ISSN 0798 1015

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Vol. 40 (Nº 6) Año 2019. Pág. 24

Producción de cereales en los países de la Alianza del Pacífico 1980-2017

Production of cereals in the countries of the Pacific Alliance 1980-2017

REYES, Giovanni E. 1; OLIS, Irma M. 2

Recibido: 18/10/2018 • Aprobado: 26/01/2019 • Publicado 18/02/2019


Contenido

1. Introducción

2. Metodología

3. Resultados

4. Conclusiones

Referencias bibliográficas


RESUMEN:

Este estudio aborda la vulnerabilidad externa de las naciones, referente a la economía agrícola; se trata de la seguridad alimentaria de los países que conforman la Alianza del Pacífico -Chile, Colombia, México y Perú. El indicador general que se considera para ello es la producción anual de cereales –arroz, maíz, sorgo y trigo- de 1980 a 2017. Los indicadores particulares para cada país son tres: (i) área cultivada; (ii) rendimiento de producción por hectárea; y (iii) producción total anual.
Palabras clave: Producción de cereales en países de la Alianza del Pacífico, economía agrícola latinoamericana.

ABSTRACT:

This study addresses the situation of economic vulnerability specifically regarding agricultural economy, in particular food security of the countries that constitute the Pacific Alliance - Chile, Colombia, Mexico and Peru. The general indicator considered for this topic is the annual production of cereals –maize or corn, rice, sorghum and wheat - from 1980 to 2017. Three are the particular indicators for each country: (i) cultivated area; (ii) production yield per hectare; and (iii) annual total production.
Keywords: Cereal production in Pacific Alliance countries, Latin American agricultural economy.

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1. Introducción

Este estudio se fundamenta en la perspectiva general de que cada país trata de alcanzar un desarrollo económico y social que sea eficiente en lo productivo, equitativo en lo social y sostenible en lo ecológico. Este último rasgo se encuentra muy relacionado con el sector agrícola –producción vegetal y animal- por cuanto involucra la utilización de los recursos naturales, en particular aquellos de naturaleza renovable, tales como suelo, bosques, agua y germoplasma de diversas especies.

El objetivo de este estudio es establecer el comportamiento de las variables de área dedicada a cultivo, rendimientos por hectárea y total de producción de cereales de los países de la Alianza para el Pacífico, de 1980 a 2017.  Los cereales que se incluyen son: arroz, maíz, sorgo y trigo –Orysa sativa, Zea mays, Sorghum sp. y Triticum aestivum, respectivamente.

El argumento central de este trabajo sostiene que, aunque el área de cultivo se habría aumentado en los países que conforman la Alianza del Pacífico –Chile, Colombia, México y Perú- en términos de la producción de los cereales considerados, el aumento de producción ha descansado básicamente en la mejora en el rendimiento de las cosechas.

Se estima que la consecución de un desarrollo sostenible, implica –entre otras consideraciones- que las economías de los países no se encuentren totalmente expuestas a fuerzas externas que pueden impactar negativamente funciones básicas de producción, distribución y consumo de alimentos básicos. 

Si bien es cierto los mercados son de gran utilidad en la producción de productos alimenticios, estos tienen rasgos estructurales propios.  Uno de ellos es que los mercados agrícolas, además de la perecibilidad y la baja elasticidad de la demanda, tienden a tener una alta elasticidad de la oferta.

1.1. Fundamentación conceptual

Se reconoce que se han hecho adelantos importantes en términos de la subnutrición promedio de los países en particular en los últimos años, aquellos que van de 2000 a 2016.  En efecto, durante ese período, en América Latina y el Caribe (ALC) el porcentaje de población con subnutrición, pasó de 12 a 6.6.  Se tienen en las subregiones, diferencias.  De tal manera que América Central pasó de 8.1 a 6.5 por ciento, mientras América del Sur lo hizo, durante ese período de 12.2 a 5.6 por ciento; y el Caribe de 23.8 a 17.7 por ciento (FAO, 2018).

Los conceptos y la implementación de la política económica han constituido elementos fundamentales para determinar el potencial y la realidad de la producción agrícola en general y de cereales en particular en América Latina y el Caribe.  De esa cuenta, a partir de inicio en los años ochenta del Siglo XX, se empezaron a establecer los modelos de crecimiento basados en el denominado “Consenso de Washington”.

Se trata de postulados basados en la teoría neoclásica, denominados neoliberales, que promueven en esencia: (i) recortes de presupuestos públicos en lo que se conoce como la regla fiscal; (ii) sistemas monetarios restrictivos como medio de estabilización; (iii) políticas cambiarias flexibles; (iv) recortes de impuestos progresivos; (v) aumento de impuestos regresivos, con más impacto en la restricción de la demanda interna; y (vi) apertura del comercio internacional (Stiglitz, 2004; Jakupec, 2018).

Se han establecido tratados de libre comercio que tienen serias restricciones.  Esto ha afectado el desarrollo del sector agrícola en América Latina y el Caribe en general.  Entre esas restricciones del libre comercio se encuentra que los países por lo general más desarrollados establecen aún barreras arancelarias, además de barreras no arancelarias –como por ejemplo las de naturaleza fitosanitaria o de calidades segmentadas o específicas (Stiglitz, 2004).

En algunos casos establecen cuotas de importación, pero por sobre todo, tienen notables cantidades de subsidios.  Tan sólo en el caso de Estados Unidos, se reconoce que los montos del denominado “Farm Bill” han llegado a ser de 931,000 millones de dólares (Hanson, 2014).  Todo esto restringe el alcance de los tratados de libre comercio.

En este caso, las economías de Latinoamérica y el Caribe deben competir con productos agrícolas subsidiados.  La tendencia ha sido que se adquieren productos con el beneficio económico del subsidio.  Con ello, sin embargo, aumentan su vulnerabilidad externa y erosionan las condiciones de seguridad y soberanía alimentaria. 

Con base en lo anterior, las sociedades tienden a hacerse más vulnerables a choques externos. De hecho los países más desarrollados producen alimentos con subsidio debido al poder político que esto les brinda en la actual era de globalización (Hanson, 2014; Gwyne, 2000; Reyes 2006).

Producto de las aperturas comerciales la región latinoamericana ha evidenciado su tendencia a aumentar no sólo su vulnerabilidad económica y ha comprometido su capacidad de auto-abastecimiento de alimentos, sino que a la vez ha propiciado, por el lado de las exportaciones, procesos de lo que se conoce como re-primarización (Popov, 2017; Cardozo, 2012).

En las condiciones de re-primarización de las exportaciones de Latinoamérica, se acentúa la dependencia en función de bienes que no tienen mayor valor agregado, lo que repercute en los obstáculos para crear empleos con altas remuneraciones. 

Esto a su vez restringe los niveles de demanda efectiva de los mercados internos y fortalece la evidencia del teorema Prebisch-Singer. Según este último, cada vez los países emergentes venden productos que disminuyen su valor en los mercados internacionales, y compran bienes que sistemáticamente incrementan sus precios.  Es decir se trata de un deterioro de los términos de intercambio (Correa 2009; Cardozo, 2012).

Estos procesos de re-primarización y el deterioro de los términos de intercambio provocan por lo general déficit en la balanza comercial y en los resultados de la cuenta corriente de la balanza de pagos.  Ante esta situación, se tiene aquí uno de los factores que presiona para que tal déficit sea cubierto con deuda externa.  A partir de esas condiciones y con el fin de cumplir con los acreedores se reduce la capacidad institucional de los países de la región.  Y ello ha impactado en la restricción o menor atención a los agricultores en general (Correa 2009; FAO, 2018).

 En todo caso, se reconoce que si bien es cierto existen problemas en la producción, el factor muchas veces limitante del sector agrícola es la comercialización.  En esto influyen problemas estructurales de los bienes agrícolas, fundamentalmente: (i) dependencia del clima; (ii) alta perecibilidad; (iii) baja elasticidad de la demanda; (iv) alta elasticidad por el lado de la oferta; (v) dependencia de factores fijos de producción poco susceptibles de innovación y manejo, tales como ciclos biológicos y factor productivo estructura de la tierra; y (vi) existencia de mercados cautivos (Jambor, 2017; Barkley, 2016).

2. Metodología

Se utilizaron fuentes secundarias de información. Fundamentalmente los datos iniciales se tomaron de tres entidades: (i) Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO; (ii) de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL); y (iii) Banco Mundial específicamente de sus indicadores del desarrollo.

La fuente principal fue consultar el perfil de cada país en estudio de la FAO, mediante el enlace http://www.fao.org/faostat. Datos complementarios en especial para la conformación de validación de series de tiempo a trabajar y para las proyecciones actualizadas a 2017, fueron considerados a partir de los aportes documentales de CEPAL y del Banco Mundial, de las bases interactivas de estadísticas que contienen sus portales en internet.

En una primera fase se establecieron las bases estructurales de datos.  Se conformó así un cuadro maestro con el fin de realizar un estudio de paneles de datos.  Luego, en una segunda fase se caracterizaron los valores anuales –desde 1980 hasta las proyecciones pertenecientes a 2017- para cada país y cada indicador.  Se utilizaron datos tanto directos como índices con base en considerar a 1980 como año base, 100.

A continuación se llevó a cabo una caracterización de modelos de regresión lineal tomando como referencia cada uno de los tres indicadores de la producción de cereales –área de cultivo, rendimiento y producción total- en relación con los países y toda la serie histórica.  Se completó el análisis con pruebas de análisis de varianza (ANOVA) y su complemento, la prueba de Tukey.

3. Resultados

En el Cuadro 1 se plantean los datos estructurales de la investigación.  Nótese que en el caso de Chile el reporte indica que fue la mayor productividad la responsable de un incremento importante en la producción total.  En tanto que se observa una contracción en el área de cultivo.  Es poco probable que se esté agotando la frontera agrícola en el caso de Chile.  Lo que parece más probable es que el factor de la tecnificación está llevando a cabo una transformación productiva, a la vez que la política económica del país se encamina más hacia el fortalecimiento de minería.

En el caso de Colombia, también tiende a reducir su área de cultivo y se nota un repunte en la capacidad de rendimientos.  Aunque este último factor no aparece como tan pronunciado como el caso chileno.  En el caso de Colombia debe tomarse en cuenta que contiene un territorio de 1.1 millones de kilómetros cuadrados y que la política económica en función del sector agrícola ha favorecido con mayor intensidad los agro-negocios, en particular y últimamente, los vinculados a las plantaciones de palma africana. 

Cuadro 1
Producción de cereales [1] de países de la Alianza del Pacífico: Datos fundamentales de análisis 1980-2017

País

Indicador

 Años

1980

1986

1996

2006

2017 [5] 

Chile

Área de Cultivo [2]

852 020

797 180

682 719

594 456

564 637

Rendimiento [3]

20 593

33 553

45 075

59 983

68 582

Producción Total [4]

1 754 570

2 674 806

3 077 333

3 565 734

3 872 402

Colombia

Área de Cultivo

1 335 650

1 229 269

1 183 269

1 100 355

910 633

Rendimiento

24 145

24 951

26839

33530

41 918

Producción Total

3 224 348

3 067 149

3177322

3689523

3 817 147

México

Área de Cultivo

9 535 719

9 735 910

11485873

10007761

10 260 893

Rendimiento

21 911

23 324

25529

32133

37 488

Producción Total

20 893 765

22 708 051

29 312 360

32 158 037

38 466 082

Perú

Área de Cultivo

639 839

822 030

889 048

1 154 279

1 236 782

Rendimiento

18 182

23 141

28 583

35 205

41 877

Producción Total

1 163 342

1 890 684

2 541 198

4 063 601

5 179 317

Notas: [1] cereales, producción de arroz, maíz, sorgo y trigo;
[2] total en Has., hectáreas; [3] rendimiento en Hg/Ha., hectogramos por hectárea;
[4] producción total en toneladas de grano; [5] cifras proyectadas.
Fuente: cifras con base en FAO, Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO; www.fao.org/faostat) Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y Banco Mundial.

México en términos absolutos es la potencia generadora de cereales en la Alianza del Pacífico (AP).  Este país representa el 60 por ciento del producto interno (PIB) del grupo –que tiene en total un PIB de 1,958 millones de dólares- con un 57 por ciento de la población de la AP, y un 74 por ciento del total de la producción de cereales de los cuatro países bajo análisis.

A pesar de modificaciones substanciales en términos de privatización, en particular luego de 1988, con el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) México ha mantenido relativamente, en comparación con los otros países, con mayor grado el espacio público. No obstante, sus desempeños económicos dependen notoriamente de las condiciones de Estados Unidos.

En el caso de Perú, es la economía más pequeña de la AP, con un 11 por ciento del PIB del grupo, constituyendo su población un 14 del total de los cuatro y su producción de cereales es de 10 por ciento de la AP, con lo que se mantienen las proporciones. 

En el Cuadro 2 se presentan los datos totales de la AP en términos de los tres indicadores de la producción de cereales.  Es de destacar que como grupo, la AP constituye un 34 por ciento del PIB de América Latina y el Caribe (ALC) un 35 por ciento de su población y un 20 por ciento de la producción cerealera de ALC.  Es decir que proporcionalmente otros países aportan más en la oferta de cereales, de manera proporcional que los cuatro países que estamos analizando. 

Cuadro 2
Producción de cereales del total de grupo de países de la Alianza del Pacífico:
Indicadores fundamentales en cifras absolutas e índices 1980-2017 (1980 = 100)

 Indicador

 Cifras Absolutas

 Índices

1980

2017

1980

2017

Área Total (Has.)

12 363 228

12 972 945

100

105

Rendimiento (Hg/Ha.)

84 831

189 865

100

224

Producción Total

(Tons.)

27 036 025

51 334 948

100

190

Fuente: cifras y cálculos de este estudio con base en FAO, Organización de Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO; www.fao.org/faostat)
Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y Banco Mundial. 

De conformidad con CEPAL –Estudio Económico de ALC 2018- el total de PIB de la región sería de 5.3 trillones, millones de millones de US$, con 655 millones de habitantes y un total de 259 millones de toneladas en la producción de cereales –arroz, maíz, sorgo y trigo. 

Se destaca que este dato de producción correspondiente a 2017, constituyó un incremento extraordinario de 20 por ciento respecto a la cosecha de 2016.  En especial el factor que estuvo detrás de este fenómeno sería el aumento notable de las cosechas de cereales de Brasil  y Argentina.

En el Cuadro 3 se detalla una perspectiva dinámica, en función del comportamiento de cada una de las variables en función del tiempo.  Para ello se calcularon los valores tanto del modelo de regresión lineal para cada variable y cada país (y = ax + b) y el coeficiente de determinación o ajuste.   

Cuadro 3
Producción de cereales [1] de países de la Alianza del Pacífico: Resultados de modelos de regresión lineal
(y = ax + b) y coeficientes de determinación

Indicador / País

a

b

 R2

Área Cultivada [2]

Chile

-9.12

109.32

0.97

Colombia

-7.32

108.22

0.94

México

1.81

101.61

0.13

Perú

23.85

76.67

0.96

Rendimiento [3]

Chile

59.44

42.91

0.98

Colombia

18.27

70.57

0.87

México

18.23

73.42

0.93

Perú

32.71

63.59

0.97

Producción Total [4]

Chile

29.21

82.71

0.95

Colombia

5.60

88.74

0.73

México

21.34

73.36

0.96

Perú

87.72

8.06

0.97

Notas: [1] cereales, producción de arroz, maíz, sorgo y trigo; [2] total en Has., hectáreas;
[3] rendimiento en Hg/Ha., hectogramos por hectárea; [4] producción total en toneladas de grano;
[5] cifras proyectadas.
Fuente: cifras con base en FAO, Organización de Naciones Unidas para la Agricultura
y la Alimentación
(FAO; www.fao.org/faostat) Comisión Económica para América Latina (CEPAL)
y Banco Mundial.

Conforme los datos del Cuadro 3, se hace evidente que los países de la AP se dividen claramente en dos grupos, en lo que respecto al área de producción de cereales en los pasados 38 años. Por una parte Chile y Colombia que disminuyeron el área de cultivo, y por otra parte México y Perú que la ampliaron. 

El coeficiente a, o pendiente, tangente de la función de 23.85 es altamente significativo en el sentido del aumento del área de cultivo para cereales en Perú, mientras que Chile y Colombia muestran coeficientes negativos (-9.12 y -7.32, respectivamente).  Además nótese que para los casos de Chile, Colombia y Perú, los valores del coeficiente de determinación o ajuste, son altos (0.97, 0.94, y 0.96, respectivamente).  En este sentido México presenta mayor variabilidad en el indicador de área de cultivo en cereales.

En cuanto a rendimiento de producción de cereales por hectárea, es evidente que Chile muestra el mayor coeficiente anual con 59.44 de valor de pendiente promedio anual en toda la serie de tiempo bajo análisis, también Perú aumenta sus rendimientos.  México y Colombia mejoran también en este indicador pero no de manera tan dramática o significativa como los dos países inicialmente mencionados.

En el caso de los rendimientos, los cuatro países de la AP muestran coeficientes de determinación altos.  Esto es, las series de datos mostraron mucha estabilidad o ajuste.

En lo referente a la producción total de cereales, es Perú quien más la aumenta.  Este fenómeno en este país se vio fortalecido no sólo por el aumento del área de cultivo, sino también por los mejores rendimientos por unidad de área.  También México y Chile mejoraron la producción total en los casi cuarenta años de estudio.  Colombia mejora, pero no de manera tan significativa (coeficiente de pendiente en este caso de 5.6).

Cuadro 4
Producción de cereales [1] de países de la Alianza del Pacífico: Índices
de área cultivada, rendimiento y producción total (1980 = 100)

 

Indicador / País

 Años 

1980

1986

1996

2006

2017

Área Cultivada [2]

Chile

100

94

80

70

66

Colombia

100

92

89

82

68

México

100

102

120

105

108

Perú

100

128

139

180

193

Rendimiento [3]

Chile

100

163

219

291

332

Colombia

100

103

111

139

174

México

100

106

117

147

171

Perú

100

127

157

194

230

Producción Total [4]

Chile

100

152

175

203

221

Colombia

100

95

99

114

118

México

100

109

140

154

184

Perú

100

163

218

349

445

Notas: [1] cereales, producción de arroz, maíz, sorgo y trigo; [2] total en Has., hectáreas;
[3] rendimiento en Hg/Ha., hectogramos por hectárea; [4] producción total en toneladas de grano;
[5] cifras proyectadas.
Fuente: cifras con base en FAO, Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO; www.fao.org/faostat) Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y Banco Mundial. 

En el Cuadro 4, se completa el análisis de tendencias de las series de tiempo, esta vez con base en índices.  En todos los casos el año base fue el inicial, 1980 con una cota de 100.  Nótese cómo Chile y Colombia contrajeron entre 34 y 32 por ciento del área de cultivo, comparando los valores de 2017 con los de 1980, en tanto que México la aumenta levemente, pero Perú lo hace casi duplicándola –incremento de 93 por ciento.

En cuanto al rendimiento, todos los países demuestran haber hecho efectivos esfuerzos por elevarlo, pero Chile es el mejor de los casos con un nivel que supera a la triplicación de rendimiento en los pasados 38 años. Le sigue Perú y los casos relativamente más rezagados en este sentido son Colombia y México.

En la producción total de cereales de los países de AP, es evidente que Perú ha multiplicado por cuatro este indicador, al comparar los niveles de 2017 con los de 1980, Chile más que los duplica.  México tiene también un nivel alto de mejora, más de 80 por ciento, y en Colombia, utilizando de base el índice de 100 en 1980, es el país de los que conforman la AP, que presenta un aumento más débil con tan sólo un 18 por ciento en las pasadas casi cuatro décadas.

De manera complementaria, para finalizar, se realizó una prueba de análisis de varianza (ANOVA).  La misma permitía identificar con base en los cuadrados de la desviación estándar y los promedios de cada país, si las diferencias era o no significativas.  A partir de ello, si existía significancia estadística a 0.01 o bien 0.05 de error, se aplicaba la prueba de Tukey.

El resultado más significativo, derivado de la aplicación de ANOVA, se obtuvo con el área de producción de los cuatro países.  El coeficiente F, o de Fisher que se obtuvo fue de 662.76; con una significancia estadística de menos de 0.01 –altamente significativa.  A partir de esto, los datos de la prueba de Tukey se aplicó conforme el modelo:

Donde: (i) CT. es el coeficiente de Tukey o de honestidad significativa; (ii) constante tabular de Tukey basada en número de muestras, porcentaje de error y número de repeticiones de muestra; (iii) CME es el cuadrado medio del error –obteniéndolo de la suma de cuadrados dentro, dividido entre el número de grados de libertad dentro; y (iv) n el número de muestras.

Los datos para el indicador más significativo –área de producción- fueron:

CT. = 4.59 (185 067.5381) = 849 460 (al 0.01 de error)

Con base en lo anterior, sólo México mostraba una diferencia significativa en cuanto al área total dedicada al cultivo de cereales en los 38 años estudiados (1980-2017).

4. Conclusiones

El argumento fundamental de este estudio, expuesto en la introducción sostenía que si bien es cierto el área de cultivo se podía haber ampliado en los cuatro países que conforman la AP, el aumento de producción se debía esencialmente en la mejora del rendimiento de las cosechas de los cereales estudiados.

Este planteamiento general no se puede sostener de manera completa para los cuatro países en estudio.  Es necesario determinar las características por cada país.  Sí es cierto que el aumento de la producción se debió a un aumento de la productividad en el caso de Chile.  Este país aumento el total de producción a pesar de haber disminuido en una tercera parte -34 por ciento- el área cultivada.  Pero los rendimientos los aumentó con un índice de 332; más que triplico ese indicador.

Colombia es el país que menos aumenta el total de su producción, con sólo un 18 por ciento en los pasados 38 años.  Lo que afecta en este caso es la disminución del área de cultivo de cereales en un 32 por ciento y que los aumentos de rendimientos no fueron tan significativos.

México aumentó relativamente poco el área de cultivo, 8 por ciento, pero mejoras en los rendimientos posibilitaron el aumento de producción de 84 por ciento.  El caso que tiene mayor significancia en cuanto a aumento de las cosechas totales está dado por Perú.  Este país aumentó el área de cultivo en un 93 por ciento, casi la duplicó en los pasados 38 años y además de ello, los rendimientos cerealeros los incrementó en 130 por ciento.  De allí que el total de producción de Perú multiplicó por más de cuatro veces, el total de su producción.

Producir alimentos es un factor que puede jugar un papel esencial para la reactivación de los procesos productivos asociados a la agricultura.  Este factor promueve una menor vulnerabilidad externa, posibilita manejo de circuitos endógenos en las comunidades rurales y disminuye los riesgos de no atender necesidades vitales de la población.

Convendría llevar a cabo mecanismos de transferencia de tecnología agrícola entre los países. Las buenas prácticas pueden resultar en efectivas sinergias entre productores, comerciantes, encadenamientos productivos y procesos de investigación para la mejora de las cosechas. 

Uno de los mayores riesgos de exposición a choques externos que tienen las economías latinoamericanas es continuar recurrentemente, dependiendo de productos que no tienen mayor valor agregado –en los procesos de re-primarización- y con ello, configurando un cuadro de deterioro en el poder adquisitivo de los países.  La producción de alimentos reactivaría circuitos productivos en las áreas rurales a la vez que fomentaría procesos agroindustriales, de empleo en el campo y menor vulnerabilidad económica.-

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1. Ph.D. en Economía para el Desarrollo y Relaciones Internacionales de la Universidad de Pittsburgh, con certificados de post-grado de las Universidades de Harvard en Estados Unidos y HEC en París, Francia; profesor titular de la Universidad del Rosario, Bogotá, Colombia; giovanni.reyes@urosario.edu.co

2. Profesora de carrera de la Escuela de Administración, Universidad del Rosario, Bogotá, Colombia. Estudiante Doctorado en Ciencias de la Educación. Magister en Desarrollo Educativo y Social. Especialista en Gerencia en Gestión Humana y Desarrollo Organizacional, Administradora de Empresas. irma.olis@urosario.edu.co; imolisb@gmail.com


Revista ESPACIOS. ISSN 0798 1015
Vol. 40 (Nº 06) Año 2019

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