Espacios. Vol. 15 (1) 1994

Experiencia de vinculación de la universidad con los sectores productivos en España

Linking experience from the university with other productive sectors in Spain

Pere Escorsa*


RESUMEN

En el presente trabajo se analiza la evolución, en los últimos diez años, del proceso de vinculación entre la universidad y la empresa en España y se destaca el impacto que sobre este proceso han tenido la Ley de Reforma Universitaria, la llamada ley de la ciencia (Ley de fomento y coordinación general de la investigación científica y técnica) y los planes nacionales de investigación.

ABSTRACT

In the following essay we are going to analize the evolution of the linking procedures between the university and the enterprise in Spain in the last ten years, and we underline the impact that the University Reform Law has over this process, using the science law (Development Law and the general coordination of cientific and technical research) and the national research plans.

Contenido


Introducción

El tema de las relaciones Universidad-Empresa sigue despertando un gran interés, a pesar de que hace ya veinticinco años el argentino Jorge Sábato había escrito que el grado de la innovación en un país, es el resultado de una acción múltiple y coordinada del gobierno, la estructura productiva y la infraestructura científico-tecnológica. Sábato representó el sistema de relaciones entre estos elementos por un triángulo (ver Figura 1).

No obstante, en la mayoría de los países latinoamericanos las relaciones Universidad-Empresa no existen o se hallan todavía en un estado muy incipiente. ¿Cuáles son las causas? Para que la vinculación pueda producirse se precisan dos requisitos previos:

a) Que el país haya llegado a un cierto nivel industrial y tecnológico y que esté abierto a la competencia internacional.

El desarrollo tecnológico consiste en la elaboración de conocimientos. Tecnología es un cierto tipo de conocimiento. Invertir en I&D (Investigación y Desarrollo) significa asignar recursos para obtener unos resultados (nuevos conocimientos) no plenamente apropiables, asumir un elevado riesgo de fracaso técnico y comercial, y un largo período de maduración de la inversión. Estas tres características influyen en contra de la inversión en I&D, de manera que ésta es menor que la que sería óptima en condiciones de apropiabilidad y certidumbre. En definitiva, no es extraño que las empresas traten de evitar la inversión en I&D mientras sea posible hacerlo.

La preocupación directa de las empresas no es la tecnología. Sus preocupaciones se originan directamente en la producción (costes, calidad) y en el mercado (cuota de mercado, competencia...). La producción y el mercado son el contexto dentro del cual nace el interés de las empresas por la tecnología. La secuencia sería pues, la siguiente: 1) La producción y/o el mercado plantean problemas y oportunidades que manifiestan necesidades tecnológicas, y 2) existen diversos medios para satisfacer estas necesidades tecnológicas: investigación, desarrollo, compra de tecnología, consultas a servicios especializados... En consecuencia, según sean los problemas que plantee la producción, será necesario usar un medio u otro de introducir tecnología, teniendo en cuenta, coherentemente con lo expuesto antes, que siempre que sea posible se evitarán los medios menos apropiables y se usarán los menos arriesgados. No cabe duda que si el país está protegido de la competencia internacional por unas barreras arancelarias elevadas, los problemas tecnológicos que plantea la producción son menos acuciantes.

Generalmente, la industrialización de un país se inicia por los sectores tradicionales. Los problemas técnicos que plantea un sistema productivo tradicional se pueden resolver mediante actividades tecnológicas aisladas o puntuales. Es decir, no plantean la necesidad de un sistema de I&D fuerte.

A medida que el proceso de industrialización avanza, se produce una progresiva diversificación del tejido industrial. Empiezan a ganar importancia sectores más avanzados. Los problemas técnicos que plantean son más complejos, y para solucionarlos se requerirá una mayor dedicación a la tecnología. Si estas actividades se han desarrollado ya en otros países -y está claro que ni España ni Latinoamérica forman parte de los poquísimos países protagonistas de la generación de las nuevas tecnologías- se observará un proceso de introducción de tecnología, vía inversión extranjera y transferencia de tecnología.

Finalmente, y después de haber transcurrido el tiempo necesario, entrarán en el tejido productivo del país industrias y servicios avanzados, cuya producción no es posible sin un esfuerzo sistemático de I&D, justificado y exigido por los problemas y oportunidades que la misma producción plantea.

En este esquema, tan simplificado, aparecen dos condiciones para que surja un sistema tecnológico. La primera es que la historia de la industrialización haya sido suficientemente larga como para posibilitar una amplia diversificación, ascendiendo por la escala tecnológica. La segunda es que los diferentes sectores productivos aparezcan en el tejido industrial en el momento “oportuno”, es decir, cuando todavía son portadores de avance técnico y exigen atención creativa a la tecnología. Si surgen tarde las empresas preferirán adquirir tecnología exterior antes que invertir recursos en algo arriesgado y difícilmente apropiable.

b) Que el país disponga de unas universidades dotadas de recursos humanos y materiales suficientes.

La dotación de las universidades, en efectivos humanos y en equipos, debe sobrepasar unos umbrales mínimos y alcanzar una “masa crítica” que les permita no solamente ir asimilando las nuevas tecnologías sino también participar en su generación y mejora continua. Evidentemente esto no es posible si no se dispone de una base de profesores e investigadores con dedicación exclusiva.

En resumen, si la empresa no está motivada ni presionada para adoptar las nuevas tecnologías ni la universidad está en condiciones de aportar conocimientos útiles, el proceso de transferencia de tecnología no se producirá.

Sin embargo, la situación está cambiando. Los procesos de apertura y de integración en mercados de ámbito superior están configurando una economía cada vez más global, en la que la competencia llega rápidamente de todas partes. Los ciclos de vida de los productos se acortan y no hay tiempo para copiarlos. Fernando Machado, director del CEGESTI de San José de Costa Rica, cuenta que hoy, cuando un empresario acude a una feria extranjera y descubre un nuevo producto interesante, es muy probable que este producto le acompañe en el viaje de regreso a su país en la bodega del mismo avión.

En este clima competitivo se dan los ingredientes para un progresivo acercamiento Universidad-Empresa. Carlos Guallarte (1992) señala en su Tesis Doctoral los siguientes motivos por parte de las empresas:

Cuadro 1
Acontecimientos destacados en el fomento de la vinculacion universidad-empresa en España

  • 1983 Ley de Reformas Universitaria
  • 1986 Ingreso en la Comunidad Económica Europea
  • 1986 Ley de Fomento y coordinación general de la investigación científica y técnica (“Ley de la Ciencia”). Creación de la CICYT (Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología.
  • 1988 Plan Nacional de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico 1988/91.
  • 1988 Creación de la red de OTRIS (Oficina de Transferencia de los Resultados de la Investigación), coordinadas por una OTT (Oficina de Transferencia de Tecnología) en Madrid.
  • 1989 Programa PETRI (Programa de Estímulo de la Transferencia de Resultados de Investigación).

Por parte de la universidad, los motivos de aproximación a la industria son los siguientes:

El caso español: Cronologia del proceso

En los últimos 10 años el estado de la vinculación en España ha cambiado de forma radical. No puede hablarse ya más del tópico “tradicional divorcio entre la Universidad y la Empresa”. En 1992 el volumen económico de los contratos firmados por las universidades y los centros públicos de investigación españoles alcanzó la cifra de 23.500 millones de pesetas -unos 180 millones de dólares. Mi Universidad, la Politécnica de Cataluña, con sede en Barcelona, facturó en dicho año 2.602 millones de pesetas- aproximadamente 20 M. de dólares- de los que 710 millones correspondieron a su participación en programas de I&D de la Comunidad Económica Europea.

Esta vinculación se produce, no obstante, de forma muy desigual. En las universidades de Madrid y Barcelona es muy intensa, concentrándose en ellas buena parte de los contratos, mientras que en otras, situadas en provincias menos industrializadas pueden coexistir departamentos completamente saturados, que recurren incluso a la contratación de personal exterior, con departamentos que nunca consiguieron un solo convenio.

* Universidad Politécnica de Cataluña, Escuela de Ingenieros Industriales de Terrassa, Barcelona, España.

[Volver al inicio]

Vol. 15 (1) 1994
[Indice] [Editorial]