ISSN 0798 1015

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Vol. 39 (Nº 46) Año 2018. Pág. 6

Autoestima: Desarrollo de la autonomía personal en estudiantes del área técnica

Self-esteem: Development of personal autonomy in students in the technical area

MORENO Hernández, María Elena 1; TEZÓN, Mariana Inés 2; RIVERA, Tania Elena 3; DURAN, Sonia E. 4; PARRA Márgel Alejandra 5

Recibido: 21/05/2018 • Aprobado: 04/07/2018


Contenido

1. Introducción

2. Metodología

3. Resultados

4. Conclusiones

Referencias bibliográficas


RESUMEN:

El objetivo del estudio fue determinar la Autoestima en los jóvenes que integran el Centro Educativo de Capacitación Laboral (CECAL). Su diseño es descriptivo. La muestra 43 participantes de sexo masculino. Se aplicó una encuesta con escala tipo Lickert de 4 puntos: escala “ASÍ-CON-VIDA”, los datos se analizaron a través de estadística descriptiva, distribución de frecuencias y análisis correlacional de Pearson. Los resultados indican una significativa correlación positiva entre la Autoestima y sus dimensiones, se corrobora la hipótesis del estudio.
Palabras clave: Autoestima, Autonomía, Excluidos

ABSTRACT:

The objective of the study was to determine self-esteem in the young people that make up the Educational Training Center (CECAL). Its design is descriptive. The sample shows 43 male participants. A 4-point Lickert type scale survey was applied: scale "ASÍ-CON-VIDA", the data was analyzed through descriptive statistics, frequency distribution and Pearson correlation analysis. The results indicate a significant positive correlation between self-esteem and its dimensions, corroborates the hypothesis of the study.
Keywords: Self-esteem, Autonomy, excluded.

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1. Introducción

La educación formal en el recinto educativo y la educación informal obtenida a través de los grupos sociales, supone para el individuo su incorporación a la sociedad, de ésta adquiere lenguaje, costumbres, conocimientos y normas morales vigentes en ella. La dimensión social es parte del mismo proceso personal antes mencionado. Es responsabilidad de la sociedad organizada educar a los ciudadanos para la participación; y uno de los medios es a través del sistema educativo, el cual no puede satisfacerse con reunir a los individuos haciéndolos obedecer a valores comunes forjados en el pasado.

Debe responder sobre todo a las necesidades sociales e individuales del momento. La UNESCO (1996, p.64) lo interpreta de la siguiente manera: “El sistema educativo tiene por misión explícita o implícitamente preparar a cada persona para participar activamente durante toda la vida en un proyecto de sociedad”. Por consiguiente, la educación es un hecho definitivamente humano que le facilita a cada persona los medios para modelar libremente sus cualidades y capacidades creativas, ya que tiene como misión promover el desarrollo continuo de la persona, responsabilizándose de sí misma y participando en los diferentes contextos donde se desarrolla su existencia de manera autónoma.

Relacionado a lo anterior, la participación de las personas en los diferentes contextos está orientada a satisfacer la necesidad de contacto, de relacionarse con el entorno. En los primeros años de existencia la relación está determinada y modelada por la familia, luego en la escuela tiene la oportunidad de establecer unas relaciones sociales más amplias; en las que el niño va conociéndose y fortaleciendo sus contactos, adquiriendo de esta manera los recursos teóricos y prácticos para su formación; que en el futuro son el fundamento de su participación en la sociedad, siempre y cuando logre desarrollar satisfactoriamente este proceso.

En tal sentido, Satir (2002, p.45) afirma que “las relaciones humanas positivas y la conducta adecuada y amorosa tiene su origen en personas con fuerte sentimiento de autoestima”. Cuando este sentimiento de valía personal no es fortalecido desde la familia, el joven se desvaloriza y de igual manera desvaloriza a su entorno, adoptando conductas inadecuadas para su desarrollo personal y su relación social.

En el mismo orden de ideas, Barroso (1998) describe a la autoestima, como la experiencia del individuo de sí mismo, en contacto con lo que está sucediendo con él.  Esa experiencia del sí mismo   se realiza dentro de un contexto, es decir, dentro de un campo de fuerzas: una serie de elementos integrados en una totalidad diferente que proporciona actualidad, espacialidad, originalidad y creatividad a la experiencia total, haciéndola   diferente a cualquier   otra experiencia. Sólo si la experiencia queda incluida en ese nuevo sistema, puede tener sentido para el individuo y dirigirse hacia objetivos propios.

La Autoestima es la energía que nos posibilita el conocimiento de nuestras necesidades para valorarnos y amarnos más como seres individuales y diferentes, pero al mismo tiempo, igual a todos los demás, en muchos sentidos; así podemos amar y valorar a los demás, enfrentando la realidad de manera más adecuada.

En el caso particular de la población adolescente en entrevistas realizadas, explorando sobre las causas que han originado su condición de excluido de los contextos educativos, éstos han argumentado situaciones socio-económicas, problemas personales, problemas de salud y de adaptación a la escuela, expresan el no saber para qué es importante estudiar: Se nos presenta, pues, un grave problema de exclusión tanto para los desertores escolares como para los menores de edad que han culminado estudios básicos y secundarios.

De hecho, los inconvenientes sociales, el deterioro de la familia como estructura nuclear encargada de fortalecer al individuo en los primeros años de vida y las situaciones de deterioro del sistema educativo, favorecen que el joven abandone el contexto educativo a muy temprana edad sin haber culminado su preparación académica, representando una desventaja comparativa al no estar preparados para las exigencias que le demanda el contexto personal, familiar y laboral.

Duran, Prieto y Garcia, (2017) han considerado los antecedentes en la familia de origen de estos estudiantes, como el reflejo de los problemas de autoestima, puesto que en muchas ocasiones, se manifiestan en este contexto,  ausencias de cariño y realimentación emocional positiva, presiones económicas; entre otras, aunado al hecho de no haber buscado ayuda o soporte emocional anteriormente, que desde la universidad se han creado programas y procesos grupales y particulares, en virtud de dar respuesta en forma rápida y efectiva a estas situaciones planteadas, y que afecta de forma muy particular a los estudiantes.

De acuerdo a lo antes caracterizado Barroso, (1998, p.51); expresa: “Cuando el individuo se desvaloriza y bloquea sus capacidades, éste se siente confundido, vacío e insatisfecho, y con dificultades para su participación en sus contextos”. La condición de excluido está determinada por la imposibilidad que manifiesta el joven para continuar su proceso de formación, hasta llegar a la edad adulta y acceder satisfactoriamente al contexto educativo o laboral. Esta situación trae consigo una carga emocional, que no favorece la estimación y la valía personal, además, de la necesidad frustrada del sentido de pertenencia y aceptación por un grupo social.

Lo cual en opinión de Duran, Garcia, Parra, Garcia y Hernandez (2018) un individuo suele enfrentar problemas de estrés en su vida cotidiana producto de los retos y problemas que se presentan en la dinámica de su vida familiar y social, exigiéndole un esfuerzo continuo de adaptación, así como de enfrentamiento,, lo cual incide directamente en su autoestima.

Por lo antes descrito, es evidente la importancia que tiene el fortalecer desde temprana edad el sentimiento de auto valoración. En este sentido, las teorías pioneras de los estudios del “sí mismo”, apuntan a la importancia de que el individuo logre un conocimiento cada vez mayor de sí mismo, que le permita alcanzar un desarrollo y madurez adecuados para su satisfacción personal en los subsistemas donde convive, para dirigir y hacerse cargo de su propia vida y actuar dando lo mejor de sí. En la medida en que el individuo tome decisiones para modificar conductas no adecuadas y realizar actividades orientadas hacia su desarrollo personal, tendrá la posibilidad de una realización social más satisfactoria para él y su entorno.

Además, Satir, (1991, p.56) tiene la convicción que “el sentimiento de autoestima se aprende en el seno familiar, la autoestima tiene su origen exclusivo en la familia. Pero el aspecto positivo de la autoestima es que puede ser remodelada en cualquier edad”. Es evidente la importancia de que el individuo reconozca que  a través de la educación puede desarrollar todas los recursos, que como ser humano guarda en sí, fortaleciendo la valía personal y la autoestima; elemento principal para responsabilizarse de su intervención y comprometerse a la construcción de los contextos donde se desarrolla su existencia.

Hernandez, et al. (2018), sostienen que existen puntos afines que orientan al reconocimiento de patrones conductuales dirigidos hacia la asunción de responsabilidades que conlleven al bienestar del individuo, y de la comunidad, en un espacio específico y que, además, su funcionamiento depende de las relaciones que se establecen y del sentido de pertenencia que se genera; para así satisfacer necesidades objetivas e intereses comunes

A tenor de lo anterior,  se presume que existe una relación entre la autoestima o energía que nos posibilita el conocimiento de nuestras necesidades para valorarnos y amarnos; y la autodeterminación, para realizar actividades orientadas hacia el logro de metas que conduzcan a una realización personal y social más satisfactoria para el individuo y su entorno.  

Sobre la base de lo antes expuesto surge el propósito de esta investigación, como cuestión de interés social desde el centro de capacitación laboral, lo que viabiliza la formulación y sistematización de la trama situacional objeto de estudio, y que condujo a la estructura de la siguiente pregunta de investigación: ¿Cuál es la autoestima de los jóvenes integrados a CECAL, en el subsistema “sí mismo”, en el subsistema “contexto” y en los “objetivos de vida”?

1.1. Desarrollo de la autoestima

En esta sección se discutirán los aspectos esenciales sobre Autoestima, considerando el desarrollo de la autonomía personal como producto de este mismo proceso de crecimiento y formación; propiciado en los centros de capacitación laboral.  Todo ello dentro de la integración teórica que se estimó pertinente a partir de los aportes de Barroso (2015) Satir (2002), Frankl (1992), Covey (1997), entre otros. Con el propósito de contextualizar el estudio sobre la base de modelos que permitan una comprensión del tema del desarrollo de la autoestima en la población referida.

Cuando se habla de autoestima, comúnmente se hace referencia a la apariencia de las personas, respecto al tipo de ropa, calzado y su aspecto exterior, que muestra  indicios de poseer bienes materiales, lo cual se relaciona con el éxito y pareciera un indicador de tener autoestima, lo que se considera en algunos casos un modelo a seguir.  Sin embargo, para Barroso (2015),” la autoestima se entiende en lo privado, en lo más íntimo, en eso que llaman el “yo interior”. La conciencia de sí mismos, la energía que se cultiva y se irradia para vivir una vida con sentido.”

A continuación, se exponen la posición filosófica de Kierkegaard (1813-1855), que desarrolla las siguientes ideas sobre la existencia del hombre: El individuo es único, vive solamente esta única vez. En tal sentido marca una gran responsabilidad del individuo sobre su propia vida. Fundamenta sus creencias, en que es la existencia de cada uno la que es esencial. Cuando el ser humano actúa, y especialmente cuando toma importantes decisiones, es cuando se relaciona con su propia “existencia”.

Así pues, Kierkegaard, opinaba que existen tres actitudes vitales diferentes. Él utiliza la palabra fases para marcar que se puede vivir en las fases inferiores y de pronto dar el “salto” hasta una fase superior. Pero mucha gente puede vivir en la misma fase toda la vida. Las llamó “fase estética” (vivir el momento y conseguir el placer) vivir totalmente en el mundo de los sentidos; “fase ética” (lo esencial es que uno elija tener una actitud ante lo que es “correcto o equivocado), vivir con criterios morales, en esta fase puede ocurrir un cansancio, que puede producir el paso a la fase anterior o pasar a una fase superior llamada “fase espiritual” se caracteriza por una profundidad en la fe y consolidación del individuo.

El estudio de la autoestima ha sido de gran interés para muchos filósofos e investigadores, quienes han brindado un aporte a la noción universal de este concepto, tan importante en la vida de todo ser humano para su oportuno desenvolvimiento en las relaciones con su entorno.

De igual modo,  Allport (1897 – 1967), (citado por Barroso, 1998, p.45), habla del sí mismo desde una perspectiva global. Él lo considera la zona central, íntima, cálida de la vida y que desempeña un papel primordial en la conciencia, en la personalidad y en el organismo. Él se refiere a la autoestima como parte de un todo, evolucionando progresivamente y constituyendo “el propio”, la raíz de la consistencia que señala actitudes intenciones y evaluaciones. “El propio” es la convicción del individuo de querer ser algo por sí mismo que lo hace diferente a los otros individuos. Incluye sensaciones corporales pensamientos, esfuerzos y los conceptos de autoimagen, autoidentidad, autoextensión y autoestima. “El propio” no nace con la persona, sino que va evolucionando poco a poco hasta alcanzar la edad madura.

En el mismo orden de ideas, Carl Rogers (1902 – 1987), habla del sí mismo como una configuración experimental, compuesta por los valores que el individuo le atribuye a esas percepciones. Es una totalidad integrada, disponible a la conciencia. El sí mismo se convierte en el organizador de experiencias. (Dicaprio, 1995, p.322).

A tenor de lo expresado, por los teóricos se puede señalar que el desarrollo de la autoestima se produce a través de la maduración, el aprendizaje y la continua interacción del individuo con su medio. Esta interacción se ve favorecida con la adquisición de nuevas destrezas y capacidades del individuo, aunada a una mayor comprensión del mundo y al incremento de sus capacidades para enfrentarse a él, construyendo de esta manera la experiencia.

En el mismo orden de ideas, Satir (2002), señala que el autoestima y el sentimiento de aprecio del sí mismo es aprendido dentro del seno familiar, siendo ésta la fuente primordial a través de la cual el niño recibe las primeras experiencias infantiles que facilitan el percibirse a sí mismo y  diferenciarse de su ambiente. Llegamos al mundo con un conjunto específico de atributos, con un grupo único de variables seleccionadas del sin fin de posibilidades que caracterizaron a las personas que nos precedieron.

El aspecto positivo de la autoestima es que puede ser remodelada en cualquier edad; una vez que el individuo descubra que está desvalorizado, se muestra dispuesto a reconocer esta situación y dispuesto a cambiar, puede alcanzar una elevada autoestima. (Satir, 1991), No obstante, todos los pensadores hasta aquí señalados, formalizan las base teórica para lo planteado por Barroso sobre la autoestima. Barroso (1998, p.49) asume la Autoestima como un sistema total, compuesto por dos subsistemas, bien definidos y estructurados: el “sí mismo” y el “contexto”. Ambos están interrelacionados entre sí y se implican mutuamente. Para orientar cada acción, cada movimiento, cada cosa que el individuo hace durante el día, tienen por detrás como motivador una necesidad. Es un mecanismo fisiológico a través del cual el organismo vivo hace contacto con el mundo externo y se organiza para producir energía. 

Barroso (1998, p.258), concluye afirmando que todas estas necesidades pudieran reducirse a una sola esencial: la necesidad de hacer contacto. El organismo dotado de innumerables recursos y mecanismos busca hacer contacto. Contacto es necesidad, comer, dormir, comunicarse, tocar, mirar, enseñar, aprender, oír música, hacer el amor, expresar sentimientos. La necesidad de contacto es intrínseca al organismo. Es centro y punto de partida, fuente de toda energía.

A modo de explicar la propuesta del autor, se tiene que el sí mismo, suficientemente diferenciado a través del contacto, en cuanto a sus necesidades y capacidades, es dirigido por la autoestima hacia el estar incluido en el contexto individual, quedando todos los elementos de ese sistema relacionados intrínsecamente con las necesidades y capacidades individuales: Valoración Personal, Manejo de Riesgos, Comunicación, Manejo de Diferencias.

En relación a lo anterior, la dinámica del desarrollo de la autoestima se fundamenta en el principio básico de que en toda vida hay etapas secuenciales de crecimiento y desarrollo. Donde todos los pasos son importantes y requieren su tiempo; de tal manera que, por ninguna condición es posible saltarse alguno de estos procesos. El Crecimiento es energía, necesidad y contacto. La energía existe en el universo, en los átomos, en las células. La energía, de la cual hablamos le pertenece al organismo; por el hecho de estar vivo. Él la produce, almacena, organiza y distribuye según sus propias necesidades (Barroso, p.1998).

La libertad de elegir incluye los privilegios que nos singularizan como seres humanos. Además de la autoconciencia, tenemos imaginación, capacidad para ejercer la creación en nuestras mentes, yendo más allá de la realidad presente. Tenemos conciencia moral, una profunda percepción interior de lo que es correcto o incorrecto, de los principios que gobiernan nuestra conducta, y de la medida en que nuestros pensamientos y acciones están en armonía con dichos principios (Covey,1997). Además, tenemos voluntad independiente, capacidad para actuar sobre la base de nuestra autoconciencia, libres de cualquier otra influencia (Martínez-Antón, Vázquez, Cava, 2007).

De todas formas, para Covey (1997) existen muchas dimensiones del crecimiento. El hecho de que se alcance total maduración física, por ejemplo, no necesariamente nos asegura una simultánea madurez mental o emocional. Por otro lado, la dependencia física no significa que una persona sea mental o emocionalmente inmadura. De acuerdo con Garcia, Duran, Parra y Márceles (2017), esto va en función de los valores intrínseco, los cuales independiente de sus consecuencias, pueden incidir en el autoestima. Desde esta perspectiva, esos valores intrínsecos son un sistema de principios y de juicios compartidos por los conceptos y las creencias culturales, religiosas y filosóficas, lo que determina si algunas acciones dadas son correctas o incorrectas. Estos conceptos son generalizados y codificados a menudo por una cultura o un grupo; sirven así para regular el comportamiento de sus miembros.

En este sentido, y siguiendo con Covey (1998) se estima que nosotros somos los instrumentos de nuestra propia ejecución, y para ser efectivos debemos reconocer la importancia de dedicar tiempo regularmente a afilar la sierra en las cuatro dimensiones.

La primera, la dimensión física supone cuidar efectivamente nuestro cuerpo físico: comer el tipo correcto de alimentos, descansar lo suficiente y hacer ejercicio con regularidad. Un buen programa de ejercicios puede llevarse a cabo en casa, y permite atender tres áreas del mantenimiento corporal: la resistencia, la flexibilidad y la fuerza desde el punto de vista físico.

Cuando se actúa sobre la base del valor del cuidado del cuerpo, el paradigma de la autoestima, la autoconfianza y la autonomía se ven profundamente desarrollados positivamente. Además, la renovación de la dimensión espiritual proporciona liderazgo a nuestra propia vida. La dimensión espiritual es nuestro núcleo, nuestro centro, el compromiso con nuestro sistema de valores, un área muy privada de la vida, de importancia suprema. La idea es que cuando dedicamos tiempo a sumergirnos en el centro del liderazgo de nuestras vidas, en lo que la vida es en última instancia, ese centro se despliega como un paraguas y cubre todo lo demás. Nos renueva, nos refresca, sobre todo si volvemos a comprometernos con él.          

Se destaca que la última, la dimensión mental, en su mayor parte, nuestro desarrollo mental y nuestra disciplina para el estudio provienen de la educación formal. Pero en cuanto nos libramos de la disciplina exterior de la escuela, muchos dejamos que nuestras mentes se atrofien. Abandonamos la lectura seria, no exploramos con profundidad temas nuevos que no se refieren a nuestro campo de acción, dejamos de pensar analíticamente y de escribir, por lo menos, ya no escribimos con sentido crítico o de un modo que ponga a prueba nuestra capacidad para expresarnos con un lenguaje depurado, claro y conciso. Una alternativa, es la educación continuada, que sin cesar pule y amplía la mente es una renovación mental vital.

A veces supone la disciplina externa del aula o programas de estudio sistematizados; más a menudo no lo hace. Las personas proactivas pueden imaginar muchos modos de educarse. Resulta extremadamente valioso planificar y revisar para que tomar distancia respecto de su propio programa, y lo examine. Ésa es para mí la definición de la educación humanística: la capacidad para examinar los programas de la vida, en el marco de otros paradigmas, y de los interrogantes y propósitos de mayor alcance. El adiestramiento, sin una educación de ese tipo, estrecha y cierra la mente, pues los supuestos subyacentes de ese mismo adiestramiento nunca son objeto de examen. Por ello, es tan valioso leer con amplitud y exponerse a los grandes pensadores.

No hay ningún modo de pasar una hora que pueda compararse con la victoria privada cotidiana, en términos de valor y resultados. Influye en todas las decisiones y relaciones. Mejora extraordinariamente la calidad, la efectividad de todas las otras horas del día, e incluso la profundidad y el descanso del sueño. Otorga la fuerza a largo plazo física, espiritual y mental que nos permite afrontar con éxito los desafíos difíciles de la vida.

La dimensión social / emocional,centrados en los principios del liderazgo interpersonal, la comunicación empática y la cooperación creativa. Está ligadas entre sí porque nuestra vida emocional se desarrolla a partir de nuestras relaciones con los otros, y en ellas se manifiesta. Podemos hacerlo en nuestras interacciones cotidianas normales con las otras personas, pero sin ninguna duda requiere ejercicio cotidiano en los diversos espacios donde desplegamos nuestra existencia.

Duran, Garcia y Parra (2018) sostienen que parte de la autonomía es el proyecto de vida individual y colectiva, el cual se diseña a través de valores, los cuales pueden estar ligados a aspectos culturales y vivencias personales, aunque las diversas trayectorias individuales, sociales o profesionales, la diferencia de informaciones percibidas por cada uno, entre otros aspectos, conducen a no tener la misma percepción del mundo.

Finalmente, “la autoestima: desarrollo de la autonomía personal”, se logra en una relación continua en la cual se puede observar cómo se cimienta y fortalecen de manera integrada el desarrollo de las capacidades humanas. Las mismas están organizadas de una forma secuencial, es decir, la actual siempre supone la anterior, no en forma rígida pero sí jerárquica. La autoestima es una energía que fluye y se mueve. No es estática, es dinámica. No camina en línea vertical ascendente, sino más bien en una línea ondulada espiral, como todo lo que posee ritmo.

Se cimienta en el propósito personal de lograr la coherencia, cerrando situaciones incompletas y permitiendo el crecimiento armónico e integral, a través de los mecanismos de retroalimentación, el cual es esencial para el desarrollo de la autoestima que se fundamenta en el principio básico de que en toda vida hay etapas secuenciales de crecimiento y desarrollo. Donde todos los pasos son importantes y requieren su tiempo y propósito personal, el desarrollo no es espontaneo; de tal manera que, por ninguna condición es posible saltarse alguno de estos procesos. 

Este desarrollo del potencial específicamente humano tiene que ver con el autodominio, el cual se logra fortaleciendo procesos de responsabilidad con nuestras propias vidas, es decir, nuestra conducta en función de nuestras decisiones, no de nuestras condiciones. Por lo tanto, lograr los compromisos con nosotros mismos y con los demás, la integridad con que los mantenemos es la esencia de nuestra vida. En tal sentido, se trata de la capacidad de elegir y tomar decisiones para después dar la contribución singular que a uno le corresponde realizar.

2. Metodología

El paradigma que conduce principalmente la presente investigación es positivista, la concepción epistemológica estuvo centrada en el enfoque cuantitativo.

La investigación es de tipo cuantitativa  descriptiva-correlacional, no experimental, transversal,  la población estuvo conformada por cuarenta y tres (43) participantes con edades comprendidas entre 16 y 22 años.

La recolección de datos, se hizo a través de una encuesta con escala tipo Likert. Para determinar la confiabilidad se utilizó el método de Coeficiente Alpha de Crombach, obteniendo una confiabilidad de 0.82 lo que revela alto grado de congruencia. 

Los datos se presentan en tablas, las mismas sustentadas en un baremo de interpretación, lo cual facilitó el análisis del comportamiento de la variable, en el contexto seleccionado, permitiendo lograr las conclusiones que se presentan.

3. Resultados

El análisis de los datos se hizo a través de la estadística descriptiva, los mismos fueron procesados a partir del baremo presentado seguidamente, este se construyó sobre la base de las puntuaciones utilizadas en la escala, la cual va de 1 a 4, ubicándose en los rangos nivel bajos (43-64) con promedio de 1, nivel medio bajo (65-107) con promedio de 2, nivel medio alto (108-150) con promedio de 3, y nivel alto (151-172 ) con promedio de 4.

Tabla 1
Subsistema sí mismo, subsistema contexto y objetivos de vida

Fuente: Elaboración propia (2018)

La tabla 1, muestra los resultados del   subsistema sí mismo, sub-sistema contexto y objetivos de vida; para lo cual se les aplico las medidas estadísticas demostrando un nivel de frecuencia en el subsistema sí mismo de los jóvenes se perciben en el nivel medio alto con un 89.7%, sus respuestas estuvieron concentradas en este nivel,  lejos del nivel  alto y del nivel bajo. Con el objeto de comprobar los datos obtenidos en la frecuencia de nivel se realizaron pruebas de estadística descriptiva, en las cuales se evidencia la tendencia central de la muestra, concentrada en el nivel medio alto, con una dispersión de .32 lo que indica que los sujetos se dispersan alrededor de las puntuaciones de 2.61 a 3.25, ambos interpretados como niveles promedio alto en la variable.

Por consiguiente al analizar la frecuencia del Subsistema Contexto, se observó en la distribución de la frecuencia que los jóvenes en una mayoría significativa de un 74.1% se perciben en el nivel medio alto  con tendencia poco significativa al nivel medio bajo y muy lejos del nivel alto y ninguno se calificó en el nivel bajo.

Con el objeto de comprobar los datos obtenidos en la frecuencia de nivel se realizaron las pruebas de estadística descriptiva, en las cuales se evidencia la tendencia central de la muestra, concentrada en el nivel medio alto, con una dispersión de .46 lo que indica que los sujetos se dispersan alrededor de las puntuaciones de 2.32 a 3.24, ambos interpretados como niveles promedio alto en la variable, que significa poco índice de variabilidad en la distribución.

Finalmente, al analizar el nivel de la frecuencia de  los Objetivos de Vida,  se observó que los jóvenes de la muestra se perciben en un nivel medio alto con  un 59.0%, sus respuestas estuvieron centralizadas en este nivel, lejos del nivel alto y  bajo.

En las pruebas de estadística descriptiva, se evidencia la tendencia central de la muestra, concentrada en el nivel medio alto, con una dispersión de .74 lo que indica que los sujetos se dispersan alrededor de las puntuaciones de 2.16 a 3.64, ambos interpretados como niveles promedio alto en la variable, que significa poco índice de variabilidad en la distribución.                        

Tabla 2
Variable autoestima

Fuente: Elaboración propia(2018)

En la tabla anterior se observa que la mayor frecuencia de las respuestas de los participantes se encuentra localizada en el nivel medio alto, es decir, ellos se perciben en este nivel. En las pruebas de estadísticas descriptivas, se evidencia la tendencia central de la muestra, concentrada en el nivel medio alto, con una dispersión de .26 lo que indica que los sujetos se dispersan alrededor de las puntuaciones de 2.63 a 3.19, ambos interpretados como niveles promedio alto en la variable, que significa poco índice de variabilidad en la distribución

Tabla 3
Correlaciones de la autoestima  y sus dimensiones

Fuente: Elaboración Propia (2018)

Al estudiar el coeficiente de correlación  entre la variable Autoestima con sus dimensiones, se puede observar una correlación significativa y positiva  entre los subsistemas sí mismo y contexto y objetivos de vida. Además entre las dimensiones se observa una correlación significativa y positiva entre el subsistema sí mismo con el subsistema contexto, y entre el sí mismo con objetivos de vida.

4. Conclusiones

Después de haber hecho el análisis de los resultados del presente estudio, se evidenció que existe una correlación significativa y positiva  entre las dimensiones de la variable. Los resultados sobre la variable Autoestima arrojaron que el joven integrado el Centro Educativo de Capacitación Laboral (CECAL), se percibe en un nivel medio alto en el desarrollo de la misma.

En tal sentido, posee un potencial con relación a sus competencias individuales: valoración personal, manejo de riesgo, comunicación y manejo de diferencias, importante para el desarrollo de las capacidades del subsistema sí mismo.

Los procesos de ubicación, identificación, relación y socialización se encuentran de igual manera buscando su consolidación y armonía para lograr apropiarse del subsistema contexto. En cuanto los objetivos de vida evidencian el poder fijarse metas claras de proyecciones a corto plazo en sus estudios, logrando así la autonomía necesaria para desarrollarse como ser social y al mismo tiempo individuo capaz movilizarse para su desarrollo y logro de metas.   

Finalmente, aun cuando nuestra sociedad no ha desarrollado los mecanismos e instituciones destinados a atender el problema de la transición de la escuela a la vida adulta de los jóvenes que no prosiguen la educación superior. Actualmente, los jóvenes, cuando hace contacto con su realidad circundante y se siente desubicado con relación al espacio y el tiempo, busca la satisfacción consiente de sus necesidades, desplegando su energía para buscar  alternativas más acordes  a su contexto personal que en este caso  lo condujo a  integrarse al CECAL.

Se cumple de esta manera lo que para Covey (1998), es el desarrollo de un hábito: el conocimiento de su condición personal para el uso de los cuatro dones humanos únicos: autoconciencia, conciencia, imaginación y voluntad independiente; desentrañando las capacidades para buscar alternativas y el deseo de hacerlo responsabilizándose de su propia experiencia. Barroso (1998) lo explica diciendo que el organismo hace contacto con el mundo externo, se apropia de lo que necesita, lo desestructura, lo procesa, lo organiza y lo incorpora a su propio ser  ocasionándose el crecimiento y el desarrollo de la autonomía personal.

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1. Doctora en Ciencias de la Educación, Universidad Rafael Belloso Chacín (2007) URBE MSc en Orientación Educativa, La Universidad del Zulia, LUZ(2002), Licenciada en Educación Preescolar, La Universidad del Zulia (1990) LUZ, Docente - Investigadora de la Corporación Universitaria Rafael Núñez. Cartagena de Indias-Colombia. maria.moreno@curnvirtual.edu.co

2. Doctora en Psicología por la Universidad Nacional de San Luis, Argentina (2012) , Magister en Cooperación internacional para el desarrollo (ELACID), Pedagoga de las diferencias (FLACSO), Licenciada en Psicología (Universidad de Buenos Aires). Docente investigadora en Corporación Universitaria Rafael Núñez (CURN), Cartagena de Indias, Colombia. Investigadora Asociada Colciencias. Contacto: mariana.tezon@curnvirtual.edu.co

3. MSc. Psicología Educativa, Universidad Rafael Urdaneta, URU (2009).  Psicólogo, Universidad Rafael Urdaneta, URU, (2006), miembro del equipo de atención al estudiante de la institución Educativa Guzmán Blanco. Zulia- Venezuela. taniaerm@hotmail.com

4. Doctora en Ciencias Gerenciales. Docente–Investigadora, Colombia Soniaduran547@hotmail.com. Orcid Id: 0000-0002-0876-7850

5. Doctorante en formación, Magister en, Psicóloga, Técnica superior universitaria en Educación Preescolar, Docente e investigadora Coorporación Universitaria Latinoamericana. CUL. Barranquilla, Colombia. Correo: Margel.alejandra@gmail.com


Revista ESPACIOS. ISSN 0798 1015
Vol. 39 (Nº 46) Año 2018

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