Espacios. Vol. 14 (1) 1993

Capacitación tecnológica en la química fina en Brasil: una clasificación taxonómica de las empresas del sector

Technological capabilities of national firms of chemical fine in Brasil

Alexis Mercado Suárez *


RESUMEN

Este estudio presente una breve descripción de la conformación del complejo de la industria química brasilera y una clasificación taxonómica de la capacitación tecnológica de las empresas nacionales actuantes en los sectores de la química fina. Se identificaron desequilibrios tecnológicos importantes dentro de un grupo compuesto por 33 firmas. Sin embargo, fue detectada una actividad innovativa importante que se ha fundamentado, principalmente, en la copia de productos y procesos. Esto fue posible a partir de un esfuerzo endógeno de cierta significación y el establecimiento de relaciones técnicas externas diversas.

ABSTRACT

This study present a brief description of the conformation of the brazilian’s chemical complex and a taxonomy of technological capabilities of national firms of chemical fine. Were identify considerable technological desbalances between 33 analized firms. Yet, was detect an important innovative activity founded in products and processes copy. The external technical relation and the development of “in house research” play a important role into the process.

Contenido


Introducción

Los estudios sobre el cambio tecnológico en América Latina se han orientado, generalmente, a analizar y describir las particularidades tecnológicas a nivel de las unidades productivas en forma individual o, cuando mucho, dentro de un número limitado de empresas. En este sentido, podemos hablar de la inexistencia de información que pueda dar cuenta de las particularidades estructurales del desarrollo tecnológico.

Es interesante constatar que los trabajos seminales en este campo daban cuenta de la existencia de una actividad innovativa de carácter incremental que se realizaba, generalmente, sobre tecnologías adquiridas de fuentes extranjeras. Según los mismos, estas actividades, agrupadas bajo la denominación de “innovaciones menores”, estarían lejos de producir cambios radicales dentro de la estructura tecno-económica (1). No obstante, existen casos que demuestran que, a partir de este tipo de actividad incremental, empresas de países en desarrollo, las cuales actúan en sectores bien específicos, han alcanzado grados de capacitación importantes, llegando inclusive, unas pocas de ellas, a aproximarse a la frontera tecnológica (2).

Se propone entonces, como alternativa teórico a los estudios del cambio tecnológico clasificados bajo la denominación de innovaciones menores, la evaluación del “aprendizaje tecnológico”, lo cual puede permitir una mejor comprensión de las actividades innovativas de los diferentes sectores industriales en los países de América Latina (Pirela y otros) 1991) (3).

Los objetivos básicos de esta proposición metodológica pretenden alcanzar una caracterización tecnológica amplia de algunas estructuras industriales en diferentes países de la región. En este estudio, particularmente, son presentadas las descripciones básicas de la parte nacional de la química fina en el Brasil. En primer lugar, y fundamentalmente, en función de la distribución de las capacidades tecnológicas de las diferentes firmas, y, en segundo lugar, en términos de la distribución del tamaño y de su desempeño económico (4).

Dicho de otra manera: estamos intentando una comprensión del problema del cambio tecnológico a partir del análisis de un gran número de empresas, considerando, inclusive, aquellas en las cuales, según la visión tradicional, no se debería esperar la identificación de actividades innovativas importantes. Creemos, sin embargo, que en estas firmas es posible conseguir una apreciable acumulación de habilidades técnicas adquiridas en la actividad diaria de la producción. En ellas, pensamos, es posible hallar la acumulación de significativas capacidades tecnológicas.

Reivindicamos entonces la necesidad de llevar a cabo estudios de carácter sectorial amplios que puedan dar cuenta de una fracción más amplia de la realidad. Para ello es necesario un análisis que permita una caracterización taxonómica de los diferentes sectores industriales, el cual pueda reflejar el espectro tecnológico de los sectores y mostrar los desequilibrios tecnológicos existentes entre las diferentes firmas.

Estudios de este tipo, se revisten de gran importancia en el actual contexto político económico latinoamericano. Los mismos pueden resultar de gran utilidad para estimar los efectos de las mencionadas medidas de reestructuración económica e industrial.

Etapas en la constitución del complejo de la industria química brasilera

Basándonos en la descripción realizada por Teixeira (1983), identificamos cuatro etapas en el desarrollo de la industria química brasilera. Ubicamos la primera en la década de los cincuenta. La misma se va a caracterizar por la instalación de algunas empresas en el segmento de productos finales o de cuarta generación en forma aislada (se incluyen aquí productos de consumo final tales como pinturas, solventes, grasas, lubricantes, medicamentos y detergentes), las cuales, en su mayoría eran subsidiarias de empresas extranjeras.

En este período se verificará la entrada de algunos de los grandes grupos transnacionales de la química: Unión Carbide, Monsanto, Rhone-Poulanc, Dow Chemical (Teixeira, 1983) (5). Se instalan, además, algunas empresas transnacionales dedicadas a la elaboración y comercialización de productos finales provenientes del petróleo y a la producción de algunos químicos básicos.

En esta década fueron instaladas, también, unas pocas empresas nacionales, las cuales se ubicaron en algunas ramas de los segmentos intermedios y finales de la industria. Necesario señalar que el grado de desarrollo tecnológico de éstas, así como su participación en el mercado, presentaban la característica de ser extremadamente marginales (6).

Se puede ubicar el surgimiento de una segunda etapa con la implementación de los segmentos primarios de la industria (específicamente del sector petroquímico). Un hecho se puede identificar como el punto de partida de este proceso: La creación de la empresa petroquímica de la PETROBRAS, la PETROBRAS Química (PETROQUISA), a principios de 1968.

Hasta el año de 1967, la política de promoción al desarrollo industrial del estado brasilero no había considerado, prácticamente, a la industria química. Producto de una indefinición del papel que debería jugar este actor en el área petroquímica, no se habían creado las condiciones para su desarrollo. Lo poco que existía se resumía a algunas unidades de la PETROBRAS dedicadas a la producción de fertilizantes y algunas empresas, filiales de multinacionales, actuando aisladamente en la producción de resinas termoplásticas. Estas se localizan en lo que después llegaría a constituirse en el polo petroquímico de Cubatao, en Sao Paolo. (7).

A partir de ese momento, la PETROQUISA intensificará la actividad de las empresas existentes y creará nuevas empresas en Cubatao. También se dará inicio a la construcción del polo petroquímico del Noreste, en el Estado de Bahía. Con la creación de la petroquímica UNIAO (1971), se inicia una rápida expansión del sector químico básico.

Como hecho interesante de esta etapa tenemos que, por primera vez, se verificará la participación de los grupos privados nacionales en asociación con grupos extranjeros y la PETROQUISA, surgiendo así las primeras empresas bajo el modelo “tripartite” (Teixeira, 1983) (8).

Característica de esta segunda etapa fueron las formas de adquisición de la tecnología. Esto se dio a través de procesos de negociación o licenciamiento de paquetes cerrados por parte de las empresas brasileras o por la simple transferencia de los procesos productivos de las multinacionales a sus filiales (Teixeira, 1983).

Este segundo ciclo expansivo del complejo químico se enmarca dentro de la etapa de mayor crecimiento de la economía brasilera: el período del milagro económico (1968-1973) (9). Diversos factores determinaron esta expansión: en primer lugar, como se mencionó, las políticas explícitas y la participación gubernamental directa para impulsar el desarrollo del sector. En segundo lugar, desde el punto de vista macroeconómico, aparece un factor muy importante: la amplia disponibilidad y el fácil acceso al crédito internacional en aquel momento.

Ya en la segunda mitad de la década de los setenta, podemos identificar el comienzo de una tercera etapa. La ampliación del polo petroquímico de Bahía dará inicio a un proceso de integración vertical “aguas abajo”, con el cual se pretendía alcanzar los sectores de segunda generación dentro del complejo químico (segunda transformación de productos) (Teixeira, 1983). El interés se centraba, especialmente, en la producción de intermediarios orgánicos precursores.

Paralelamente, se comenzaba con la implantación del polo petroquímico de Río Grande do Sul. En este proyecto se contemplaba la instalación de plantas productoras de químicos básicos, pero, a diferencia de las experiencias anteriores (Cubatao y Bahía), fueron adoptadas una serie de políticas para estimular una mayor participación de grupos privados nacionales, adicionalmente, se pretendía que en los procesos de adquisición se verificara un proceso de transferencia de tecnología más amplio de parte de las empresas licenciantes para las empresas nacionales (Teixeira, 1983).

La constitución de empresas de capital mixto, continuó siendo, en forma mayoritaria, el mecanismo de conformación de estos sectores. La PETROQUISA quedó con la responsabilidad de definir los términos de negociación con las empresas extranjeras. El aporte de estas últimas, en la conformación de las asociaciones se dio fundamentalmente a través del aporte del Know-how, correspondiendo a la PETROQUISA y a los grupos privados nacionales el aporte del capital (Teixeira, 1983).

Sin embargo, en este período, se puede hablar de una mayor participación de las empresas nacionales en la instalación de las plantas. Esta se va a orientar, fundamentalmente, a aspectos relativos a la ingeniería de detalle, montaje de equipos y la incorporación de la industria de bienes de capital local.

Aunque esta participación fue considerada por algunos como marginal, creemos que esta experiencia va a ser el punto de partida de un proceso de capacitación que más adelante permitirá un esfuerzo significativo de desarrollo endógeno en los sectores de intermediarios y de algunos sectores de especialidades.

Observamos, pues, que para finales de los setenta se tenía dentro del esquema de estructuración industrial, un desarrollo de los segmentos de primera y cuarta generación (Química básica y productos finales) y comenzaba a poblarse el segmento de segunda generación (intermediarios precursores). Sin embargo, continuaba existiendo una gran laguna representada por la inexistencia de los segmentos de tercera generación, es decir: los eslabones finales de la química intermediaria (intermediarios de síntesis) y los diversos sectores de especialidades químicas. Estos comenzarán a desarrollarse sólo en la década de los ochenta.

A partir de 1980, la química pasará a ocupar un lugar importante dentro de la estrategia industrial del país. Se verifica, entonces, una aceleración en la diversificación y ampliación de los polos petroquímicos y se dictan algunas resoluciones para propiciar el estímulo de los diferentes sectores (Teixeira, 1983). El gobierno, tal vez inspirado en los resultados favorables que en aquel momento arrojaba la política de reserva de mercado en las áreas de informática y telecomunicaciones, comenzará a vislumbrar la posibilidad de adoptar políticas semejantes para propiciar el impulso de estos sectores, que en forma similar, eran intensivos en conocimiento.

Además de la creación de condiciones políticas favorables, los estímulos directos para el desarrollo de las diversas áreas de la química fina experimentaron un crecimiento significativo, aspecto que puede evidenciarse al analizar el número de aprobaciones de proyectos por parte del Consejo de Desarrollo Industrial (CDI) (tabla 1).

Asociamos a este proceso de políticas de estímulo el arranque de una cuarta etapa en el desarrollo de la industria química. Continuando el proceso de integración “aguas abajo”, se instalan las primeras empresas productoras de intermediarios de tercera transformación. Aquí, otro hecho sirve para definir el punto de partida: la constitución de una empresa con el objetivo de impulsar el desarrollo de los sectores de química fina y, así, intentar completar el rompecabezas del complejo industrial brasilero: La Nordeste Química (NORQUISA).

La NORQUISA, creada en 1980, es un holding compuesto por un grupo de empresas del polo petroquímico de Bahía en las que PETROQUIAS mantiene, hasta ahora, participación accionaria. Los objetivos trazados inicialmente eran intentar cubrir los eslabones faltantes en el sector intermedio y crear las condiciones que crearan un marco propicio para el desarrollo de los diferentes sectores de especialidades químicas.

Las empresas transnacionales también van a tener una participación muy activa en esta etapa. Las principales filiales (Rhodia, Ciba, Geigy y Monsanto, entre otras) comenzaron a instalar plantas para producir tanto intermediarios como especialidades, destacando dentro de estas últimas la participación en las áreas de auxiliares y de farmoquímica (Mercado, 1992).

Va a ser justamente a nivel de las especialidades farmoquímicas donde se verificará un esfuerzo para intentar desarrollar un sector nacional capaz de satisfacer las demandas internas. Durante la década de los ofenta, el Estado definió un programa de estímulo directo para el desarrollo de empresas locales a través de un programa conjunto de la central de medicamentos (CEME) y de la compañía de desarrollo tecnológico (CODETEC) de Campinas.

A pesar de que Brasil no reconocía patentes desde 1969, será sólo en la década de los ochenta cuando se adopte una estrategia deliberada para la producción de fármacos. La misma se basaba en la creación de estímulos a los laboratorios nacionales para que se integraran verticalmente y se dedicaran a sintetizar sus materias primas. Es decir: las especialidades.

Algunas de las empresas incluidas en este estudio participaron dentro de este esquema. Hoy ellas se encuentran involucradas en actividades de síntesis y producción de medicamentos, integración que, según opinión de algunos especialistas, no resulta la más adecuada para funcionar dentro de una eventual estructura competitiva (10).

Estos esfuerzos confrontaron, y confrontar, una infinidad de problemas. Reconocidamente, muchos errores fueron cometidos en su implementación, pero un hecho aparece como incuestionable: fue creada una cierta capacidad tecnológica la cual, creemos, tiene cierta importancia y, en la actualidad, se encuentra en una encrucijada: Aumentar su nivel y alcanzar competitividad o desaparecer. Justamente esa capacidad es la que nos proponemos evaluar en este estudio sectorial.

* Profesor-Investigador, CENDES, U.C.V.

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