Espacios. Vol. 19 (2) 1998


Editorial

E
n estos tiempos de apertura y globalización, la búsqueda permanente de mayores niveles de competitividad por parte de las empresas y las naciones se ha convertido en una especie de desideratum o condición sine qua non para lograr la sobrevivencia y garantizar el crecimiento. Por otra parte, las estadísticas internacionales indican con claridad que, en la actualidad, aquellos países que poseen mayor desarrollo económico y nivel de vida, son los que han sido capaces de crear y mantener una base sólida de capacidades humanas, de infraestructura e información necesarios para generar y usar eficientemente el conocimiento en la producción de bienes y servicios.

En uno y otro aspecto, la innovación tecnológica y la capacidad de su difusión están, indiscutiblemente, presentes. La innovación, como proceso social, es compleja y trasciende el ámbito restringido de las actividades de Investigación y Desarrollo (I+D), las cuales, si bien son básicas para la creación de conocimientos, requieren de la complementación de otra amplia gama de esfuerzos que regularmente es necesario hacer, por parte de las empresas y las naciones, para convertir aquellos en bienes y servicios que satisfacen o crean nuevas necesidades de mercado.

¿Cómo identificar, medir, estudiar e interpretar la evolución de las diversas actividades, actores y factores que favorecen, estimulan, obstaculizan o impiden la innovación? Esta ha sido una gran interrogante en los países latinoamericanos, y en particular en Venezuela, por la falta de información en relación a estos asuntos. Afortunadamente, y gracias al esfuerzo conjunto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT) y de la Oficina Central de Estadísticas e Informática de la Presidencia de la República de Venezuela (OCEI), a quienes felicitamos, podemos contar con los resultados de la "Encuesta de Capacidades Tecnológicas e Innovativas de la Industria Manufacturera Venezolana, 1997", lo que constituye una contribución relevante que hará posible avanzar en el análisis e interpretación de la realidad de nuestra industria, así como mejorar el diseño de las estrategias empresariales y de las políticas públicas dirigidas al estímulo de la innovación en nuestro medio. Esperamos que éste sea un esfuerzo sostenido en el tiempo, que permita el mejoramiento continuo de las metodologías de recolección de datos y del diseño de indicadores cada vez más fiables y que retraten de forma nítida la capacidad tecnológica e innovativa de nuestra industria.

El Comité Editor


Vol. 19 (2) 1.998
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