2016

3.4.5. Otros productos

Los datos sobre rendimientos (productividad medida como kg/ha) proporcionados por la FAO, para productos tales como: caña de azúcar, café, soya, papa, trigo, cebada y quinua, lamentablemente nos muestran los pobres resultados alcanzados por el Ecuador en año 2014 respecto a otros países de la región latinoamericana, por lo que, sin entrar en mayores detalles técnicos, se confirma que el Ecuador no es “referente de productividad”, en este aspecto también hay una deuda pendiente.

Con excepción del maíz, que con la introducción de híbridos de alto rendimiento importados por la empresa privada y la acertada, aunque insuficiente intervención del Estado con el programa de semillas (subsidio de kits), se ha elevado considerablemente su productividad a tal punto que ahora se depende cada vez menos de las importaciones de maíz para el abastecimiento de la cadena alimenticia nacional.

Tabla 3
Rendimientos de Ecuador y Latinoamérica

Rendimiento

(kg/ha)

Caña de azúcar

Café

Maíz

Papa

Quinua

Soya

Trigo

Cebada

Ecuador

72.885

126

3.842

12.503

659

1.155

1.102

864

Promedio AL

86.874

685

3.074

19.376

928

2.345

2.346

2.038

Fuente: www.faostat.org

3.5.  La Inversión extranjera directa (IED) agropecuaria: promoción de inversiones sin rumbo

En el periodo 2000-2006 la IED sumó la cantidad de USD 5.306 millones de dólares, de los cuales la IED en agricultura fue de USD 230 millones, que representan el 4,3% del total. Entre los años 2007 y 2016 la IED total fue USD 6.509 millones, donde la agricultura absorbió unos USD 297 millones, que solo significa el 4,6%.

Como se puede apreciar, las cifras son muy parecidas entre uno y otro período, pero si analizamos los promedios, durante el primer período la IED en agricultura fue de USD 33 millones, en tanto que en el período 2007-2016 el promedio fue de USD 30 millones.

Aun cuando podría calificarse de acertado el cambio del modelo de intervención privado por uno público, es decir, pasar del control de la CORPEI como ente privado, a PROECUADOR, la promoción de las inversiones ha sido casi inexistente. Gracias a contadas iniciativas privadas o deseos de invertir o desarrollar algún emprendimiento agropecuario por parte de inversionistas internacionales, la participación de la IED en el sector dentro del total a lo largo de los 16 años de análisis ha sido de apenas el 7%, por lo que se puede advertir que los inversionistas extranjeros no se han visto alentados para apostar por el Ecuador y menos en el agro.

Figura 8
Inversión extranjera directa total y agropecuaria

Fuente: Banco Central del Ecuador, boletines estadísticos mensuales
No. 1868, octubre 2007; 1930, diciembre 2012; y 1986, agosto 2017

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Figura 9
Participación de la IED agropecuaria en la IED total

Fuente: Banco Central del Ecuador, boletines estadísticos mensuales
No. 1868, octubre 2007; 1930, diciembre 2012; y 1986, agosto 2017

La inversión pública agrícola: el Estado está en deuda con el campo

En estos 17 años de dolarización, la inversión pública promedio en el sector agropecuario ha representado el 5,1 % del PIB sectorial. Se trata de un rubro que en buena parte es gasto corriente y en otra se orienta a la inversión, ya sea en programas de fomento productivo, subsidios directos a través del plan semillas, reactivación del sector cacaotero y cafetalero, ganadería sostenible, proyecto hombro a hombro, centros de acopio de maíz duro, innovación tecnológica, así como programas de capacitación y promoción de la asociatividad. Es necesario resaltar que, en el período 2007 - 2016, excepto en el 2007, el porcentaje del gasto público agrícola (GPA) fue mayor que el 5%. En países como Chile y República Dominicana, el gasto público en el sector agropecuario se encuentra entre el 8,6% y 7,8% respectivamente respecto al PIB Agrícola (FAO, 2014), con significativas variaciones al interior de cada país latinoamericano.

El Gasto Público Agropecuario (GPA), frente al Gasto Público Total (GPT), en el período 2000-2006 fue de 2,17%, aun cuando en el año 2000 ni siquiera superó el 1% pues, como se sabe el Ecuador no solo se vio envuelto en una profunda crisis fiscal, sino que también tuvo problemas serios de gobernabilidad con la salida del presidente Jamil Mahuad; el inicio del sistema de dolarización, el fenómeno del niño, la disminución de los precios del barril de petróleo, entre otros. Es posible suponer que estos fenómenos hayan desalentado la inversión pública en otros sectores debido a que el país tuvo graves problemas económicos para financiar el presupuesto de ese año.

Figura 10
El gasto público agrícola en relación con el PIB agrícola

Fuente: Banco Central del Ecuador, boletines estadísticos mensuales
No. 1868, octubre 2007; 1930, diciembre 2012; y 1986, agosto 2017

De 2007 al 2016 la inversión del Estado en el sector agropecuario apenas llego al 1,48 % del total del gasto público, por debajo del promedio total (1,77%) de los 17 años tomados para este análisis y significativamente menor que el llamado período neoliberal (2000-2006). Es importante señalar que el Estado entre el 2009-2016 ha invertido en salud (7%) y educación (15%) con respecto al GPT, por lo que se desprende que el gobierno de la Rafael Correa destinó mayores recursos hacia otros sectores, no menos importantes que el agropecuario.

Como se observa en la figura 12, la tasa de crecimiento anual del gasto público en el sector agropecuario ha sido muy irregular, y responden en muchos casos, a la variación de la inversión pública, como en el año 2001, cuando las inversiones se disparan al 498% y empieza la economía a tener signos de recuperación luego de la severa crisis ya conocida por todos. Otro momento se da en el 2008 cuando la inversión pública se duplica gracias a un marcado crecimiento económico debido al incremento de los ingresos permanentes (tributos) y no permanentes (exportaciones del petróleo). En resumen, aunque en valores absolutos la inversión pública de un período a otro pasó de USD 6.625 millones a USD 21.354 millones, las tasas de crecimiento promedio fueron de 76% y 15% respectivamente.

Figura 11
El gasto público agrícola en relación al gasto público total

Fuente: Banco Central del Ecuador, boletines estadísticos mensuales
No. 1868, octubre 2007; 1930, diciembre 2012; y 1986, agosto 2017

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Figura 12
Evolución de las tasas de crecimiento del gasto público agrícola

Fuente: Banco Central del Ecuador, boletines estadísticos mensuales
No. 1868, octubre 2007; 1930, diciembre 2012; y 1986, agosto 2017

A pesar de los esfuerzos que ha realizado el gobierno actual por transformar el agro a través de la creación de las Escuelas de la Revolución Agraria, entrega de activos productivos (tierra y agua) a asociaciones de pequeños productores, seguro agrícola, investigación tecnológica, entre otros servicios (lo cual se demuestra en los montos de inversión pública de los últimos 6 años), los problemas que viene arrastrando este sector, producto del modelo neoliberal imperante en el país desde mediados de los años 90 hasta el 2006, cuando se entregó a manos privadas el manejo de los servicios estratégicos como la asistencia técnica, transferencia de tecnología, y peor aún, el manejo de las políticas públicas, terminaron por profundizar las diferencias entre los grandes agro negocios (agro exportación) y las economías familiares de subsistencia.

La importancia que tiene en una economía la inversión pública en agricultura se demuestra a través del "Índice de Orientación Agrícola" (IOA), que es el resultado de la relación porcentual del gasto público agropecuario respecto al gasto público total, entre la relación porcentual del PIB agropecuario respecto al PIB total. Cuanto más elevado es el índice, más estrechamente se corresponde el gasto en la agricultura con la aportación de ésta en el PIB.

Según la FAO, un IOA de 1 significa que los montos de los recursos destinados al agro son proporcionalmente iguales a la participación de la agricultura en la economía nacional. También se puede decir que cuando el ÍOA es menor a la unidad, significa la poca importancia que el Estado otorga al sector.

Figura 13
Índice de orientación agrícola

Fuente: Banco Central del Ecuador, boletines estadísticos mensuales
No. 1868, octubre 2007; 1930, diciembre 2012; y 1986, agosto 2017

En los últimos 17 años el IOA en el Ecuador es significativamente inferior a la unidad. Es decir, el presupuesto público destinado al sector agropecuario fue proporcionalmente inferior al aporte que entrega la agricultura al PIB nacional. En promedio, el IOA del Ecuador ha sido del 0.21, por lo que se puede deducir que el gasto que hace el Gobierno en el sector agrícola no expresa su importancia con respecto a la contribución del sector agropecuario al PIB. Dicha importancia en el periodo 2007-2016 apenas fue de 0,18 en promedio, incluso menor al 0,25 en el período 2000-2006, lo cual explica que, para el anterior gobierno, el gasto público agropecuario no tuvo la importancia que este sector representa para la economía nacional.

4. Conclusiones

Si en otros sectores de la economía se han logrado cambios positivos para la sociedad en su conjunto, por lo que el gobierno anterior la dio en llamar la “década ganada”, en el sector agropecuario y rural, lamentablemente no es igual, pues los resultados mostrados, claramente nos dicen que existen indicadores que se han mantenido y en otros casos se han agravado, en especial para pequeña agricultura familiar de subsistencia, el abastecimiento nacional y la seguridad alimentaria. Por lo tanto, la deuda con el sector agrícola se mantiene en pie, realidad que varias veces la ha reconocido el ex presidente de la república.

El IOA lo dice todo: año tras año descendió. Es de esperar que el actual gobierno considere los resultados de esta investigación, para diseñar e implementar políticas públicas consensuadas con los diferentes actores involucrados en la temática para revertir la situación descrita, primero con un real y técnico diagnóstico del sector, de tendientes a mejorar la productividad, que redunde en mejoras en las condiciones de vida de los pequeños y medianos productores agropecuarios, principalmente.

Los resultados para el sector agrícola han generado mayor migración campo-ciudad, bajos rendimientos en casi todos los productos agropecuarios, insignificante asistencia técnica y capacitación para los pequeños productores, insuficiente crédito, etc.

El índice de Gini del acceso al recurso productivo “tierra” para el año de 1954 fue de 0.86, medio siglo más tarde, al año 2001 había descendido a 0.80. Es muy probable, aunque no se puede afirmar con total seguridad, ya que no se cuenta con información para poder calcular el índice de Gini ahora, que este indicador no haya variado, es decir que las condiciones sigan siendo las mismas después de 60 años.

En fin, seguimos un modelo que mantiene intacta la estructura de propiedad del recurso suelo, donde unos pocos productores tienen en propiedad el pedazo más grande y más productivo de la tierra potencialmente apta para agricultura. Como ejemplo, las UPAs menores a 3 ha son el 52.78% del total nacional, pero apenas representan el 3.52% del total de la superficie cultivada del país; mientras que las UPAs de más de 50 ha son el 6.41% del total, pero concentran el 60.72% del área cultivada a nivel nacional.

A pesar de que existen todavía secuelas de este modelo perverso, el sector agrícola es tan generoso que en los últimos 17 años aportó con 8,4% del PIB total, contribuyó con el 34% de las divisas que necesita el Ecuador para sostener la dolarización y genera empleo al 25% de la población económicamente activa (PEA). Por ello es importante que el Estado, sin descuidar la educación, salud, vialidad, etc. donde han sido visibles los cambios positivos, mantenga constante o incremente las inversiones en este sector estratégico a través de un mayor gasto público, no solo corriente, sino fortaleciendo el sistema financiero público, atrayendo la inversión extranjera directa y mejorando el clima de cooperación bilateral y multilateral para el desarrollo agrícola y rural, especialmente no reembolsable, con el firme propósito de reducir los índices de pobreza rural, inseguridad alimentaria y de bajos ingresos familiares, especialmente de los pequeños productores agrícolas.

Es necesario, además, como política de Estado, revertir la tendencia del paradigma neoliberal que implica destinar más recursos al pago de la deuda externa que a la inversión social.  En palabras del anterior presidente y de la propaganda oficial, “poner al ser humano por encima del capital” significa destinar más recursos públicos para apoyar a los productores pequeños del campo que hacen posible el abastecimiento de alimentos para las ciudades. Los últimos datos disponibles dan cuenta de que el gobierno anterior está siguiendo las mismas orientaciones de la partidocracia del pasado, o de la “larga y obscura noche neoliberal”. 

Las cifras del año 2016 demuestran que el gobierno destinó 5.549 millones a la salud y educación y al servicio de la deuda pública 8.134 millones de dólares. Incluso si a ese gasto en salud y educación se suma lo que se destinó al apoyo agropecuario (295 millones) el resultado final es inferior al servicio de la deuda.

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1. Magister en Economía Agrícola y Desarrollo Rural por la Universidad Central del Ecuador. Docente titular de la Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Guayaquil, Ecuador. sergio.pinop@ug.edu.ec

2. Magister en Negocios Internacionales y Gestión de Comercio Exterior por la Universidad de Guayaquil.  Docente titular de la Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Guayaquil, Ecuador. hermes.aguilara@ug.edu.ec

3. Magister en Administración de Empresas por la Universidad de Guayaquil. Docente titular de la Facultad de Ciencias Administrativas, Universidad de Guayaquil. galo.apolol@ug.edu.ec

4. Magister en Finanzas y Proyectos Corporativos por la Universidad de Guayaquil. Docente contratada de la Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Guayaquil, Ecuador. lila.sisalemam@ug.edu.ec


Revista ESPACIOS. ISSN 0798 1015
Vol. 39 (Nº 32) Año 2018

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