ISSN 0798 1015

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Vol. 40 (Nº 41) Año 2019. Pág. 29

Estereotipos de género y su impacto en la educación de la mujer en Latinoamérica y el Ecuador

Gender stereotypes and their impact on the women of Latin-america and Ecuador

RAMIREZ, Roberth F. 1; MANOSALVAS, Milton I. 2 y CARDENAS, Olimpo S. 3

Recibido: 26/06/2019 • Aprobado: 24/11/2019 • Publicado 25/11/2019


Contenido

1. Introducción

2. Metodología

3. Resultados

4. Conclusiones

Referencias bibliográficas


RESUMEN:

El siguiente es un estudio realizado para observar cómo los roles de género afectan a la educación de mujeres en América Latina y Ecuador. Se examinan los efectos que los roles de género asignados generan en las mujeres ecuatorianas. Así, se demuestra que los mayores efectos negativos para la mujer son la deserción escolar y la limitada elección de área profesional. Los resultados de la investigación explican las causas por las que esos efectos persisten.
Palabras clave: marianismo, educación, mujeres, estereotipos

ABSTRACT:

This is study has the objective of observing how gender roles affect the education of women in Latino America and Ecuador. Here the effects that gender roles generate when assigned to Ecuadorian women are examined. That way, we demonstrate that the biggest harm for women are scholar disenrollment and limitations to their career elections. The results of the investigation explain the causes for which those effects persist on Ecuador and Latin America.
Keywords: marianism, education, women, estereotypes

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1. Introducción

El género y la lucha moderna por la igualdad entre hombres y mujeres, en materia de acceso y obtención de derechos ha caracterizado el desarrollo de muchas sociedades en los últimos años. América Latina no ha sido una excepción. Sin embargo, a pesar de los grandes avances en cuando a equidad de género que ha tenido la región aún falta mucho por hacer. Uno de los factores que todavía contribuyen a la desigualdad de género son los roles de género construidos por el patriarcado que aún persisten en las sociedades modernas. Este es un sistema de creencias dentro del cual se asigna al hombre y a la mujer características específicas que los definen. La asignación de roles de género y la percepción de los mismos invitan a hombres y mujeres por igual a crear imaginarios intersubjetivos. Estos imaginarios se componen de un conjunto de atribuciones físicas, emocionales, actitudinales, y aptitudinales que se le hace a una persona según el sexo al cual pertenece.  Por ejemplo, la idea de que la mujer es inherentemente sensible y débil. Lo que ocurre con estas características es que generalmente acaban por poner al hombre en un lugar superior al de la mujer en cuestiones de acceso y uso del poder.

Dentro de estos imaginarios se suele entender al género como una construcción binaria. Es decir que estamos acostumbrados a sólo contemplar al hombre y a la mujer heterosexuales y cisgénero cómo las únicas categorías posibles para definir el espectro de género.

Dentro de la presente investigación revisamos el sistema binario y examinamos los efectos que este tiene en mujeres cisgénero. Particularmente centrados en lugares donde estos roles sociales establecidos en base al sistema binario y patriarcal continúan vigentes. En este caso, Latinoamérica y Ecuador.

Esas atribuciones de roles terminan por ser un problema merecedor de estudio porque terminan por moldear la forma en que una sociedad piensa con respecto a hombres y mujeres; es decir, que una sociedad se ve afectada por los roles de género creados por el patriarcado, roles completamente arbitrarios a las necesidades de las personas. La razón de ello es que esos roles están normalizados dentro de sociedades tradicionales y esa normalización implica que haya estigmas asociados con no pertenecer a lo que está dentro de lo que la sociedad cataloga como “normal”. Por lo tanto, si hay roles y estereotipos de género que sean favorables para el hombre y no para la mujer, es muy probable que el estatus del hombre en términos de empoderamiento político, económico, educacional, sea mejor que el de la mujer.

De este modo, la investigación pretende esclarecer los estereotipos y roles de género que la sociedad latinoamericana y ecuatoriana tiene con respecto a hombres y a mujeres. Se analizará cuantitativamente la manera en que estos estereotipos son percibidos e interiorizados por parte de la sociedad ecuatoriana. Además, dentro de lo más relevante de esta investigación, se analizarán los impactos que los estereotipos de género tienen con respecto a las mujeres y sus decisiones dentro del sistema educativo.

2. Metodología

Esta investigación tiene como objetivo examinar la manera en que los estereotipos de género inciden en la educación de la mujer, refiriéndonos a su estado del sistema educativo y decisiones en cuanto a qué dedicarse dentro del mismo. Para llevar a cabo el proceso investigativo se escogió el método documental, cuantitativo y cualitativo. Es decir, se llevó a cabo una revisión de fuentes secundarias de los expertos académicos concernientes a estudios sobre las tendencias culturales latinas, que inciden en la creación de estereotipos basados en género femenino. Además, se contrasta la teoría con las estadísticas realizadas acerca de las causas de la deserción escolar femenina y la concepción en Latinoamérica con respecto al rol de la mujer.

3. Resultados

3.1. Roles de género y estereotipos

Como ya se mencionó en la introducción, hay una concepción social asignada a los diferentes sexos con el que una persona puede nacer. Es decir, que hay una construcción de género y de roles sociales dependiendo de los genitales con los que se nace.

Para este estudio, es importante preguntarnos cuál es la concepción de la mujer dentro de los roles de género en Latinoamérica, en especial en la sociedad ecuatoriana ¿Qué debe hacer una mujer? ¿Cuáles son sus deberes morales? ¿Cuáles son sus cualidades principales? Entonces, debemos entender que las características de hombres y mujeres se han visto clasificadas en grupos que son opuestos el uno del otro, generalmente asociando debilidad y fragilidad a lo femenino y lo contrario, las características más fuertes, a lo masculino.

Para los expertos en el tema estas maneras de dividir en dos el espectro de género se llama “binarismo”. Se considera como una manera de reducir a dos categorías bastante cerradas a todas las posibilidades dentro de la palabra. Dentro de este sistema se tiende a asumir que todas las mujeres deberían vestirse de una determinada manera, que deberían ser heterosexuales y compartir los mismos comportamientos sumisos y gentiles. Una de sus mayores críticas es lo limitante que puede llegar a ser dado que pretende que existe una esencia básica de lo que es ser una mujer o un hombre y da origen a generalizaciones con bastantes efectos secundarios. Por tanto, el binarismo de género es negar la posibilidad de estar fuera de las expectativas, es negar la complejidad del espectro de género en general.

Durante mucho tiempo, concebir al género como una división de dos, cada quien con sus atributos fijos contribuyó a perjudicar la libertad de la mujer. Cuando los estudios de género comenzaron a facilitarse, se los percibía como una acción a favor de la destrucción del binarismo. Como explican expertos: “Gender has been deployed to great effect in dismantling perceived essential differences between men and women; differences conventionally used to explain and legitimate observed disparities in women’s access to social resources and rewards” (Budgeon, 2014). Lastimosamente, a pesar de que los estudios en este ámbito han tenido avances en destruir estos esquemas, muchos de ellos continúan siendo la manera en la que los colectivos piensan. Esto se evidenciará más adelante en la investigación.

Ahora, ¿cómo los colectivos en Ecuador y América Latina, que no han sido tocados por la ruptura del binarismo, continúan percibiendo a la mujer?

Para responder a esta pregunta debemos introducir el siguiente término: marianismo. Es parte de las ideas sobre el rol de la mujer en sociedades latinas. Básicamente, es la asociación de la mujer con la virgen María. Es decir, la expectativa social de que la mujer debe ser madre, debe ser pura, virgen, gentil, dócil y vulnerable. Esta manera de pensar colabora en el reforzamiento de una sociedad patriarcal, es decir: “Marianismo is relevant to both genders as men are expected to be dominant and to engage in protective paternalism, which reinforces the marianista belief that women should be submissive nurturing figures in need of male protection” (Nuñez et al., 2016).

Veremos que esta concepción de la mujer está estrechamente relacionada con la divinidad, es decir la relacionamos con superioridad moral. “Esta fuerza espiritual engendra abnegación, esto es, una capacidad infinita de humildad y sacrificio. No hay autonegación demasiado grande para la mujer latinoamericana.” (Stevens and Soler, 1974). Esto quiere decir que esperamos de ellas tener un espíritu altruista, uno que esté dispuesto a darlo todo por la familia. Lo cual la vuelve la candidata ideal para cuidar de los niños y del hogar cuando se necesite. “Es y debe ser complaciente con su propia madre y con su suegra, ya que también ellas son reencarnaciones de la Gran Madre. También debe mostrarse sumisa a las demandas de los hombres: marido, hijos, padres, hermanos.” (Stevens and Soler, 1974). Por tanto, una mujer que no se quede en casa a cuidar a sus hijos puede ser fácilmente calificada como fría, descuidada, menos mujer, todo esto porque no está cumpliendo con los roles sociales de cuidado influenciados por el marianismo.

Las tareas relacionadas al cuidado no sólo acaban cuando los niños se van de la casa sino cuando los padres envejecen y necesitan ser atendidos. Esta tarea es a menudo atribuida a la o las mujeres dentro del grupo de hermanos como deber moral incluso cuando hay varones dentro del conjunto familiar. “Caregiving is established as a completely naturalized role and the moral duty of women” (Ruiz & Nicolás, 2017). Por tanto, la divinidad y el autosacrificio asociado a la mujer van más allá de la crianza y pueden generar desventajas en cuanto a las obligaciones familiares durante toda la vida de una mujer. Esto es, cuidando de diferentes seres cercanos a ella misma. Es muy difícil para una hija dejar de lado esta obligación pues, tiende a considerarse mejor en ello que sus hermanos varones o siente que es su deber moral hacerlo (Ruiz & Nicolás, 2017). Con esto, no se quiere afirmar que los hijos varones no actúen para ayudar a sus padres, sino que el trabajo de hacerlo tiende a recaer más en ellas por su rol social.

Esto también afecta a las mujeres en el ámbito profesional. Para Natalia Sierra, socióloga, en un artículo publicado en El Telégrafo afirma que: “Aún están presentes los roles tradicionales de género, lo que explica por qué las mujeres prefieren carreras consideradas más ‘femeninas’ y ligadas al cuidado, a la atención social y al interés social” (Burbano, 2019). Este testimonio es una muestra bastante clara de que los roles tradicionales de género a los que se refiere la socióloga están relacionados con el marianismo. No solamente encadenando a la mujer al hogar sino también limitando sus elecciones de carrera incluso cuando deja atrás la vida doméstica.

El estudio cualitativo respecto al tema da los datos necesarios para comprender de dónde procede la imagen de lo que debe ser la mujer. La imagen de superioridad moral, sacrifico y pureza vienen siendo promovidos desde la colonización desde la imagen abnegada de la Virgen María y todas sus características de protectora y cuidadora de Jesús. Estas características, atribuidas a la mujer, se encuentran bien grabadas en el inconsciente social. Ocasionando que la mujer sea vista como un ser doméstico y relacionada con el cuidado. El comprender por qué ligamos a la mujer con estos deberes da una base teoría sólida a lo encontrado más adelante en el trabajo más cuantitativo.

3.2. Estadísticas sobre el juicio de valor regional

Con respecto a los roles de género y estereotipos de género, es posible obtener resultados que comprueben lo dicho acerca de los mismos a través de observación y participación observativa. No obstante, en esta investigación se ha podido analizar con datos cuantitativos cómo inciden los estereotipos y los valores de los ecuatorianos, en la educación de la mujer ecuatoriana.

Primero, es necesario ver los valores que tienen los ecuatorianos con respecto a los diferentes géneros y su percepción acerca de los mismos. Para eso, World Values Survey es una red de científicos sociales que se encargan de hacer un mapeo de los cambios que hay en cuanto a los valores de los países que son incluidos en sus encuestas. Por ejemplo, hay varias preguntas en la última encuesta que se hizo en Ecuador con respecto a los valores de la gente asociados al género. Dos preguntas que resaltan son la pregunta 45 y la 52. La 45 habla de si es que los hombres deberían tener prioridad en el mercado laboral cuando haya escasez de trabajos; la 52 habla de si la educación universitaria es más importante para hombres que para mujeres. En ambas, hay más de un 20% de la muestra poblacional en las encuestas que se encuentran de acuerdo con las preguntas, 21% y 23% respectivamente.

Lastimosamente, las encuestas solo muestran los valores de las personas encuestadas anónimamente, sin que sea posible saber más acerca de los encuestados, como nivel de educación o nivel socioeconómico. A pesar de eso, las estadísticas que arroja la encuesta del World Values Survey es importante porque aclara cuánta población cree que las mujeres no deberían tener un espacio protagónico o al menos equitativo con respecto a los hombres en el mercado laboral y en oportunidades educativas.

De este modo, esta investigación concluye que sí existen valores sostenidos por una parte significativa de la población que están sesgados en contra del desarrollo educativo de la mujer.

3.3. Impactos en la Educación

Las diferencias atribuidas de acuerdo con el género de las personas acaban por generar inequidad. Examinando los estereotipos asignados a niños y niñas veremos cómo el género y la percepción que tenemos de él pasan a generar estas barreras.

El siguiente es un cuadro construido en base al informe de UNICEF “Barriers to Girls Education, Strategies and Interventions”. En él se evidencian problemas que pueden tener los sistemas educativos que acaban por afectar a la mujer de maneras específicas.

Tabla 1
Problemas de los sistemas educativos

Costos directos de la educación

(Uniformes, matriculas, libros, etc).

Las familias no pueden afrontar los costos directos entonces, los niños no entran a la escuela o los sacan de ella.

 

Dimensión por género: Si debe decidirse entre mandar a los hijos varones o las mujeres, el varón tiende a ser el elegido.

Costos indirectos de la educación

(Costo de oportunidad es decir, trabajos o tareas para los niños)

Familias no pueden afrontar la perdida de dinero o labor que harían sus hijos de no ir a clases, entonces no los inscriben o los sacan de las escuelas. Este ámbito se refiere al costo de oportunidad de tener a sus hijos en casa trabajando o en el colegio estudiando. Se tiene a valorar más su labor en casa.

 

Dimensión por género: La división tradicional de género generan desventaja para las chicas. Generalmente deben quedarse en casa para hacer trabajo doméstico como cuidar de los hermanos menores.

No hay escuelas cerca

Aumenta la posibilidad de que niños no se inscriban o salgan de sus escuelas.

 

Dimensión de género: Problemas relacionados con seguridad durante el transporte. Es menos probable que los padres envíen a sus hijas al colegio si ellas tienen que viajar largas distancias.

 

Proceso de aprendizaje de mala calidad

(Profesores mal capacitados, material de enseñanza retrogrado)

Los estudiantes no desarrollan todo su potencial. Posible inasistencia o deserción o, transición limitada a la educación secundaria y/o a trabajos.

 

Dimensión de género: niñas a menudo son motivadas a tomar cursos no profesionales y son constantemente ignoradas durante discusiones en clase. No hay muchos modelos a seguir femeninos. Horarios de escuela inflexibles podrían aumentar la tasa de deserción de niñas por las exigencias sociales que tienen, es decir, trabajo doméstico.

Ahora, dos impactos bastante fuertes en la educación de la mujer serían la deserción y la selección de carrera en base a los estereotipos. A continuación, se procede a evidenciar estos impactos y a explicar la correlación que se encontró entre ellos y los roles sociales de género mediante estadísticas enfocadas en Ecuador y América Latina.

Deserción

Estudios realizados por la SITEAL, es decir, el Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina, analizan las razones por las cuales una persona joven abandona la educación. Luego de observar éstos resultados, se constató que las expectativas sociales hacia el género de los niños y niñas, influye fuertemente en la toma de decisiones finales. Si analizamos la cantidad de niños que se salieron del colegio porque tenían que trabajar para contribuir a la manutención de la familia, la mayoría son hombres. Mientras que la mayoría de las que respondieron que dejaban de estudiar por domesticidad, es decir, cuidar del hogar, de los hermanos menores o iniciar el propio hogar, eran mujeres. Esta es una muestra clara de que diferentes factores afectan más a un género que a otro.

Niños y adolescentes que no asisten a la escuela por participar del mercado laboral, según sexo. América Latina, 6 países (cca, 2010)

Gráfico 1
Niños y adolescentes que no asisten a la escuela por participar del
mercado laboral, según sexo. América Latina, 6 países (cca 2010)

Fuente: SITEAL con base en Encuestas de Hogares de cada país

-----

Gráfico 2
Niños y adolescentes que no asisten a la escuela por tareas relacionadas
con la domesticidad, según sexo. América Latina, 6 países (cca 2010).

Fuente: SITEAL con base en Encuestas de Hogares de cada país

Elección de Carrera

El segundo impacto que esta investigación toma en consideración es el de la elección de las carreras y las diferencias en cuanto a género que se evidencia a través de esas elecciones. Para esto, se han recogido datos cuantitativos de la Universidad Central del Ecuador que dilucidan en la cantidad de estudiantes matriculados en las diferentes carreras de la universidad, diferenciando los datos entre el género de los estudiantes que se inscribieron en dichas materias.

Para ver las diferencias que cada género hizo en cuanto a su carrera, se hizo una selección de carreras que han sido ligadas al género masculino y otras que han sido asociadas con el género femenino por estereotipos. Es decir, que se escogieron, dentro de un universo de 60 carreras, 10 carreras en total que ilustran lo mencionado. Las carreras seleccionadas fueron: terapia física, enfermería, medicina, psicología clínica, terapia ocupacional, ingeniería en computación gráfica, ingeniería civil, ingeniería en petróleos, ingeniería en minas e ingeniería informática. Para esto, se han recogido datos cuantitativos de la Universidad Central del Ecuador que dilucidan en la cantidad de estudiantes matriculados en las diferentes carreras de la universidad, diferenciando los datos entre el género de los estudiantes que se inscribieron en dichas materias.

Los datos encontrados fueron los siguientes. Se encontró que en las carreras de ingeniería hay un promedio de 73% de estudiantes del género masculino, efectivamente duplicando el número de mujeres matriculadas en ésta carrera. Por otro lado, y con los mismos resultados, se encontró que hay un promedio de estudiantes mujeres del 73% que pertenecen a las carreras que son comúnmente asociadas con cuidado humano y con el género femenino. En los siguientes cuadros, 1 y 2, se puede apreciar las diferencias de porcentaje de los matriculados por género. El segundo impacto que esta investigación tomado en consideración es el de la elección de las carreras y las diferencias en cuanto a género que se evidencia a través de esas decisiones.

Cuadro 1
Carreras predominantemente femeninas

Carrera

Género

Número de estudiantes

Porcentaje del total de estudiantes

Total de estudiantes semestre de estudio

Terapia Física

Masculino

146

28.97%

504

Terapia Física

Femenino

358

71.03%

Enfermería

Masculino

117

14.27%

820

Enfermería

Femenino

703

85.73%

Medicina

Masculino

1072

38.76%

2766

Medicina

Femenino

1694

61.24%

Psicología Clínica

Masculino

199

34.91%

570

Psicología Clínica

Femenino

371

65.09%

Terapia Ocupacional

Masculino

65

23.81%

273

Terapia Ocupacional

Femenino

208

76.19%

-----

Cuadro 2
Carreras predominantemente masculinas

Carrera

Género

Número de estudiantes

Porcentaje del total de estudiantes

Total de estudiantes semestre de estudio

Ingeniería en computación gráfica

Masculino

104

68.42%

152

Ingeniería en computación gráfica

Femenino

48

31.58%

Ingeniería Civil

Masculino

313

26.57%

1178

Ingeniería Civil

Femenino

865

73.43%

Ingeniería de Petróleos

Masculino

215

71.67%

300

Ingeniería de Petróleos

Femenino

85

28.33%

Ingeniería de Minas

Masculino

178

70.63%

252

Ingeniería de Minas

Femenino

74

29.37%

Ingeniería Informática

Masculino

309

81.96%

377

Ingeniería Informática

Femenino

68

18.04%

Hay dos explicaciones posibles a este fenómeno en el que hay una sobrerrepresentación de hombres en campos científicos. La primera viene por parte de un estudio publicado en la revista Science. Los estereotipos de género, según el estudio, se generan no solo dentro de miembros adultos de la sociedad, quienes podrían pensar más acerca de sus creencias. No así, se halló que las diferencias de auto percepción de inteligencia comienzan a diferir entre niños y niñas tan pronto como a los cinco años. Es decir, que antes de los cinco años, no hay una diferencia significativa entre niños y niñas que se llamen a sí mismos “muy inteligentes”. No obstante, a partir de los seis años, las niñas eran más renuentes a involucrarse en juegos que fueran para los “muy inteligentes”. Este es un hallazgo sumamente importante para esta investigación, porque muestra el alcance que los estereotipos de género llegan a tener y la influencia de los mismos. Esto refuerza los hallazgos que las mujeres han escogido carreras científicas en una menor escala que los hombres. Esto se debe a que si es que las mujeres piensan desde niñas que son menos capaces que los niños, entonces habrá una diferencia en la percepción de habilidades por parte de ambos géneros. Lo que eso termina provocando es que las niñas se sientan mucho más inseguras en materias difíciles como ciencias o matemáticas y haya una menor equidad de género en las carreras científicas.

No obstante, aún hay material por explorar en cuanto a esto. En la misma Revista Science, hay una investigación que revela los logros académicos en cuanto a género. Los hallazgos indican que, en las evaluaciones PISA, que miden conocimientos académicos rigurosos a jóvenes de 15 años, hay diferencias de puntajes entre los géneros masculino y femenino que as su vez varían de país en país. Al ajustar esas diferencias al “Gender Gap Index” (o GGI, en adelante) del Foro Económico Global, se encontró que las diferencias en puntajes entre los géneros masculino y femenino se eliminan dentrode países que tengan una cultura de equidad de género más imperante. Por ejemplo, en Noruega y Suecia, países que tienen un GGI alto, las diferencias de puntajes entre niños y niñas desaparece. Por otro lado, en Turquía, un país que califica relativamente bajo en el GGI, se encontró que hay una diferencia de más de 20 puntos en las pruebas de PISA en la que los niños se sobreponen a las niñas. Asimismo, se encontró que hay una correlación positiva entre el grado de equidad de género de un país y la brecha de puntaje por género. Es decir, que a mayor inequidad de género mayor brecha de puntaje y viceversa.

La segunda explicación para la diferencia tan grande en la elección de carreras por género está relacionada con lo ya mencionado del fenómeno de Marianismo en América Latina. Como se mencionó, el Marianismo atribuye características cuasi divinas a mujeres y por lo tanto es más probable asignar en Latinoamérica roles patriarcales como el sacrificio personal por la familia. Así, dentro de este fenómeno, se puede encontrar literatura científica que ayuda a ilustrar el problema. De hecho, con respecto a esto, la socióloga ecuatoriana de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador dice que la elección de las carreras no técnicas y asociadas al cuidado por parte de las mujeres en el Ecuador se da probablemente porque aún persisten roles de género que asocian a las mujeres con el cuidado social y familiar (Burbano, 2016). Asimismo, un estudio hecho por la universidad de Princeton asegura que los hombres, al tener que enfrentar labores de cuidado de sus padres, son más renuentes a hacer ese trabajo. También se encontró que “los hijos proveen relativamente menos cuidado si es que tienen hermanas, y las hijas proveen relativamente más cuidado si tienen hermanos” (Grigoryeva, 2017). Esto, en otras palabras, significa que hay un peso del cuidado que recae principalmente en las hijas mujeres, mientras que los hijos varones tratan de proveer el mínimo posible de tal cuidado. El mismo resultado se da en un estudio cualitativo por parte de la Universidad de Murcia, en el que se encuentra que “Aun existiendo posibilidades reales de establecer a un hombre como cuidador principal, se  optó  siempre  por  mujeres.  Además, ésta decisión es asumida con total naturalidad por las cuidadoras, a pesar de entorpecer su desarrollo personal” o que “el cuidado por parte de la mujer (es) entendido como algo natural” (Jimenez & Moya, 2017).

Habiendo revisado los mencionados estudios que prueban que las mujeres de hecho tienen una carga social con respecto al cuidado y altruismo social, es importante discutir con respecto a esto. Entonces, es importante reconocer que este tipo de comportamiento patriarcal, en el que la mujer se ve cargada con una responsabilidad social por cuidar de los demás, no está basado en ninguna otra cosa que construcciones sociales que se forman a lo largo del tiempo. Es decir, que como humanos hemos aprendido por generaciones que los hombres deben ser los que traen el pan a la casa y las mujeres las que cuidan de los hijos. Como dice Linda Blair, psicóloga clínica en una entrevista para el Telégrafo del Reino Unido, esos comportamientos son aprendidos por observación y emulación por parte de hijos hacia sus padres (Sanghani, 2014). Esto quiere decir que todo lo mencionado forma parte de un ciclo que se perpetúa en sí mismo. Ciclo en el que la mujer se ve a sí misma como una persona que sirve más para cuidar que para otra cosa -porque su madre le enseñó más habilidades de cuidado que a un hijo varón, por ejemplo- y por lo tanto va a una carrera universitaria que tenga que ver con el cuidado. De este modo, efectivamente la mujer va a ser vista como un agente de cuidado, lo que hará que más niñas en adelante sean enseñadas más cosas de cuidado por parte de sus madres, quienes creerán que ese es el estado “natural” de las cosas, perpetuando este ciclo.

4. Conclusiones

Dados los resultados de nuestra revisión en cuanto a los factores que definen la concepción cultural de la mujer latinoamericana, los datos obtenidos para corroborar esta concepción y los impactos producidos debido a la misma, podemos sacar varias conclusiones.

Una conclusión importante es que la cultura que hasta ahora mantenemos y los roles que la misma asigna al sexo pueden volverse serias limitantes al crecimiento intelectual o profesional de la mujer. Estas limitaciones vienen a ser la deserción escolar, la elección limitada de profesiones.

Si nos interesa tener mayor equidad con respecto a género y que tanto hombres como mujeres puedan tener las mismas oportunidades, lo más acertado sería comenzar a erradicar los factores generadores del problema. Es decir, cambiar nuestra percepción de la realidad de género para moldear la realidad acorde a los cambios que deseamos. En este sentido, consideramos que la presente investigación contribuirá a echar luz a esas realidades que queremos cambiar.

Otra conclusión que esta investigación ha traído es que el ser humano interioriza mensajes durante su crecimiento. Si a las niñas se les enseña a cuidar y que cuidar es algo deseable en su conducta, graban el mensaje en su inconsciente. El deseo de encajar con aquello que se acepta como el ideal de buena mujer hace que sean más proclives a aceptar que no deben dedicarse a profesiones fuera del cuidado o de la domesticidad. Digamos, cómo algunos ejemplos, una mujer podría no ejercer su profesión para cuidar a sus hijos, una niña puede ser retirada del colegio para ayudar en la casa; mientras, que sus hermanos asisten normalmente; o, una mujer podría sentirse muy intimidada como para escoger una ingeniería acabando por optar por algo diferente. Asimismo, esos estereotipos y roles de género asignados por la sociedad y considerados como normales, es lo que las lleva a desertar de ciertas carreras o de su educación en general y a asumir los cargos domésticos de manera pasiva. La educación de la que menos somos conscientes, la que puede incluso parecer la “más apropiada” acaba por limitar las posibilidades de realización profesional de una mujer de una manera bastante negativa.

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1. Economista, Magister en Administración de Empresas, Docente de la Universidad de Guayaquil; roberth.ramirezgr@ug.edu.ec

2. Ingeniero Comercial, Magister en Administración de Empresas, Docente de la Universidad de Guayaquil.milton.manoslavasto@ug.edu.ec

3. Ingeniero Comercial, Magister en Administración de Empresas, Docente de la Universidad de Guayaquil; olimpo.cardenasro@ug.edu.ec


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