Espacios. Vol. 7 (1) 1986. Pág 2

El surgimiento de la investigación industrial en Venezuela

Walter Jaffé


Índice:

RESUMEN:
La investigación industrial en Venezuela nace en la década de los setenta, a partir de algunos esfuerzos precursores, como un proceso que se anticipa al desarrollo industrial del país y que por lo tanto se caracteriza por su poca continuidad, inestabilidad e insuficiente uso de la capacidad disponible por parte del sector productivo. Se postula que ello se explica como un acto de voluntarismo de funcionarios públicos y empresarios, motivados y concientizados hacia el papel de la investigación industrial en el desarrollo económico e industrial.


INTRODUCCION

La investigación industrial en Venezuela es una actividad relativamente reciente que puede cobrar gran vigencia a raíz de los cambios vividos por el país debido a la crisis de los precios y mercados del petróleo. A nivel declarativo abundan las afirmaciones acerca de la necesidad de mejorar la productividad y calidad, desarrollar nuevos productos para sustituir importaciones y exportar, y alguna información reciente disponible indica que un número significativo de empresas están organizando unidades de investigación y desarrollo en su seno (l). Ello justifica la exploración, aún preliminar, del proceso de surgimiento de la investigación industrial en el país, con la intención de identificar estrategias y modelos que puedan facilitar el proceso de expansión de esta actividad que aparentemente se está viviendo en el país en esta coyuntura. Desde el punto de vista metodológico se recopiló todo documento o dato relacionado con la temática en diversas fuentes, tales como archivos de instituciones y organismos y en particular la biblioteca del CONICIT.

Investigación industrial es un término generalizado por la ONUDI en la década de los sesenta, a través de su programa de fomento al desarrollo de una infraestructura de investigación científica y tecnológica de apoyo a los esfuerzos de industrialización de muchos países subdesarrollados. Se define como aquellas actividades que “ayuden a adquirir y aplicar conocimientos técnicos, realizando así una contribución directa e inmediata al desarrollo industrial” (2).

 Vista en estos términos tan amplios puede entenderse como todas aquellas actividades tendientes al dominio e innovación tecnológica en el sector industrial y por consiguiente incluirá además de la investigación y desarrollo strictu sensu, la consultoría tecnológica, los servicios técnicos avanzados, la información tecnológica, entre otros.

Estableceremos para fines de este artículo las siguientes categorías de organizaciones como ejecutoras de investigación industrial:

LOS PRECURSORES

 La primera investigación industrial identificada en el país es la actividad de una empresa farmacéutica denominada Instituto Quími Biológico. C.A., activa todavía en la actualidad. Fundada por emigrantes de origen alemán, desde sus comienzos, con una gran claridad conceptual, desarrolló una ambiciosa actividad de investigación tanto básica como aplicada en los campos de la bioquímica, patología experimental, farmacología, bacteriología y nutrición, existiendo registro publicado de las mismas de los años 1941 al 46 (3). Coincide esta actividad, que se presume no continuo luego, con la segunda Guerra Mundial, que impuso al país la necesidad de una mayor autosuficiencia en la producción de muchos bienes y servicios, debido a la drástica reducción del comercio internacional por efectos de la guerra.

A raíz de la misma también inmigraron al país calificados profesionales e investigadores. Uno de ellos, el Dr. Máximo Silberg, químico, propone para el año 1951 al Ministerio de Fomento la creación de un Instituto de Investigaciones Tecnológicas, argumentando la importancia del mismo para la industrialización del país (4).

Su propuesta que coincide con una de Armando Vegas, Profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela, no tuvo receptividad en el gobierno, pero fue recogida por el sector privado, cristalizando con la fundación del Instituto Venezolano de Investigaciones Tecnológicas e Industriales (INVESTI), en 1958, por parte de la Cámara de Industriales, la Cámara Venezolana de la Construcción y el Colegio de Ingenieros de Venezuela. Su diseño y planificación inicial fue realizada por la Armour Research Foundation de los Estados Unidos de Norteamérica, proyecto que se inscribió en uno más amplio que llevó adicionalmente a la organización del Instituto Mexicano de Investigaciones Tecnológicas (IMIT) y del Instituto de Investigaciones Tecnológicas (IIT) en Colombia.

El Estado apoyó esta iniciativa con la donación de equipos por parte del Ministerio de Obras Públicas y la cesión de locales en la Universidad Central de Venezuela, a partir del Laboratorio de Ensayos de Materiales constituido en 1944 en dicha Facultad.

Su objetivo es realizar investigación y docencia en materiales e ingeniería estructural y gracias a su flexibilidad administrativa se desarrolló como un centro de investigación y servicios contratados para la industria de la construcción (6).

Durante las décadas cincuenta y sesenta aparentemente no se realizan actividades de investigación industrial formales en el seno de la industria en el país. Olga Gasparini en un censo que realizó en 1966 no pudo localizar ninguna unidad de este tipo (7). Pero hay evidencias de importantes innovaciones realizadas en dicho período, como por ejemplo el desarrollo de la harina precocida de maíz por parte de la empresa REMAVENCA, producto de actividades de investigación y desarrollo informales, realizadas por personas no dedicadas a esta función en forma sistemática y explícita (8).

La experiencia de dos institutos fundados en este período es mixta. En el caso del INVESTI, el cual rápidamente concentró sus actividades en el área de los materiales así como de la industria de la construcción, se desarrolló en forma muy limitada, a pesar de su buen equipamiento y algunos éxitos técnicos destacados, debido fundamentalmente a las dificultades de financiamiento que confrontó prácticamente desde su nacimiento, dado su total dependencia de los ingresos autogenerados que no ha podido superar hasta la fecha. Luego de un crecimiento lento y constante hasta el año 1967, en el cual se alcanza la cifra de Bs. 1.000.000,oo de ingresos aproximadamente, se estanca la captación de fondos de prestación de servicios, lo cual persiste en la actualidad (9). Durante algún tiempo se contó con el apoyo financiero del CONICIT, pero ello no permitió superar la situación descrita.

El IMME ha podido contar con un ingreso mayor y más constante, aportado por la Universidad, lo cual lo hace menos dependiente de los ingresos por investigación y servicios contratados. Ello ha permitido la consolidación de un cuerpo técnico de unas 25 personas de muy buen nivel científico, así como una trayectoria técnica notable.


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