Espacios. Vol. 18 (1) 1997

Etapas del discurso ambiental en el tema del desarrollo

Phases of the environmental discourse on the development subject

José Miguel Cruces H. *


RESUMEN

La preocupación por los problemas del ambiente ha venido creciendo paulatinamente, y en esa misma medida ha venido permeando lo que pudiéramos Ilamar el "pensamiento del desarrollo". Han habido marchas y contramarchas, propuestas y contrapropuestas; se ha dibujado todo un conjunto de etapas que en sí mismas expresan el peso del pensamiento de los distintos grupos en pugna, en tanto que al problema ambiental se lo ha barnizado de un indudable tinte político, aunque explícitamente no se reconozca así. Desde los primeros momentos, cuando se globaliza el problema de la contaminación como casi que único fantasma ambiental, hasta hoy cuando se promueve la sociedad sostenible como salida al problema, el factor político ha dominado la escena en la que se desenvuelve. Este hecho, paradójicamente, a la vez que potencia -en lo teórico- soluciones concertadas, las impide meridianamente tanto que se anteponen intereses de carácter económico bajo formas que se expresan políticamente. meridianamente en tanto que se anteponen

ABSTRACT

The concern by environmental problems has been steadily raising, and the same way, permeating that we could call the «develop ing thinking. It has been paths forward and back, proposals and contraproposals; it has been drawn a set of phases that express the meaning of the different groups in pug nacity, while the environmental problem has acquired an indubitably political tint, although there is not explicit acknowledgement. From the begining, when the polution problem is globalizedas the almost only environmental phantom, until now a days, when the sustainable society is proposed as a answer, political factor has dominated the scenary. Paradoxically, this fact, as long as potentiates theoretically agreeing solutions, impede them clearly because they go against economical interests, expressed under political forms.

Contenido


Introducción

La preocupación por la cuestión ambiental en el tema del desarrollo es, relativamente, de reciente data; antes de 1960 no existían consideraciones políticas explícitas sobre estos aspectos (Urquidi, 1994). Esto se vincula directamente con el hecho de que siendo el desarrollo un tema hondamente sesgado hacia la disciplina económica, lo cual implica que los economistas eran casi que los únicos autorizados para hablar de este tema, su discurso permaneciese naturalmente ajeno a disciplinas tan específicas como la ecología, aunque buena parte de los insumos de la actividad económica fuesen en gran parte provenientes del ambiente natural. Esto fue así, pese a que siempre existieron ideas conservacionistas en muchos países, y aunque uno que otro economista hubiera elaborado elementos de teoría aplicables al use de los recursos naturales.

El Ilamado de atención mundial, antes de que se hiciera público a través de la Conferencia de Estocolmo, lo lanzaron hombres de ciencias vinculados fundamentalmente a la ecología, a partir de finales de los años cincuenta, sesenta y comienzos de los setenta. Entre otros es de nombrarse a Eugene Odum quien publicara su obra Fundamentals of Ecology (1959); Edward Kormondy, quien publicó una suerte de manual de ecología: Concepts of Ecology (1969), en el que se sintetizaba de modo más o menos sencillo la estructura y la función de los ecosistemas. Por su parte -y ya en una onda más divulgativa pero de gran impacto- Barry Commoner publica, aparte de sus rigurosos trabajos científicos, su notable libro The closing circle : nature, man & technology, (1972); asimismo, Paul Ehrlich publica su obra: The population bomb (1968), y posteriormente junto a Anne Ehrlich publicaría Population, Resourses and Environment(1970). De igual manera durante esos mismos años, y particularmente en los setenta, aparecen otros autores quienes sobre el mismo tema alertan en torno a lo real y potencial del problema ambiental; una pequeña pero significativa muestra sería: Rachel Carson (Silent Spring,1969); James Ridgeway (The politics of ecology, 1971); Edward Goldsmith (A blueprint for survival, 1971); Phillipe Saint-Marc (Socialisatión de la Nature, 1971); René Dumont (L'Utopie ou la mort, 1973), y tal vez la obra más difundida para entonces, promovida por el conocido Club de Roma Los Límites al crecimiento en 1972.

En su momento (1972), Commoner -citado por Urquidi (1994)- decía: "... la crisis ambiental, evidente ya en la ecosfera, proviene de las tensiones ecológicas que refleja las fallas de la tecnología productiva -y de sus antecedentes científicos-, y además de las fuerzas económicas, sociales y políticas que nos han lanzado por este camino autodestructivo; (...) para sobrevivir, las consideraciones ecológicas deberán guiar a las económicas y políticas".

Empero, las fuerzas políticas y económicas del mundo, permeadas por fuertes matices ideológicos objetivados en bloques políticos (Este-Oeste) y económicos (Norte-Sur), prestó a estos aspectos la importancia que sus intereses les permitía. Tales condiciones político-ideológicas crearon un notorio "ruido" que impidió la interpretación y asimilación del problema que los científicos naturales estaban mostrando. De manera que la consideración explícita del problema, necesariamente distinto y diverso para cada país y dependiente fundamentalmente de su grado de desarrollo, se viese frenada a los fines de disminuirlo o eliminarlo donde así se pudiera.

Lo que sí se despertó fue una suerte de "moda ecológica" o "ambiental" en la que palabras como contaminación, polución, biósfera, ecología, medio ambiente, etc., pasaron a formar parte del léxico de las personas medianamente informadas, aunque no sin la correspondiente confusión por tratarse de términos relativamente técnicos. En síntesis, un "nuevo fantasma" comenzó a recorrer el mundo -el del medio ambiente, centrado exclusivamente en la contaminación indistintamente del grado de industrialización de los países, al punto que en muchos lo que realmente se dio fue una "contaminación ideológica", detrás de un problema que si bien se perfilaba como grave, no se distribuía homogéneamente en todo el planeta. Esta situación -aparentemente interesada- creó la sensación de una "pesadilla" o "nuevo apocalipsis" en unos, y una reacción de escepticismo o descreimiento en muchos otros, hecho que desvirtuaba lo real o potencial del problema. Dario Paccino, decía que esta suerte de "moda ambiental" se introdujo en el mundo como una forma de ocultar o desviar la atención de problemas más, o tan graves para el momento como lo era la Guerra de Vietnam; y en este sentido relata parte de la alocución del Presidente Nixon -en la que introduce su supuesta preocupación por el problema ambiental- ante un cúmulo de estudiantes quienes en los años sesenta exigían la salida de EEUU de aquella zona: Creedme, no tengo menos deseos que vosotros de terminar la guerra de Indochina, para poder pensar finalmente en un problema que hoy nos apasiona a todos, el problema del medio ambiente; dejadme hacer, dadme confianza y vereis que pronto llegará el día en que combatiremos todos juntos la batalla que nos une a todos, ricos y pobres, la batalla por la calidad de la vida, indisolublememte ligada a la recualificación ambiental (Tibaldi, 1980; pág. 18)

Empero en 1971, ecólogos, o científicos muy cercanos a la ecología en representación de diferentes países, alertan a las Naciones Unidas acerca de los riesgos ambientales del estilo de desarrollo dominante (Olivier,1981, Urquidi 1994). Este organismo mundial convoca, en 1972, la ya conocida Conferencia de Estocolmo, especie de "primer foro mundial del ambiente" el cual permitió debatir con mayor propiedad lo que se venía evidenciando a través de distintos medios; sirvió también de marco para mostrar las diferencias Norte-Sur, alrededor del tema del desarrollo, reflejadas más tarde por los científicos sociales latinoamericanos, entre otros medios a través de la teoría de la dependencia, y las diferencias Este-Oeste en términos de los bloques socialista y capitalista. Uno de los logros más significativos de esta Conferencia fue la creación del Programa de la Naciones Unidas para el Medio Ambiente PNUMA, organismo que promovió muchas de las actividades de carácter global que se realizaron luego de la reunión mundial. Entre otros, el Protocolo de Montreal sobre la capa de ozono; la Convención de Basilea sobre los desechos tóxicos, y la Declaración de Cocoyot, en torno a la economía del desarrollo; aparte de ello, se dio inicio a las negociaciones sobre cambio climático global, uno de los problemas más acuciantes de la actualidad (Urquidi, 1994).

Enfoque ambiental en el marco del desarrollo

Seguramente la aparición del Informe Meadows (Los límites al crecimiento,), y la celebración de la Conferencia de Estocolmo, -ambos en 1972- sean los hechos que configuran en su tiempo la preocupación por la cuestión ambiental en el marco del tema del desarrollo. Tales hechos marcan una especie de punto de inflexión que induce a hablar de un antes y un después de su realización.

A pesar de que los impactos de los procesos de industrialización y de crecimiento poblacional no habían sido tan intensos durante el siglo XIX, algunos intelectuales alertaron sobre lo que posteriormente fue. Por ejemplo Engels, haciendo gala de buen conocimiento de principios ecológicos básicos en su ensayo El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre (Marx y Engels, 1952), refiere que : "...los hombres que en Mesopotamia, Grecia, Asia Menor y otras regiones talaban los bosques para obtener tierra de labor, ni siquiera podían imaginarse que, al eliminar con los bosques los centros de acumulación y reserva de humedad, estaban sentando las bases de la actual aridez de esas tierras. Los italianos de los Alpes, que talaron en las laderas meridionales los bosques de pinos, conservados con tanto celo en las laderas septentrionales, no tenían idea de que con ello destruían las bases de la industria lechera en su región; y mucho menos podían prever que, al proceder así, dejaban la mayor parte del año sin agua sus fuentes de montaña, con lo que les permitían, al Ilegar el período de las Iluvias, vomitar con tanto mayor furia sus torrentes sobre la planicie..."

De igual manera, Marx también vislumbró los problemas del entorno: Las culturas que se desenvuelven desordenadamente y no son dirigidas conscientemente dejan desiertos a su paso (cita de Tamames,1983; p. 27). Aunque los legados de Marx y Engels habían incidido claramente sobre Lenin, los soviéticos se dejaron Ilevar por crecimientos expansivos como el de los capitalistas, atropeIlando mucho el ambiente natural (Tamames, op. cit. p. 49). Sin embargo, el impacto del proceso industrial sobre el ambiente se deja sentir con mucha más fuerza a partir de la Segunda Postguerra, período en el que se concentra el 80% de la producción mundial de bienes y servicios de lo que va del siglo XX (Documento de la Internacional Socialista, 1989). Todo ello ocurre de la mano de un cambio tecnológico que aparte de inducir el ahorro mano de obra, y por esa vía crear conflictos sociales, crea además conflictos ambientales por generar tecnologías no apropiadas al ambiente natural.

"La "crisis ambiental"

La reunión de Estocolmo retoma el incipiente proceso de defensa del entorno natural y legitima un discurso ambientalista con base en la emergente ecología; el problema se mundializa con un nuevo calificativo: la crisis ambiental. Aparte de la creación del ya mencionado PNUMA, se promueven múltiples reuniones internacionales en torno a la referida crisis, se retoma la inmensa prioridad que posee la educación ambiental, y los organismos internacionales creados previamente a propósito de la Conservación de la Naturaleza (calificadas por León, -1981- como "...transnacionales de la conservación"); entre otras: UICN, FUDENA, Sociedad Audubon, World Wildlife Fund, etc., oxigenan su presencia y adecuan sus planteamientos a la nueva realidad. Asimismo, el nuevo escenario que delimita el problema ambiental da cabida a un cada vez mayor número de organizaciones ambientalistas, a incluso, algunos se plantean -caso de Francia y Alemania, principalmente- el acceso a la toma de decisiones por la vía de la creación de movimientos políticos.

Gran parte de la discusión posterior se centra precisamente a11í, en el contenido político que a este movimiento se le da; prácticamente es a mediados de los años sesenta cuando se 'descubre' la vigencia y potencialidad de una crisis ambiental que ya en el siglo XIX tenía sus manifestaciones, las cuales se han venido agravando con el crecimiento industrial y demográfico. Estas manifestaciones han continuado sistemáticamente, ahora bajo el calificativo de "accidentes", entre los cuales figuran Chernobyl, Bhopal, Exxon Valdez (Alaska), etc. Algunos autores han asomado que la consideración explícita del problema ambiental como conflicto propio de las sociedades modernas, surge en medio de la situación de rechazo que se manifestaba a propósito de la Guerra de Vietnam, en los EEUU. Es decir, la legitimación del conflicto ambiental como problema de carácter planetario -en esta nueva etapa- viene de la mano de la admisión, por parte de la potencia norteamericana, de una nueva ideología sustitutiva o integrativa de otras ideologías ya desfasadas.

La emergencia de eso que hemos considerado la "crisis ambiental", modifica ya no sólo la estrategia que hasta ese momento traían los defensores de la Naturaleza (conservacionistas), sino además su discurso ideológico y político, confundiéndose entre los movimientos políticos de las sociedades de algunos países, especialmente de los industrializados, en donde el problema se hacía más agudo. Este hecho produjo no pocas reacciones tanto contrarias como a favor, dependiendo de los intereses que se defiendan. AI respecto, Vitale (1983) en una evidente posición autocrítica- afirmaba: "...los marxistas han descuidado el estudio del ambiente, reaccionando muchos de ellos a la defensiva, negando la trascendencia de la crisis ecológica o denunciando los grupos ecologistas como <movimientos diversionistas> que distraen la atención de las tareas de la lucha de clases". Marqués (1980), asume de igual manera- que la ausencia de sensibilidad ecologista en los medios políticos y teóricos marxistas forma parte de un fenómeno más amplio, pero que existe compatiblidad entre la ecología y el mancismo; ello, porque ...en el nivel teórico el marxismo sigue ofreciendo el único esquema en que hombre, sociedad y naturaleza son tratados como sistema.

Sin embargo, la realidad ha sido más que elocuente; un ejemplo de lo poco productiva que ha sido esta discusión es, sin duda, la consideración del tema ambiental en las instancias planificadoras de los distintos Estados. Para Vicente Sánchez (1984) -al referirse a América Latina- la planificación del desarrollo, "...ha ido incorporando la consideración de variables que al comienzo no incluía. Comenzó siendo simplemente planificación económica, para luego integrar sucesivamente los aspectos sociales, institucionales, demográficos y recientemente los relacionados con ciencia, tecnología y con los energéticos. Los aspectos ambientales han ido quedando relegados, [...] las ciencias sociales han ido olvidando sistemáticamente a la naturaleza y su funcionamiento al emprender análisis e interpretaciones de la realidad o incluir acciones sobre ella". Es decir, para estas ciencias, la naturaleza simplemente ha estado a11í, inerte, "... se ha omitido la perspectiva ambiental del desarrollo".

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