ISSN 0798 1015

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Vol. 41 (Nº 04) Año 2020. Pág. 29

La gestión del aprendizaje a partir de los problemas profesionales y las prácticas curriculares, en el marco del rediseño de las carreras. Caso Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Chimborazo – Ecuador

The management of learning from professional problems and curricular practices, within the framework of the redesign of careers. Case of the Faculty of Education Sciences of the National University of Chimborazo – Ecuador

MARTÍNEZ, Edgar A. 1; MONTOYA, Edgar S. 2 y MONTOYA, Johana I. 3

Recibido: 25/10/2019 • Aprobado: 02/02/2020 • Publicado: 13/02/2020


Contenido

1. Introducción

2. Metodología

3. Resultados

4. Conclusiones

Referencias bibliográficas


RESUMEN:

Se presentan los resultados de una investigación sobre el aprendizaje a partir de las prácticas curriculares en 12 carreras de la Facultad de Educación de la Universidad Nacional de Chimborazo, en el marco de los rediseños curriculares aprobados por el CES/2016. La metodología utilizada fue descriptiva y el resultado más trascendente reconoce la importancia determinante de la práctica en la formación de profesores. Se concluye que la investigación constituye la herramienta principal para el aprendizaje de los estudiantes.
Palabras clave: Práctica curricular, complejidad sistémica, relación teoría - práctica, perfil profesional, rediseños curriculares.

ABSTRACT:

The results of a research on learning from curricular practices in 12 careers of the School of Education of the National University of Chimborazo were presented, within the framework of the curricular redesigns approved by CES / 2016. The methodology used was descriptive and the most important result recognized the determining importance of the practice in the training of teachers. It is concluded that this research constitutes the main tool for student learnin.
Keywords: Curricular practice, systemic complexity, theory-practice relationship, professional profile.

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1. Introducción

La universidad ecuatoriana a partir de septiembre de 2008 cuando se promulga la actual Constitución Política del Estado, y de octubre de 2010 cuando entra en vigencia la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES), entra en un proceso de reestructuración profunda de sus formas de concebirse y de articularse con el territorio nacional. En este contexto, la totalidad de universidades, por disposición del Consejo de Educación Superior, hasta agosto de 2016 debieron elaborar y presentar los rediseños curriculares de sus carreras profesionales, considerando varios ejes de transformación, entre los que sobresalen: 1. La nueva organización académica, que integra las funciones de docencia, investigación y vinculación con la colectividad, en cinco campos de formación curricular y tres unidades de organización curricular. 2. Modalidades de aprendizaje centradas en procesos pedagógicos de carácter abierto, sistemático y colaborativo. 3. Modelo educativo inclusivo e intercultural, centrado en los sujetos de aprendizaje. 4. Articulación de grupos de académicos organizados por campos de estudio, a redes nacionales e internacionales. 5. Fomento de la investigación como herramienta didáctica para aprender y construir conocimientos. 6. Planificación académica por procesos, en base al pensamiento sistémico y complejo, a partir de los problemas profesionales (Larrea de Granados, 2014).

En el marco de este discurso renovador, la práctica en el aprendizaje recupera su natural protagonismo, de tal manera que no se puede aprender fuera de ella. Con este modelo se busca superar definitivamente problemas pedagógicos de vieja data, tal es el caso de la desvinculación de la teoría con la práctica, o del divorcio esterilizante entre el estudio y el trabajo, o el predominio del objeto sobre el sujeto en una relación cognitiva positivista, o en la falta de una relación dialéctica método – contenido. Con esta base, y recuperando algunos fundamentos de la Teoría Dialéctica del Conocimiento, se considera que la teoría y la práctica se vinculan orgánicamente, es más, esta última determina la existencia del conocimiento, en razón de que este surge en el seno de la actividad práctica de los seres humanos, en respuesta a las necesidades de ella, lo que a su vez nos permite dilucidar de que la práctica entraña una relación mutua entre el sujeto cognoscente y el objeto del conocimiento, así como un proceso de transformación que no únicamente alcanza a los objetos materiales a través de la producción, por ejemplo, sino que también involucra a los seres humanos que pensamos y elaboramos el conocimiento en cualquiera de sus formas.

Además, las prácticas curriculares y pre profesionales son entendidas como “…actividades de aprendizaje orientadas a la aplicación de conocimientos y al desarrollo de destrezas y habilidades específicas que un estudiante debe adquirir para un adecuado desempeño en su futura profesión. Estas prácticas deberán ser de investigación - acción y se realizarán en el entorno institucional, empresarial o comunitario, público o privado, adecuado para el fortalecimiento del aprendizaje…” (Consejo de Educación Superior, 2015, pág. 48)

Entonces, el problema está planteado, y consiste en la urgente necesidad de vincular la formación teórica con la acción, que permita la integración de los saberes y habilidades en un sistema coherente, donde el alumno participe activa, crítica y reflexivamente en la comprensión y solución de los problemas profesionales. Se trata de vincular estudio y trabajo, donde la práctica se convierte en el factor fundamental que da origen y fin al conocimiento humano. Origen porque todo conocimiento tiene su punto de partida en la propia práctica individual y social de los seres humanos; y fin, porque es a través de la práctica que se puede comprobar la validez de los conocimientos elaborados, a través de los cuales se transforma el entorno y se satisface las necesidades.

En este contexto de mutua incidencia teoría – práctica, práctica – teoría, la realidad como el campo de actuación de las distintas profesiones, se transforma en el principal eje estructurante de los saberes, habilidades, valores, actitudes propios de una carrera, donde el sujeto educativo busca la adquisición de tres macro aprendizajes exigidos por las nuevas circunstancias de la sociedad actual: comprensión de las situaciones y tensiones de la realidad mediante de la investigación acción y las herramientas de sistematización de experiencias educativas (Larrea de Granados, 2015). El aprendizaje de modelos y modos de actuación profesional, entendiendo que adquirir una profesión es principalmente saber cómo se hacen las cosas; y por último, la formación actitudinal que permita el desarrollo del espíritu ciudadano, la autonomía, la creatividad, criticidad, trabajo en equipos cooperativos. La estructura curricular, de una manera general, se muestra en la tabla 1.

Tabla 1
Unidades de organización curricular
y campos de formación curricular

CAMPOS DE FORMACIÓN CURRICULAR

SEMESTRE

1.       FORMACIÓN TEÓRICA

2.  PRAXIS PROFESIONAL

3. EPISTEMOLOGIA Y METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN

4. COMUNICACIÓN

5. INTEGRACIÓN DE SABERES

HORAS

UNIDADES DE ORGANIZACIÓN CURRICULAR

BÁSICO: Introduce al estudiante en el aprendizaje de las ciencias que sustentan la carrera, sus metodologías e instrumentos, así como en la contextualización de los estudios profesionales.

1

 

 

 

 

 

800

2

 

 

 

 

 

800

3

 

 

 

 

 

800

PROFESIONAL: orientada al conocimiento del campo de estudio y las áreas de actuación de la carrera, a través de la integración de las teorías correspondientes y de la práctica pre profesional.

4

 

 

 

 

 

800

5

 

 

 

 

 

800

6

 

 

 

 

 

800

7

 

 

 

 

 

800

TITULACIÓN: incluye las asignaturas que permiten la validación de conocimientos, habilidades y desempeños adquiridos en la carrera, para la resolución de problemas y desafíos de la profesión.

8

 

 

 

 

800

9

 

 

 

 

 

800

TOTAL:

7200

 

Esta es la nueva matriz de organización de los aprendizajes en la Facultad, donde cada una de las unidades de organización curricular se caracteriza por estar orientada por propósitos académicos bien claros y con niveles de complejidad ascendentes, en función de los logros de aprendizaje que persiguen y de los problemas profesionales que se procesan en cada una de ellas. El proceso de aprendizaje a partir de las prácticas curriculares se visualiza con claridad en el gráfico 1.

Gráfico 1
La gestión del aprendizaje a
partir las prácticas curriculares

Fuente: Elaboración propia

Las prácticas curriculares constituyen el centro gravitacional del modelo de aprendizaje en las carreras de la Facultad de Ciencias de la Educación, en tal virtud, la planificación micro curricular de todos y cada uno de los semestres inicia en la elaboración del plan de las mencionadas prácticas, a partir de los problemas profesionales y de los resultados de aprendizaje que han sido previstos en el documento del rediseño curricular aprobado por el Consejo de Educación Superior. En este contexto, las diversas asignaturas que configuran el plan de estudios para cada uno de los semestres, están en la obligación de contribuir desde sus particulares objetos de estudio, métodos, protocolos, teorías, etc., al entendimiento, comprensión y transformación de los mencionados problemas, que a su vez se orientan hacia resultados de aprendizaje relacionados con el saber, el ser, el hacer y el investigar, con la particularidad de la Cátedra Integradora que al ser la encargada de administrar las mencionadas prácticas, está en la obligación de organizar y operacionalizar todo el proceso, de tal manera que el docente responsable de ella se convierte en el principal artífice de la formación académica del semestre. En otras palabras, este docente prepara, organiza y ejecuta, con la colaboración del resto de profesores, los diversos talleres participativos, primero para elaborar el mencionado plan de prácticas curriculares y luego para ejecutarlo, sin descuidar las obligadas jornadas de evaluación curricular que por lo menos se realizan cada 15 días, para evidenciar el avance del proceso, los obstáculos que se presentan, y las posibilidades de solución.

Se debe indicar que las principales herramientas que disponen estudiantes y docentes para implementar el proceso de aprendizaje corresponden a un enfoque centrado en la investigación y en las llamadas técnicas de sistematización de experiencias educativas. En resumen, las características principales del modelo son: operacionaliza el aprendizaje desde la realidad social, implementa la interdisciplinariedad y la interculturalidad, prioriza la investigación como herramienta didáctica, vincula la teoría con la práctica, construye el pensamiento crítico, transversaliza la formación axiológica del estudiante, y contribuye al desarrollo de la identidad profesional.

Esta experiencia de formación de docentes desde la práctica, por ser una forma alternativa de concebir e implementar el proceso de aprendizaje, está sustentado en enfoques epistemológicos y teóricos calificados como de avanzada, en razón de que desechan definitivamente al aprendizaje tradicional, para dar paso a concepciones y prácticas más coherentes, holistas, democráticas, favorables a la construcción del mundo y de la vida. Los más importantes se reflejan en la tabla 2.

Tabla 2
Horizontes epistemológicos del modelo de
aprendizaje centrado en la práctica curricular

ENFOQUES EPISTÉMICOS

AUTOR PRINCIPAL

TESIS CENTRAL

1

Pensamiento Sistémico

Niklas Luhmann

Es una forma de pensar y de ser del ser humano, basada en la percepción real del mundo real. La multidisciplinariedad y la multidimensionalidad se constituyen en las exigencias sistémicas básicas para el desarrollo de la mente humana, con posibilidades de reconstruir la complejidad de los fenómenos de la realidad. (Santos, 2008).

2

Pensamiento Complejo

Edgar Morín

Hay complejidad cuando son inseparables los distintos elementos que constituyen un todo y existe un tejido interdependiente, interactivo e ínter retroactivo entre el objeto del conocimiento y su contexto, las partes y el todo, el todo y las partes (Morín, 2009).

3

El Constructivismo

Jean Piaget

El aprendizaje humano no es el reflejo mecánico de la realidad, sino una construcción intelectual de los individuos a partir de sus esquemas referenciales formados previamente, configurados por su experiencia diaria, en la relación permanente con otros seres humanos y con la naturaleza (Zubiría, 1999).

4

Enfoque Socio-crítico

Paulo Freire

Considera que el conocimiento se construye por intereses que parten de las necesidades de los grupos. Utiliza la autorreflexión y el conocimiento interno y personalizado para que cada quien tome conciencia del rol que le corresponde en el grupo; para ello se propone la crítica ideológica y la aplicación del psicoanálisis (Alvarado & García, 2008).

5

Aprendizaje por Descubrimiento

Jeroneme Bruner

Es una forma de enseñanza sustentada en métodos inductivos, que no se orienta completamente a que los estudiantes descubran lo que está afuera de ellos, sino principalmente a la toma de consciencia de sus propias capacidades mentales y al descubrimiento de conceptos e ideas que albergan en su cerebro. (Arias, 2015).

6

Aprendizaje Significativo

David Ausubel

Afirma que el aprendizaje del estudiante depende de su estructura cognitiva previa. Un aprendizaje es significativo cuando los contenidos se relacionan de una manera sustancial y no arbitraria con lo que el estudiante ya sabe; esto significa que las ideas deben ser relevantes para la estructura cognitiva del individuo.  (De Zubiría Samper, 1999).

7

El Pensamiento Socio Cultural

Lev Vygotsky

Afirma la predominancia de lo social en el desarrollo psicológico de los individuos, además de que los procesos psíquicos se tornan inseparables de los procesos culturales (Salas et al, 2014).

8

El Conectivismo

Stephen Downes y George Siemens

Sostiene que los seres humanos aprenden cuando se relacionan con otros seres de su especie, o con otros conceptos e ideas, por lo tanto, aprenden cuando hacen conexiones con ellas. Como el conocimiento es una red, el aprendizaje se basa en nuestra capacidad para formar esas conexiones y construir dichas redes (Czerwonogora, 2014).

9

Ecología de Saberes

Boaventura de Sousa Santos

Como una alternativa frente al epistemicidio actual reflejado en el poder excluyente de la ciencia moderna con relación a otro tipo de conocimientos, es decir, como forma dominante de producción y validación del conocimiento en la sociedad actual, por lo que la sola existencia de otros saberes y otros criterios de rigor, debe ser causa suficiente para su legitimación y respeto (De Sousa Santos & Meneses, 2014).

Finalmente, se afirma categóricamente que la nueva forma de gestionar el aprendizaje a partir de las prácticas curriculares “es un enfoque centrado en el estudiante, debe estar en el corazón de nuestro sistema educativo y esto requiere un cambio de paradigma en las instituciones educativas superiores: pasar del enfoque centrado en el profesor al enfoque centrado en el estudiante” (Danker, 2015, pág. 173).

2. Metodología

La investigación realizada fue de carácter descriptivo, con el objetivo de evaluar la marcha de los rediseños curriculares aprobados por el Consejo de Educación Superior, para evidenciar el cumplimiento de los propósitos en el marco de la complejidad sistémica como sustento teórico y epistemológico. En este contexto, luego de elaborar y aprobar el respectivo plan, así como de construir los instrumentos, se procedió a la aplicación de encuestas a 527 estudiantes, que conformaron la muestra obtenida con el 2% de error, de una población de 668 individuos distribuidos en los tres primeros semestres de 12 carreras profesionales de la Facultad de Ciencias de la Educación. La fórmula empleada es:

Fueron varios los aspectos investigados mediante los instrumentos aplicados a estudiantes y docentes, todos mediante preguntas cerradas. Entre los más importantes están los siguientes: planificación de las prácticas curriculares, conocimiento de la metodología, conocimiento previo de los objetivos, elaboración del informe final, consolidación de valores con la implementación de las prácticas, manejo de herramientas para sistematizar experiencias educativas, importancia de las prácticas para la formación profesional, contribución de las prácticas a la comprensión de la investigación, vinculación de la teoría con la práctica, niveles de reflexión aplicados en las prácticas, aplicación del trabajo en equipo, niveles de interdisciplinariedad, afianzamiento del perfil profesional, cumplimiento de los objetivos, niveles de satisfacción en los estudiantes. Finalmente, se elaboró el informe que fue entregado a las autoridades y que sirvió de base para esta publicación.

3. Resultados

Tabla 3
Resultados de la evaluación de las prácticas curriculares por los estudiantes
de la Facultad de Ciencias de la Educación, Humanas y Tecnologías

ASPECTOS EVALUADOS

O  P  C  I  O  N  E  S    D E    V  A  L  O  R  A  C  I  Ó  N

5
MUY AMPLIO

4
AMPLIO

3
MEDIANO

2
BAJO

1
MÍNIMO

NO
APLICA

TOTAL

F.

%

F.

%

F.

%

F.

%

F.

%

F.

%

F.

%

1

PARTICIPACIÓN DE LOS ESTUDIANTES EN LA PLANIFICACIÓN DE SUS PRÁCTICAS CURRICULARES.

178

33.78

196

37.19

99

18.79

20

3.80

9

1.71

25

4.74

527

      100.00

2

CONOCIMIENTO DE LA METODOLOGÍA PARA EJECUTAR LAS PRÁCTICAS CURRICULARES, POR LOS ESTUDIANTES.

118

22.39

247

46.87

110

20.87

20

3.80

11

2.09

21

3.98

527

      100.00

3

PARTICIPACIÓN DE LOS ESTUDIANTES EN LA ELABORACIÓN DEL INFORME DE SUS PRÁCTICAS CURRICULARES.

157

29.79

184

34.91

94

17.84

16

3.04

3

0.57

73

13.85

527

      100.00

4

EJERCICIO Y CONSOLIDACION DE VALORES EN EL DESARROLLO DE LAS PRÁCTICAS CURRICULARES.

293

55.60

166

31.50

42

7.97

4

0.76

2

0.38

20

3.80

527

      100.00

5

APLICACIÓN DE HERRAMIENTAS PARA SISTEMATIZAR EXPERIENCIAS EDUCATIVAS.

90

17.08

235

44.59

122

23.15

22

4.17

4

0.76

54

10.25

527

      100.00

6

NIVEL DE IMPORTANCIA PARA LA FORMACIÓN PROFESIONAL, OTORGADA A LAS PRÁCTICAS CURRICULARES POR LOS ESTUDIANTES.

285

54.08

181

34.35

33

6.26

1

0.19

5

0.95

22

4.17

527

      100.00

7

CONTRIBUCIÓN DE LAS PRÁCTICAS CURRICULARES A LA COMPRENSIÓN DEL PROCESO DE INVESTIGACIÓN DE LOS ESTUDIANTES.

143

27.13

268

50.85

86

16.32

3

0.57

1

0.19

26

4.93

527

      100.00

8

NIVELES DE VINCULACIÓN DE LA TEORÍA CON LA PRÁCTICA.

212

40.23

183

34.72

87

16.51

22

4.17

2

0.38

21

3.98

527

      100.00

9

SOBRE LOS NIVELES DE REFLEXIÓN APLICADOS POR LOS ESTUDIANTES DURANTE LA EJECUCIÓN DE LAS PRÁCTICAS CURRICULARES, BAJO LA DIRECCIÓN DEL TUTOR.

186

35.29

231

43.83

72

13.66

3

0.57

1

0.19

34

6.45

527

      100.00

10

APLICACIÓN DEL TRABAJO EN EQUIPO EN LA EJECUCIÓN DE LAS PRÁCTICAS CURRICULARES.

210

39.85

212

40.23

63

11.95

11

2.09

10

1.90

21

3.98

527

      100.00

11

SOBRE LOS NIVELES DE INTERDISCIPLINARIEDAD LOGRADOS EN LA EJECUCIÓN DE LAS PRÁCTICAS CURRICULARES.

145

27.51

223

42.31

109

20.68

19

3.61

1

0.19

30

5.69

527

      100.00

12

NIVELES DE CONOCIMIENTO DE LOS ESTUDIANTES SOBRE EL PERFIL PROFESIONAL DE SU CARRERA.

157

29.79

226

42.88

77

14.61

15

2.85

11

2.09

41

7.78

527

      100.00

13

NIVEL DE CUMPLIMIENTO DE LOS OBJETIVOS DE LAS PRÁCTICAS CURRICULARES.

141

26.76

246

46.68

95

18.03

14

2.66

1

0.19

30

5.69

527

      100.00

14

NIVELES DE CONTRIBUCIÓN DE LAS PRÁCTICAS CURRICULARES A LA IDENTIDAD PROFESIONAL.

212

40.23

201

38.14

69

13.09

16

3.04

5

0.95

24

4.55

527

      100.00

De un total de 527 encuestados, 70.97% indica haber participado muy ampliamente y ampliamente en el proceso de planificación de las prácticas curriculares. En cambio, 10.25% expresa que su participación se ubica entre mínima y baja, inclusive nula. En el medio de la tabla está 18.79% que indica haber participado medianamente.

El 69.26% indica tener un conocimiento entre muy alto y alto de la metodología para realizar las prácticas curriculares. En el otro lado de la tabla, 9.87% dice que su conocimiento al respecto fue mínimo y bajo, inclusive nulo. En el medio de la tabla, 20.87% indica tener medianamente conocimientos sobre este aspecto.

El 64.71% indica que ha participado muy ampliamente y ampliamente en el proceso de elaboración del informe. En cambio, en el otro extremo de la tabla, 17.46% manifiesta que su participación al respecto estuvo entre mínima y baja, inclusive nula. En el medio de la tabla, 17.84% indica que su participación fue mediana.

Preguntados los 527 estudiantes de la muestra sobre el ejercicio y consolidación de valores profesionales y humanos durante el proceso de implementación de las prácticas curriculares, 87.10% responde que esta particularidad se llevó a cabo de manera muy amplia y amplia. En el otro extremo de la tabla, 4.93% se pronuncia por que el mencionado cumplimiento fue mínimo y bajo, inclusive nulo. Finalmente, en el medio de la tabla se ubica 7.97% que manifiesta haber tenido un cumplimiento mediano.

El 61.67% indica haber aplicado herramientas de sistematización en niveles muy amplio y amplio, mientras que en el otro extremo de la tabla, 15.18% dice que esta actividad tuvo una aplicación entre mínima y baja, incluso nula. En la mitad de la tabla se ubica 23.15% que indica que su aplicación fue mediana.

El 88.43% otorga los niveles muy alto y alto a la importancia que tienen las prácticas curriculares para su aprendizaje, no así 5.31% que la percibe como mínima y baja, o inclusive nula. En el medio de la tabla se ubica 6.26% del total, que otorga una mediana importancia al factor en análisis.

El 77.99% indica que la contribución de las prácticas curriculares a la comprensión de la investigación científica es muy alta y alta. En el otro lado de la tabla, 5.69% indica que esa contribución estuvo entre mínima, baja, inclusive nula. Finalmente, 16.32% expresa que ese beneficio se obtuvo en términos medianos.

El 74.95% indica que la vinculación de la teoría con la práctica se realizó en los niveles muy amplio y amplio. En el otro lado de la tabla, 8.54% revela que la mencionada relación es mínima, baja, inclusive nula. En la mitad de la tabla 16.51% indica que dicha relación fue mediana.

El 79.13% indica que los niveles de reflexión desplegados en el cumplimiento de las prácticas curriculares fueron muy altos y altos, mientras 7.21% afirma que estos estuvieron entre mínimo y bajo, inclusive nulo. En la mitad de la tabla, 13.66%, indica que esta actividad solo se desarrolló medianamente.

En relación a la aplicación del trabajo en equipo, 80.8% indica que los niveles fueron muy altos y altos, mientras que 7.97% afirma lo contrario, revelando que esta actividad fue mínima, baja, inclusive nula. En la mitad de la tabla, 11.95%, indica que esta actividad solo se desarrolló medianamente.

En cuanto a los niveles de interdisciplinariedad aplicados en el desarrollo de las prácticas curriculares, 69.83% indica que esta fue entre muy amplia y amplia, mientras que 9.49% revela que esta particularidad fue mínima y baja, inclusive nula. Finalmente, 20.68%, indica que la interdisciplinariedad solo se desarrolló medianamente.

En la pregunta relacionada con la consolidación del conocimiento del perfil profesional en las prácticas curriculares, 72.68% indica que esta fue muy alta y alta, mientras que 12.71% indica que dicha consolidación fue mínima y baja, inclusive nula. En la mitad de la tabla, 14.61%, indica que este propósito se cristalizó medianamente.

Sobre el nivel de cumplimiento de los objetivos de las prácticas curriculares, 73.43% de estudiantes indica que este fue entre muy alto y alto, mientras que 8.54% afirma lo contrario, indicando que fue mínima y baja, inclusive nula. En la mitad de la tabla, 18.03%, indica que esta actividad se desarrolló medianamente.

Preguntados los estudiantes sobre los niveles de contribución de las prácticas curriculares a la identidad profesional, 78.37% indica que estos fueron muy altos y altos, mientras que el 8.54% afirma lo contrario, indicando que fueron mínimos y bajos, inclusive nulos. En la mitad de la tabla, el 13.09%, indica que dicha contribución alcanzó un nivel mediano.

3.1. Discusión

Aprender consiste en desplegar por parte del sujeto que aprende, una serie de acciones orientadas hacia determinadas metas, de tal manera que en el aprendizaje el sujeto cognoscente actúa sobre el objeto de estudio, en un proceso organizado y de mutuo enriquecimiento y transformación. Piaget se encarga de otorgar la consistencia científica necesaria a este pronunciamiento, cuando indica que la acción definitivamente es constitutiva de todo conocimiento humano, por lo tanto, el conocimiento es dependiente de la acción y la acción es productora de conocimientos. El sujeto no conoce más propiedades de las cosas que aquellas que su acción le permite, de allí que el conocimiento no es contemplativo ni tampoco es una copia de la realidad, supone un proceso dialéctico de interpretación, construcción y asimilación a estructuras internas pre existentes en permanente estado de desequilibrio – equilibrio (2015).

Bajo la égida de este contexto teórico se constituye la nueva forma de organización de la gestión académica, regulatoria de las nuevas formas de operar de autoridades, docentes y estudiantes. Representa además, aunque parcialmente, una muy buena garantía para hacer de la acción el elemento determinante del aprendizaje. Así se lo ha entendido al proceso y con ello se sienta las bases para enfrentar con éxito el reto de solucionar los eternos problemas pedagógicos de la facultad, como el hecho de comprender y vincular la teoría con la práctica desde una perspectiva dialéctica. En este contexto, el 91.46% de estudiantes indica que la mencionada relación se realizó en niveles muy amplio, amplio y medianamente amplio, y el 8.54% nos dice lo contrario, con lo cual se vislumbra esa vieja concepción marxista del conocimiento: “De la percepción viva al pensamiento abstracto, y de éste a la práctica: tal es el camino dialéctico del conocimiento de la verdad, del conocimiento de la realidad objetiva” (Lenin, s.f., pág. 165)

La mencionada conjunción de la teoría con la práctica constituye el primer eje de la nueva gestión del aprendizaje, mismo que exige visualizar como punto de partida del proceso cognitivo del estudiante, a la realidad socioeducativa, que permita la constatación objetiva de los problemas relacionados con su profesión, visualizados y comprendidos desde sus propios marcos referenciales, mediante la implementación de procesos participativos de investigación. Así lo confirman el 94.69% de estudiantes investigados, que aceptan que los niveles de importancia de las prácticas curriculares para la formación profesional son muy alto, alto y medianamente alto, lo que significa su convencimiento que para aprender realmente es necesario salir de las aulas y de los muros universitarios, para vincularse definitivamente con el entorno laboral, con el ejercicio profesional real, con la comunidad y toda su complejidad. Es en este espacio donde se prueba la veracidad de las verdades, donde se valida la vigencia y la capacidad heurística de la teoría, donde se ejerce la naturaleza creadora del conocimiento científico, donde se determina lo que Marx denominó, en el contexto de las Tesis sobre Feuerbach, la terrenalidad del conocimiento (Engels, 1888).

En esta misma línea, y a propósito de ampliar la explicación sobre la vinculación de la teoría con la práctica en la nueva gestión de los aprendizajes en la Facultad de Ciencias de la Educación, se indica que la mayor parte de estudiantes investigados conciben a la ejecución de las prácticas curriculares como un espacio adecuado para consolidar su conocimiento sobre el perfil profesional de la carrera, en razón de la posibilidad brindada para ponerse en contacto directo con el ejercicio de la profesión, que entre otras implicaciones significa obtener información de primera mano sobre las habilidades, destrezas, conocimientos, valores, actitudes, principios, que el profesional de la educación debe poseer para ejercer sus funciones como docente o como directivo de las instituciones.

Desde la disciplina del Currículo se considera como muy importante la exigencia de tener un claro conocimiento de los perfiles profesionales para los estudiantes que asisten a las aulas universitarias, en razón de que les permite una mayor estabilidad durante su permanencia en el Alma Mater, aprendizajes más precisos en función de sus futuros campos de acción, fortalecimiento permanente de su identidad profesional, además que por sentido común, conociendo los perfiles profesionales saben a dónde se dirigen, dilucidan las razones para asistir a la universidad, favoreciendo de esta manera a la disminución de ese abultado grupo de estudiantes que en semestres avanzados,  apenas caen en cuenta de su indisposición y falta de vocación para continuar sus estudios en determinadas carreras.

Finalmente, los altos niveles de  cumplimiento de los objetivos de las prácticas curriculares en el criterio de los estudiantes, reflejan también la coherencia entre la teoría y la práctica, así pues, el 91.5% de estudiantes investigados indica que los objetivos se cumplieron en niveles muy amplio, amplio y medianamente amplio, configurando un ambiente de mucha satisfacción con los procesos de aprendizaje de los estudiantes, así como con los lazos de vinculación que el alma mater mantiene con la diversas instituciones educativas donde los estudiantes realizan sus prácticas curriculares, que usualmente corresponden a unidades educativas que ofertan los niveles inicial, básico y de bachillerato. Entre los aludidos objetivos, los más importantes tienen relación con la visualización y comprensión de los problemas que implican el ejercicio de la profesión, la implementación de nuevas estrategias de aprendizaje, mediante la aplicación de procesos de investigación acción, y el aprendizaje de conocimientos prácticos utilizados por los docentes del aula.

Respecto a la interdisciplinariedad como filosofía y como método, entendida como un segundo eje de la nueva gestión del aprendizaje desde la práctica curricular en las carreras profesionales de la Facultad de Ciencias de la Educación, los estudiantes investigados coinciden con numerosos autores partidarios de los beneficios de esta estrategia, en razón de los elevados niveles de complejidad de los problemas del mundo actual, que obligan un abordaje multidimensional no realizable desde las disciplinas aisladas y desde la fragmentación del conocimiento (Llano & et al, 2016). En este contexto, el 90.5% de estudiantes se pronunciaron por haber utilizado la interdisciplinariedad en sus prácticas curriculares de manera muy amplia, amplia y medianamente amplia, que les permitió una mejor identificación, comprensión y procesamiento cognitivo de los problemas profesionales relacionados con sus perfiles de egreso. La interdisciplinariedad básicamente es entendida como la participación deliberada y organizada, en las dimensiones metodológicas y de contenidos, de varias disciplinas científicas que se relacionan con los resultados de aprendizaje previstos en los respectivos perfiles profesionales de las carreras.

Un tercer eje de la nueva gestión del aprendizaje desde la práctica curricular en las carreras profesionales de la facultad de Ciencias de la Educación, se relaciona con la adopción de la investigación como herramienta didáctica. Como docentes no podemos continuar enfrentando al estudiante con productos terminados, sino que por el contrario, debemos promover el desarrollo de habilidades críticas y creativas para que puedan transformar a sus aprendizajes en algo abierto a nuevos contenidos, a recrear la teoría y no a repetir mecánicamente lo que dice el profesor o los libros, y esto se logra solamente con la utilización de la investigación en el aprendizaje de los estudiantes (Moran Oviedo, 2012).

En el contexto de esta reflexión, el 94.3% de estudiantes expresan que las prácticas curriculares les permitió mejorar y consolidar sus conocimientos y habilidades relacionadas con la investigación participativa, en niveles muy amplio, amplio y medianamente amplio, con lo cual, se consolida un ambiente favorable a la vieja aspiración de formar profesores activos dentro de la sociedad, con herramientas para conocer, comprender, mejorar y transformar su práctica docente, mediante procesos en los que la investigación participativa y la reflexión crítica sobre el comportamiento de esa realidad, determina su redireccionamiento y su circularidad en términos sistémicos (Vera & Jara, 2018).

Los estudiantes contribuyen a formar su propio espíritu científico al elaborar el proyecto de investigación, cuando construyen categorías teóricas, al diseñar y aplicar instrumentos; organizando, analizando e interpretando datos, diseñando informes, socializando resultados, sistematizando experiencias educativas, trabajando en equipo, etc. (Morán Oviedo, 2012).  Con este espíritu, el 89.8% de estudiantes afirma haber participado muy ampliamente, ampliamente y medianamente amplia, en la planificación de las actividades de investigación, o lo que es lo mismo, en la elaboración del proyecto de investigación para la realización de las prácticas curriculares. También indica el 90.2% que sus niveles de conocimiento sobre la metodología para implementar las prácticas curriculares son muy amplios, amplios, y medianamente amplios, misma que tiene relación con el manejo de herramientas propias de la investigación, relacionadas con fichas de observación participativa, diario de campo, guías de encuesta, cuestionarios. El trabajo en equipo es otro de los aportes de la mencionada gestión del aprendizaje a partir de las prácticas curriculares, que a no dudarlo contribuye al mencionado desarrollo del espíritu científico. Los estudiantes pueden mejorar sus habilidades para pensar socialmente, considerar puntos de vista alternativos, construir conocimiento desde el criterio opuesto, alimentar su acervo cultural, comunicarse de manera efectiva, aprender a defender sus criterios, aprender a construir argumentos, resolver problemas colectivamente (Whitley & et al, 2015).

En cuanto a la participación de los estudiantes en la elaboración del informe de la investigación, también es elevado, pues el 85% de ellos indica haberlo hecho en los niveles muy amplio, amplio y medianamente amplio. Finalmente, el 84.8% de estudiantes indica, en niveles muy amplio, amplio y medianamente amplio, haber aplicado y mejorado las herramientas para sistematizar experiencias educativas en el desarrollo de sus prácticas.

El cuarto eje de la nueva gestión del aprendizaje desde la práctica curricular en las carreras profesionales de la Facultad de Ciencias de la Educación, se relaciona con el fortalecimiento de la identidad profesional de los estudiantes, entendida de manera compleja, como ese proceso profundo de relación entre el aspirante a la docencia, los otros actores de la educación, y las particularidades del contexto institucional, en la posibilidad de generar procesos de identificación, diferenciación y distinción sobre aspectos de naturaleza axiológica,  teleológica, epistemológica y ontológica de los seres humanos (Nicastro & Greco, 2012). Entonces, preocuparse por la identidad profesional de los sujetos, equivale a priorizar sus formas de pensar, preferencias laborales, actitudes y aptitudes, concepciones de sí mismo, sus pesimismos, sus optimismos, sus formas de conocer, eso que tiene relación con preguntas existenciales como el quién soy, por qué soy docente, qué me falta y qué debo hacer para mejorar mi rol de profesor, etc. Esta particularidad muy compleja de la formación de los estudiantes, ha sido vista como posible de trabajarse de manera muy amplia, amplia y medianamente amplia por el 91.4% de encuestados, que en otros términos significa la enorme capacidad formativa de las prácticas curriculares, no solo en aspectos profesionales, sino también en lo relacionado a valores humanos, sentimientos, principios, afectos, la pasión por el trabajo, etc.

En la misma línea, el 92.8% de los estudiantes manifiestan haber aplicado en niveles muy amplio, amplio y medianamente amplio, procesos profundos de reflexión durante la ejecución de las prácticas curriculares, con el también ineludible acompañamiento de dificultades, ansiedad, dubitaciones propias de quienes tratan de iniciarse en la docencia, con lo cual, “Las dudas, el esfuerzo y las tensiones típicas de las etapas tempranas de las personas en la profesión, llevan a aprender la competencia profesional… Las experiencias vividas y lo mejor de uno mismo, constituyen elementos fundamentales para construir identidad profesional” (Cantón & Tardiff, 2018, pág. 7).

Los valores desplegados reflejan también elevados niveles de desarrollo de la identidad profesional de los estudiantes que participaron en la ejecución de las prácticas curriculares, contribuyendo significativamente a la consecución de las finalidades de la educación. Así, el 95.1% de encuestados indica que valores como el compromiso, la democracia, responsabilidad, empatía, creatividad y honestidad se ejercitaron en niveles muy altos, altos y medianamente altos, con lo cual se ratifica que solo se puede vivir en democracia con una práctica educativa democrática, que respete profundamente la diversidad cultural, la existencia del otro, que busque la igualdad y salude la diferencia, (Freire, 1971). Además, “Cuando un valor se encarna en la persona, se convierte en una virtud. Crecer en virtudes es una de las formas más originales de desarrollar y proyectar la originalidad inicial. Cuanto mayor sea el crecimiento en el campo de las virtudes, más profunda y coherente será la identidad profesional” (Barraca, 2017, pág. 123).

4. Conclusiones

Se abordaron las siguientes conclusiones: 1. El proceso del aprendizaje organizado a partir de las prácticas curriculares es imprescindible para la formación de profesores. 2. La vinculación teoría práctica considera a la realidad social como inicio y fin del proceso del aprendizaje. 3. El aprendizaje es de naturaleza activa, es una consecuencia de la acción. 4. La teoría con la práctica se vinculan, solo cuando el aprendizaje está orientado hacia la comprensión de la realidad. 5. La investigación constituye la herramienta más adecuada para vincular la teoría con la práctica. 6. La comprensión del perfil profesional es determinante para la identidad profesional del estudiante. 7. La interdisciplinariedad como nueva forma de organización de los aprendizajes, se logra mediante el procesamiento de problemas de la realidad. 8. Las prácticas curriculares constituyen el mejor mecanismo de construcción de la identidad profesional. 9. La reflexión sobre los diversos momentos del quehacer docente, es otro aprendizaje logrado con las prácticas curriculares. 10. Los valores humanos se desarrollan mejor en el contexto de las prácticas curriculares.

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1. Carrera de Licenciatura en Ciencias de la Educación Básica. Universidad Nacional de Chimborazo. Doctor en Ciencias de la Educación por La Universidad Central del Ecuador. Email: emartinez@unach.edu.ec

2. Facultad de Ciencias Administrativas. Escuela Superior Politécnica de Chimborazo. Doctor en Ciencias Pedagógicas por la Universidad de Oriente - Cuba. Email:  emontoya@espoch.edu.ec

3. Carrera de Licenciatura en Ciencias de la Educación Básica. Universidad Nacional de Chimborazo. Magister en Desarrollo de la Inteligencia y Educación por la Universidad Nacional de Chimborazo. Email: jhoana.montoya@unach.edu.ec


Revista ESPACIOS. ISSN 0798 1015
Vol. 41 (Nº 04) Año 2020

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