ISSN 0798 1015

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Vol. 39 (Nº 51) Año 2018. Pág. 14

La influencia del capital intelectual sobre la rentabilidad de las empresas manufactureras ecuatorianas

The influence of intellectual capital on the profitability of the Ecuadorian manufacturing companies

Mariuxi PARDO-CUEVA 1; Reinaldo ARMAS Herrera 2; Ángel HIGUEREY Gómez 3

Recibido: 11/07/2018 • Aprobado: 27/09/2018 • Publicado 22/12/2018


Contenido

1. Introducción

2. Revisión de la literatura

3. Metodología

4. Resultados

5. Conclusiones

Referencias bibliográficas


RESUMEN:

La investigación tiene como objetivo determinar la relación que existe entre el capital intelectual y la rentabilidad económica (ROA) y financiera (ROE) de las empresas manufactureras ecuatorianas en el periodo 2012 – 2016. Se utiliza el modelo de coeficiente del valor añadido (VAIC), para medir la eficiencia del capital intelectual. Empleando un panel de datos y mediante la metodología de errores estándar corregidos para panel que corrige problemas de autocorrelación y heterocedasticidad, se demuestra que el capital intelectual y sus componentes contribuyen de manera efectiva y positiva a la rentabilidad económica y financiera de la empresa.
Palabras clave: Capital intelectual; datos panel; Ecuador; ROA; ROE.

ABSTRACT:

The objective of the research is to determine the relationship between intellectual capital and economic profitability (ROA) and financial profitability (ROE) of Ecuadorian manufacturing companies in the period 2012-2016. The value added intellectual coefficient (VAIC) model is used to measure the efficiency of the intellectual capital. Using a data panel and the panel corrected standard errors methodology, which corrects problems of autocorrelation and heteroscedasticity, it demonstrates that intellectual capital and its components contribute effectively and positively to the economic and financial profitability of the company.
Keywords: Intellectual capital; VAIC; panel data; Ecuador; ROA; ROE

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1. Introducción

La economía del conocimiento se inicia en el pensamiento de Alfred Marshall, cuando en sus Principios de Economía en 1890, declara que el conocimiento es el factor de producción que valoriza por encima de los otros factores clásicos en la creación de bienes y servicios o en la transformación económica (Bueno, 2002). Por lo tanto, se considera a los recursos de naturaleza intangible, reflejados en el capital intelectual (CI), como una de las fuentes principales en la creación de ventaja competitiva sostenible para la empresa y de generación de valor y desempeño futuro de las organizaciones (Edvinsson, 1997; Lev, 2001); así como, el principal activo de las empresas del tercer milenio (Edvinsson y Malone, 1997; Bontis, 1998).

El estudio del CI es un tema prominente en los negocios y las investigaciones; puesto que, está implicado en los desarrollos gerenciales, tecnológicos y sociológicos de una manera previamente desconocida y en gran medida imprevista. Si estos desarrollos son considerados en la nueva economía, en la sociedad de red y en la innovación, el CI se convertirá en un instrumento valioso para la determinación del valor empresarial y el desempeño económico nacional (Petty y Guthrie, 2000).

El CI está basado en el conocimiento o en el intelecto humano y es desarrollado en la organización. En consecuencia, ha sido percibido como un capital oculto o invisible, dado que la contabilidad, con sus principios y prácticas de base jurídica y financiera, no lo considera ni lo refleja en los estados financieros (Bueno, Salmador y Merino, 2008; Inkinen, 2015).

La valoración del CI, se dividen en dos corrientes: la primera se enfoca en la determinación de su valor para su incorporación en los estados financieros, y la segunda, en mejorar su gestión para lograr la creación de valor. En ambas, se realizan múltiples intentos por resolver la dificultad de valuación del CI, debido a los estrictos requisitos de la normativa contable y, en gran parte, a la falta de indicadores fiables que permitan la toma de decisiones a partir del valor que se crea (Demuner, 2017). A pesar de estos inconvenientes, es posible medir la eficiencia del CI a través del modelo Value Added Intellectual Coefficient (VAIC). Esta herramienta proporciona a la administración información sobre el valor de la empresa, rendimiento y competitividad, utilizando indicadores financieros tradicionales.

A partir de estar reflexiones, este estudio proporciona información relevante del capital intelectual, utilizando un método simple para valorar y comprender el CI. Por esta razón, se formula la siguiente pregunta de investigación: ¿De qué manera el capital intelectual, contribuye a mejorar la rentabilidad de las industrias manufactureras del Ecuador en el periodo 2012-2016?

El objetivo de la investigación es determinar la relación que existe entre el CI y sus tres componentes (capital humano, capital estructural y capital relacional) con la rentabilidad económica y financiera, calculada a través del ROA y ROE. Se utiliza el modelo (VAIC) para determinar un valor aproximado de la eficiencia del CI en las industrias manufactureras de Ecuador. Diferentes trabajos han mostrado la relación del modelo VAIC para identificar la eficiencia del CI y creación del valor con la rentabilidad (Hernández, Moreno y Arroyo, 2010; Chu, Chan, Yu, Ng y Wong 2011; Li, Chen, Lui y Chu, 2016; Nimtrakoon, 2015; Prieto y Santidrián, 2016; Villegas, Hernández y Salazar 2017; Rahman, 2012; Pardo-Cueva, Herrera y Rueda- Chamba, 2017).

El desarrollo del artículo se estructura en partes diferenciadas que se señala a continuación: introducción, revisión de la literatura, descripción de datos, variables y metodología, análisis de resultados y finalmente las conclusiones.

2. Revisión de la literatura.

2.1. Definición del capital intelectual

Las empresas orientadas tanto en el CI como en la creatividad gerencial, conocimiento, tecnología e innovación, son más flexibles y proporcionan menos atención a las formas tradicionales de presupuestación de capital, permitiéndoles explotar otras oportunidades del mercado (Tayles, Pike y Saudah, 2007). Por lo tanto, el CI se convierte en un elemento estratégico del nuevo paradigma de la competitividad al convertir a la organización en flexibles en la producción y ágiles en la comercialización (Villarreal, 2003).

En la actualidad, las organizaciones públicas y privadas han dado singular importancia al activo intangible enfocado en el CI. De esta manera, se debe reconocer y valorar estos activos invisibles porque agregan información a los tradicionales indicadores financieros y son utilizados para mejorar la toma de decisiones y demostrar a los usuarios externos su potencialidad (Ruso y Porto, 2015).

Varios son los conceptos que se presentan sobre el CI. Algunos consideran que el  CI es el conjunto de elementos intangibles que surgen del conocimiento individual y organizativo. Incluye al recurso humano, imagen y propiedad intelectual, como un componente clave para generar valor a la empresa y mejorar su competitividad (Hernández, Moreno y Arroyo, 2010; Solitander y Tidstrom, 2010). Está constituido por las competencias que adquiere el empleado en cualquier nivel jerárquico o puesto de trabajo; esto es, qué conocimientos tiene, qué destrezas ha desarrollado y qué actitudes refleja en su desempeño laboral en beneficio de la organización (Sarur, 2013).

También se define como, la acumulación de conocimiento que crea riqueza cognitiva y está constituida por un conjunto de activos intangible o recursos basados en el conocimiento y cuando se combinan con el activo tangible, es capaz de producir bienes y servicios y generar competencias esenciales para la organización (Bueno, Salmador y Merino, 2008).

Se considera al CI como uno de los intangibles que crea valor a la empresa y que se genera a través de la innovación, de las prácticas de organización, recursos humanos o una combinación de estas fuentes, que pueden ser incorporados en los activos físicos y financieros (Lev, 2001).

De las definiciones anteriores se puede rescatar que el CI muestra las siguientes puntualizaciones: 1) es un concepto siempre relacionado con el conocimiento y, además, es asociado a los activos o recursos intangibles y 2) se lo considera como un factor crucial para ayudar a las empresas no solo a crear valor, sino también a sostener su ventaja competitiva.

La naturaleza del CI es subjetiva y por lo tanto está representada por el valor de la empresa que excede de las cifras de los activos que la conforma; en el sentido de que, no sólo su cuantificación sino inclusive su propia caracterización depende de la valoración que las personas la realicen y del propósito que se pretenda con ella (López y Vázquez, 2002).

De la misma manera, es necesario destacar que los usuarios de la contabilidad necesitan información para tomar sus decisiones, que incluyen, los riesgos a que está sometida la empresa, su impacto medioambiental, la responsabilidad social corporativa o la gestión del CI. Estos usuarios desean que dicha información forme parte de los estados financieros; sin embargo, aún no existe una norma contable que ampare la revelación cuantitativa y cualitativa de este tipo de información (Ruso y Porto, 2015), dificultando su valoración debido a los estrictos requisitos de las normas contables para incorporar los activos intangibles en los estados financieros, encontrándose su proceso de valuación y medición aún en debate (Inkinen, 2015; Demuner, Saavedra y Camarena 2017).

El CI puede ser estudiado desde tres perspectivas clásicas que son: el capital humano, el capital interno o estructural y el capital externo o relacional (Sveiby, 2000).

- El capital humano: hace referencia a los recursos intangibles que provienen de las personas involucradas con la empresa; así como, de su experiencia profesional, habilidades, destrezas, talentos motivación, creatividad, conocimiento, inteligencia, compromiso y de su capacidad para resolver problemas (Ordoñez de Pablos, 2004; Suárez y Martín, 2008; Santos, Figueroa y Fernández, 2010).

- El capital estructural: tiene que ver con el capital tecnológico y la infraestructura de la empresa, que son propiedad suya y le proporcionan valor como: tecnología organizacional (rutinas, procedimientos, sistemas y bases de datos), conocimiento explícito, propiedad intelectual, capacidad para la innovación, cultura, políticas organizativas, estructura, sistemas formales e informales de planificación y control, marcas comerciales, patentes, etc (Ordoñez de Pablos, 2004).

- El capital relacional: incluye las relaciones con el entorno, especialmente con los agentes económicos que participan en las diferentes fases de la cadena de valor del producto: los proveedores, los competidores y los clientes. Por lo tanto, este capital representa el valor agregado que genera la organización como agente que se vincula constantemente al entorno que le rodea, como producto de la correlación existente entre esta y los demás factores externos que interactúan con ella (Archibold y Escobar, 2015).

Existen varios modelos que han sido utilizados para la valoración y medición del capital intelectual y entre los más utilizados se encuentran: el Balanced Business Scorecard desarrollado por Kaplan y Norton en el año 2000; Navigator Skandia elaborado por Edvinsson y Malone en 1997; Technology Broker creado por Brooking en 1996; Intellectual Assets Monitor, implantado por Sveiby en 1997; Modelo de Dirección Estratégica por Competencias propuesto por Bueno en 1998; Modelo Intelect creado por Euroforum en 1998 y el modelo Intellectus forjado por Bueno en 2002. Cada uno con su característica y aporte propio en contribución al objetivo que persigue.

Los modelos existentes tienen como finalidad esencial, establecer herramientas y procesos sistemáticos para estimar financieramente los activos intangibles que constituyen el factor diferencial de una organización y que, por no cumplir con la normativa de reconocimiento y revelación de la información financiera, no se encuentran incluidos en los estados contables tradicionales (Archibold y Escobar 2015).

2.2. Modelo del coeficiente del valor añadido intelectual

El modelo del coeficiente del valor añadido intelectual (VAIC, por sus siglas en inglés), es un modelo desarrollado por Pulic en 1998, cuyo objetivo radica en encontrar una forma de medición adecuada, que fuera capaz de demostrar la cantidad de valor que ha sido creado y lo productivo que es el CI en todos los niveles de la actividad empresarial, en los procesos de negocio o en segmentos de la sociedad. Esta herramienta ha sido adecuada en un contexto de la economía actual, cuya explicación principal está inspirado en el conocimiento de los recursos humanos que transforman e incorporan conocimiento en productos y servicios que crean valor (Pulic, 2008; Pulic, 2000).

La ecuación del VAIC, permite calcular la eficiencia del CI y de sus tres componentes básicos: (1) capital humano, (2) capital estructural y (3) capital relacional; además, del capital empleado (capital físico y financiero), utilizando únicamente las cifras reportadas en la contabilidad (Villegas, Hernández y Salazar, 2017).

Investigaciones empíricas que han utilizado este modelo, concluyen que el VAIC, ha probado ser una herramienta útil en la generación de información relacionada con la eficiencia en la creación de valor añadido de los activos tanto tangibles como intangibles de las empresas; asumiendo que el capital intelectual de una empresa influye positivamente en su desempeño, rentabilidad, capitalización y valor de mercado en el precio de sus acciones y por ende en su competitividad (Pardo-Cueva, Herrera y Chamba-Rueda, 2017).

Los resultados además muestran que, el principal generador de valor de los componentes que conforman el capital intelectual, es el capital humano (Demuner, Saavedra y Camarena, 2017; Villegas, Hernández y Salazar, 2017; Pardo-Cueva, Herrera y Chamba Rueda, 2017; Ulum, Ghozali y Purwanto, 2014; Dimitrios, 2004; Ozkan, Cakan y Kayacan, 2016).

Entre los artículos que han estudiado la relación entre el CI y el desempeño de las empresas industriales se destaca el de Villegas, Hernández y Salazar, 2017; Pardo-Cueva, Herrera y Chamba- Rueda, 2017;  Ordoñez de Pablos, 2004, entre otros. Los resultados obtenidos de estos artículos señalan que la gestión del CI impacta positivamente en los resultados de las empresas industriales.

3. Metodología

Los datos del ROA, ROE y la información para calcular el capital intelectual se obtienen de la web de la Superintendencia de Compañías. Como restricciones a la selección de datos, el ROE y el ROA de las compañías debían estar entre el -100% y el 100%; además, en la base de datos debían constar todos los años (2012-2016). Se consideró este periodo de años para el estudio; en virtud, que hasta la fecha las empresas han publicado sus estados financieros (estado de situación financiera y estado de resultado) al organismo de control correspondiente. El número final de compañías fue de 1.665.

Las variables seleccionadas son las siguientes:

ROA: rentabilidad económica. Mide el beneficio por unidad de activo.

ROE: rentabilidad financiera. Mide el beneficio por unidad de patrimonio.

HCE: eficiencia en el capital humano. Es el valor añadido, definido como ingresos menos costos de las ventas, entre sueldos y salarios de la compañía.

SCE: eficiencia del capital estructural. Es valor añadido menos sueldos y salarios, dividido entre valor añadido. El valor añadido se obtiene de la diferencia entre los ingresos totales y el costo de ventas.

ICE: eficiencia del capital intelectual. Eficiencia del capital humano más eficiencia del capital estructural.

CEE: eficiencia en el capital empleado. Es el cociente valor añadido y el valor en libros de los activos netos.

VAIC: eficiencia empresarial e intelectual. Es la suma de la eficiencia del capital empleado y de la eficiencia del capital intelectual.

Size: es el logaritmo del total de activos y refleja el tamaño de la empresa.

Do: es el total de activos entre el total de pasivos y refleja la solvencia de la empresa.

Las hipótesis a comprobar son las siguientes:

Existe relación entre el HCE y el ROE y ROA de las empresas manufactureras ecuatorianas en el periodo 2012-2016.

Existe relación entre el SCE y el ROE y ROA de las empresas manufactureras ecuatorianas en el periodo 2012-2016.

Existe relación entre el ICE y el ROE y ROA de las empresas manufactureras ecuatorianas en el periodo 2012-2016.

Existe relación entre el CCE y el ROE y ROA de las empresas manufactureras ecuatorianas en el periodo 2012-2016.

VAIC está relacionado con ROE y ROA de las empresas manufactureras ecuatorianas en el periodo 2012-2016.

Los modelos econométricos en este trabajo son los siguientes:

El modelo de estimación es mediante un modelo lineal de datos panel. Modelos lineales de estimación han sido empleados por Rahman(2012) y Pardo-Cueva, Herrera y Chamba- Rueda (2017).

4. Resultados

En la tabla 1 se recogen la estadística descriptiva de las variables empleadas en los modelos econométricos.

Tabla I
Estadísticas descriptivas

Variable

Observaciones

Media

Desviación típica

Mínimo

Máximo

lroe

5957

-2,12

1,22

-14,38

0,00

lroa

5955

-3,03

1,28

-14,71

-0,10

size

6815

14,16

2,03

6,51

20,35

lhce

6699

0,57

0,80

-8,74

6,43

lsce

5588

-0,87

0,79

-7,44

5,36

lice

6368

0,77

0,86

-13,26

6,43

lcee

6783

-0,93

0,91

-13,52

3,10

lvaic

6464

0,97

0,81

-5,82

6,43

ldo

6805

0,74

0,65

-1,00

8,74

En la tabla 1 se recoge que en el ROA y el ROE existe bastante dispersión, situación que no ocurre en el resto de las variables. Tanto el ROE como el ROA tienen un promedio negativo en el periodo 2012-2016, lo que indica que las rentabilidades a lo largo de los años no han sido positivas. La tabla 2 refleja las correlaciones entre las variables.

Tabla II
Correlaciones

lroe

lroa

lhce

size

lsce

lice

lcee

lvaic

ldo

lroe

1

0,87

0,15

-0,06

0,17

0,16

0,41

0,23

-0,16

lroa

0,87

1

0,19

-0,04

0,20

0,20

0,42

0,27

0,19

lhce

0,15

0,19

1

0,06

0,70

0,99

0,12

0,95

0,17

size

-0,06

-0,04

0,06

1

0,06

0,06

-0,5

-0,08

-0,11

lsce

0,17

0,20

0,70

0,06

1

0,75

0,17

0,71

0,10

lice

0,16

0,20

0,99

0,06

0,75

1

0,13

0,96

0,17

lcee

0,41

0,42

0,12

-0,5

0,17

0,13

1

0,36

0,01

lvaic

0,23

0,27

0,95

-0,08

0,71

0,96

0,36

1

0,17

ldo

-0,16

0,19

0,17

-0,11

0,10

0,17

0,01

0,17

1

En la tabla 2 se refleja que la alta correlación entre el ROA y el ROE, entre el LICE y LHCE y entre LICE y LVAIC. No obstante, entre las variables dependientes que conforman los modelos no hay una alta correlación, lo cual es importante a la hora de estimar las ecuaciones. En las estimaciones de datos panel, por lo general, los métodos de estimación son efectos fijos o efectos aleatorios, pero al haber autocorrelación y heterocedasticidad hay que realizar las estimaciones con la metodología de errores estándar corregidos para panel mediante la regresión de Prais Winsten (Labra y Torrecillas 2014). La tabla 3 estima las ecuaciones (1) a (4).

Tabla III
Regresiones Prais Winsten I

lroe

lroa

lroe

lroa

lhce

0,450***

0,450***

(0,0268)

(0,0286)

size

-0,0723***

-0,0399***

-0,0572***

-0,0286***

(0,0105)

(0,0110)

(0,0103)

(0,0111)

ldo

-0,398***

0,297***

-0,372***

0,241***

(0,0391)

(0,0428)

(0,0326)

(0,0395)

lsce

0,281***

0,287***

(0,0222)

(0,0236)

Cons

-1,140***

-3,046***

-0,752***

-2,537***

(0,155)

(0,165)

(0,158)

(0,173)

N

5887

5886

5083

5083

R2

0,159

0,268

0,152

0,265

Id

1345

1345

1267

1267

Errores robustos estándar entre paréntesis. *** p<0,01 ** p<0,05, * p<0,1

Donde N es el número de observaciones, R2 es la bondad del ajuste e id es el número de empresas. Del análisis de la tabla 3, se observa que existe una relación positiva entre la variable HCE con el ROA y el ROE. Esto también ocurre entre la variable SCE y el ROA y el ROE, con lo cual no se rechazan las hipótesis una y dos. La tabla 4 recoge la estimación de las ecuaciones desde la (5) hasta la (8).

Tabla IV
Regresiones Prais Winsten II

lroe

lroa

lroe

lroa

size

-0,0647***

-0,0365***

0,0765***

0,128***

(0,0102)

(0,0109)

(0,0104)

(0,0107)

ldo

-0,371***

0,267***

-0,295***

0,365***

(0,0321)

(0,0383)

(0,0325)

(0,0339)

lice

0,351***

0,360***

(0,0252)

(0,0258)

lcee

0,703***

0,825***

(0,0244)

(0,0246)

Cons

-1,242***

-3,055***

-2,431***

-4,481***

(0,151)

(0,163)

(0,148)

(0,153)

N

5675

5675

5949

5948

R2

0,159

0,273

0,244

0,363

Id

1338

1338

1353

1353

Errores robustos estándar entre paréntesis. *** p<0,01 ** p<0,05 * p<0,1

Del análisis de la tabla 4, se observa que existe una relación positiva entre la variable ICE con el ROA y el ROE. Esto también ocurre entre la variable CCE y el ROA y el ROE, con lo cual no se rechazan las hipótesis tres y cuatro. La tabla 5 recoge la estimación de las ecuaciones (9) y (10).

Tabla V
Regresiones Prais Winsten III

lroe

lroa

size

-0,0508***

-0,0227**

(0,00989)

(0,0106)

ldo

-0,365***

0,269***

(0,0317)

(0,0373)

lvaic

0,438***

0,458***

(0,0246)

(0,0260)

Cons

-1,608***

-3,427***

(0,151)

(0,162)

N

5747

5747

R2

0,175

0,285

Id

1346

1346

Errores robustos estándar entre paréntesis. *** p<0,01 ** p<0,05 * p<0,1

Del análisis de la tabla 5, se observa que existe una relación positiva entre la variable VAIC con el ROA y el ROE. No se rechaza la hipótesis cinco, que relaciona estas variables. Con respecto a los resultados obtenidos, estos están en línea con los de Rahman (2012) y Pardo-Cueva, Herrera y Chamba-Rueda (2017); es decir, que existe relación entre el capital intelectual y la rentabilidad, y que esta es positiva.

5. Conclusiones

En este artículo se ha estudiado la relación entre el capital intelectual y la rentabilidad de las compañías manufactureras ecuatorianas en el periodo 2012-2016. Para ellos se han estimado unos modelos de datos panel corrigiendo la autocorrelación y la heterocedasticidad de los datos.

El modelo VAIC, ha mostrado ser una herramienta estratégica para aproximar el valor del capital intelectual de una organización y proporcionar a la administración información sobre el valor de eficiencia de la empresa a través de sus activos intangibles y utiliza indicadores financieros tradicionales que se determinan usualmente en las empresas.

Con respecto a los resultados, no se pueden rechazar ninguna de las hipótesis planteadas; es decir, el capital humano y los diversos elementos que lo componen (capital humano, capital estructural y capital relacional) son importantes a la hora de explicar la rentabilidad de la empresa, tanto la financiera como económica.

Esto lleva a concluir que las empresas con mayor capital intelectual y que lo consideran relevante al interior de la organización, están guiadas a conseguir mejores resultados empresariales generando ventajas comparativas con respecto al resto de la industria.

Referencias bibliográficas

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1. Docente investigador del Departamento de Ciencias Empresariales. Universidad Técnica Particular de Loja. Ecuador. Email: mcpardo@utpl.edu.ec

2. Docente investigador del Departamento de Ciencias Empresariales. Universidad Técnica Particular de Loja. Ecuador. Email: ahreinaldo@utpl.edu.ec

3. Docente investigador del Departamento de Ciencias Empresariales. Universidad Técnica Particular de Loja. Ecuador. Email: aahiguerey@utpl.edu.ec


Revista ESPACIOS. ISSN 0798 1015
Vol. 39 (Nº 51) Año 2018

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