Alejandro Gutiérrez S, Humberto Fontana, y Edgar Abreu O.
LOS CAMBIOS EN EL ENTORNO MUNDIAL
Durante la última década, la humanidad ha presenciado cambios que anuncian nuevos esquemas en las estructuras del poder político económico. Este nuevo entorno mundial, todavía en proceso de configuración, tiene como características más importantes las siguientes:
La globalización ha afectado intensamente el diseño de estrategias nacionales de desarrollo y la autonomía de los países para definirlas. Según Llambí (1993:259): " lo novedoso en la restructuración global es que las estrategias de consolidación de los capitalismos nacionales ya no son viables pues las fuerzas de la economía erosionan el ámbito y los mecanismos nacionales de regulación. El incremento de los flujos de capital a través de las fronteras abriendo de facto los mercados nacionales ha disminuido considerablemente el manejo nacional de la economía." mundial, en el cual la tendencia a la disminución de los precios de los bienes agrícolas en los mercados mundiales pareciera que no va a revertirse. Este es un efecto contrario al esperado y previsto por los diferentes análisis hechos, bajo el supuesto de un éxito en los resultados de la Ronda Uruguay, en cuanto a la liberación del comercio agroalimentario mundial se refiere.
En realidad, si bien es cierto que los resultados finales de la Ronda Uruguay representan un avance en relación con la situación que prevalecía antes de su finalización, los acuerdos apenas constituyen una liberación parcial y excesivamente gradual, to cual impedirá que se alcance el efecto previsto de un aumento de los precios de los bienes agrícolas en los mercados mundiales, al menos en la magnitud que se esperaba'. Tyers (1994), utilizando un modelo de simulación que incorpora los acuerdos finales de la Ronda Uruguay y los cambios que se producirán en la agricultura de los países de Europa del Este y la antigua Unión Soviética, arriba a la conclusión de que los excedentes que se producirán en estos países, serán más que suficientes para contrarrestar los efectos de la disminución de la producción y las exportaciones agrícolas en Europa Occidental, debido a los resultados de la Ronda Uruguay. En consecuencia, los precios de los alimentos en los mercados internacionales disminuirán. No obstante, debe advertirse que el modelo de Tyers no incluye a los Estados Unidos y Canadá (grandes exportadores netos), aunque indica que "...las predicciones de las exportaciones netas de granos de Rusia en el año 2000 serán aún inferiores en menos de una quinta parte a las previstas para Estados Unidos, y las exportaciones netas de los países post-socialistas, que se espera sean autosuficientes en granos para el año 2000, estarían entre 50 y 80 por ciento de las previstas para aquel país".
Andersen (1994), concluye que existen al menos tres razones por las cuales el aumento de precios como consecuencia de la instrumentación de los acuerdos de la Ronda Uruguay serán muy limitados o simplemente no se producirán : 1) Las reducciones en las distorsiones y los niveles de protección de EE.UU., la Unión Europea y Japón serán muy pequeñas y diseminadas durante un largo período de tiempo ; 2) Existen fuertes indicios de que los países antes señalados mantendrán políticas para manipular la oferta de productos agroalimentarios en lugar de adoptar políticas de libre mercado, y 3) Es muy probable que Europa del este y la antigua Unión Soviética aumentarán la producción a un ritmo superior que la demanda durante los próximos diez años, volcando sus excedentes sobre los mercados mundiales.
Un escenario de esta naturaleza, tenderá a beneficiar a los consumidores, pero obligará a los productores de bienes agrícolas que compiten con las importaciones a mejorar su eficiencia productiva para poder conservar sus mercados
Los análisis sobre los efectos que tendrá sobre el entorno agroalimentario mundial el acuerdo final de la Ronda Uruguay, coinciden en afirmar que más que los cambios cuantitativos en los mercados y precios, se producirán importantes modificaciones sobre las políticas agrícolas (FAO, 1994). En este sentido, se penalizan los subsidios a las exportaciones, las políticas de sostenimiento de precios por encima de los existentes en los mercados internacionales que impliquen pérdida de bienestar para los consumidores, las barreras no arancelarias al libre comercio, los subsidios generalizados a insumos y otras formas de apoyar la producción interna. Los resultados de la Ronda Uruguay permiten y promueven la intervención publica en áreas como la investigación, la capacitación de recursos humanos, subsidios directos a los productores, subsidios a insumos para pequeños productores, inversión pública en infraestructura y otras acciones públicas. Aunque existen excepciones previstas para el caso de los países menos desarrollados, es claro que el margen de maniobra para apoyar y proteger a la agricultura a través de los mecanismos tradicionales tiende a disminuir.
LOS CAMBIOS EN EL ENTORNO NACIONAL
Venezuela está y seguirá siendo afectada por los cambios que se han producido en el entorno político-económico mundial. A pesar de que el modelo de acumulación capitalista rentístico evidenció su agotamiento a comienzos de la década de los ochenta, y la crisis de pagos de la deuda externa se manifestó a comienzos de 1983, no es sino hasta 1989 cuando se decide instrumentar un PAE con el claro objetivo de abrir y liberar la economía, eliminar las distorsiones en los precios relativos, diversificar las exportaciones a insertarse en los mercados internacionales. Este PAE que sufrió retrasos en algunos de sus componentes fundamentales (reforma financiera, reforma fiscal y privatización), sirvió sin embargo para avanzar en la apertura de la economía, a través de la reforma de la política comercial, proceso que se ha visto fortalecido con el progreso de la integración económica regional (Pacto Andino, G-3, Acuerdos Comerciales con Chile, Brasil, Centro América y las Islas del Caribe. De acuerdo con Edwards (1994) y Eiros (1995), la reforma de la política comercial en Venezuela significó la disminución de los aranceles y la reducción progresiva de las barreras no arancelarias a las importaciones, eliminación de restricciones a las exportaciones y simplificación de los sistemas arancelarios. En 1991-1992 el arancel promedio en Venezuela había disminuido al 17 % mientras que había sido de 30 % en 1985. Así mismo, mientras el arancel máximo en 1987 se ubicó en 135 %, para 1991 se había reducido a 50 %. Posteriormente, este máximo arancel disminuyó al 20 %, para cumplir con la normativa establecida en la decisión del Acuerdo de Cartagena sobre el arancel externo común que regiría para el Grupo Andino. De otro lado, para 1991-92 sólo el 5 % del universo arancelario estaba sujeto a barreras no arancelarias, mientras que en 1987 había alcanzado el 44,1 °/a. En cuanto a la forma como afectó la reforma comercial al sector agroalimentario véase a Gutiérrez (1995).
El Gobierno que se inició en 1994, a pesar de los obstáculos que ha tenido para estabilizar la economía, debido a la crisis financiera y a los desequilibrios macroeconómicos que persisten, ha dado muestras de querer continuar con el proceso de apertura a inserción de Venezuela en la economía global. Así lo demuestra la firma definitiva del Acuerdo para liberar progresivamente el comercio entre México, Colombia y Venezuela (G-3), la adopción del Arancel Externo Común para los países del Pacto Andino, y más recientemente, la aceptación por parte de Venezuela de los acuerdos alcanzados por el GATT en la Ronda Uruguay (finalizada en diciembre de 1993) y su participación en la Organización Mundial de Comercio (OMC).
La apertura de la economía exige transformaciones fundamentales en el seno de la sociedad venezolana y en especial en su aparato productivo. La disminución de los niveles de protección y la aceptación de normas derivadas de los acuerdos de libre comercio, que impiden o limitan el subsidio y apoyo a la producción a través de los mismos mecanismos del pasado (por ejemplo, subsidios a insumos, prohibiciones de importación y barreras no arancelarias), constituyen una nueva realidad que deben enfrentar las empresas venezolanas. En esta nueva situación, la competencia se intensifica al permitir la entrada al mercado nacional de bienes y servicios extranjeros, los cuales pagan aranceles más bajos (o ninguno para el caso de los bienes y países con los cuales se han firmado acuerdos de libre comercio). El cambio es particularmente importante para el proceso de formación de precios, en tanto que los precios internos, en la medida que se disminuye la protección, pasan a estar altamente influenciados por el precio de los competidores (importaciones). De otro lado, los costos tienden a incrementarse por la vía de la disminución y/o eliminación de subsidios a los insumos, la fijación de sus precios con base en sus costos de oportunidad, así como por la menor sobrevaluación del bolívar, la cual permitía traer del exterior insumos y bienes de capital relativamente baratos.
En este nuevo escenario, la posibilidad de mantener o aumentar la presencia de la producción nacional en el mercado interno o externo, dependerá de la capacidad de las empresas venezolanas para producir bienes y servicios, cuyos precios y calidad los haga más preferidos por los consumidores en relación a los de la competencia. En otras palabras, se trata de mejorar los niveles de productividad y eficiencia , para poder producir con costos, calidad y precios que permitan obtener una rentabilidad aceptable, y de esta manera evitar que la competencia se apodere del mercado. Dado que en la nueva realidad, los precios pasan a ser un factor cada vez menos controlable por la empresa (exógeno), y la posibilidad de disminuir costos por la vía de los subsidios gubernamentales es cada vez más limitada, la rentabilidad de la empresa estará dependiendo de los cambios que ella misma haga en la forma como produce. De esa manera podrá disminuir costos para producir con precios y calidad, que le permita mantener o incrementar su presencia en los mercados, a la vez que obtiene una rentabilidad aceptable. En consecuencia, las unidades de producción están obligadas a introducir cambios sustanciales en los factores que puede controlar, esto es en la forma como producen y distribuyen, para poder ser competitivas. Es decir, las unidades de producción necesitan mejorar los niveles de productividad y eficiencia con los cuales producen, y para ello requieren de una reconversión.(9)
La reconversión es un concepto estrechamente vinculado a la noción de mejoramientos de la productividad, como mecanismo que permite afianzar la competitividad de un país o de determinada producción. Pero, el mejoramiento de la productividad, que a su vez puede permitir mejorar la competitividad, tal y como se ha expuesto en páginas anteriores, dependerá cada vez más de la capacidad que tenga el país, la empresa o unidad productiva para incorporar y asimilar progreso tecnológico. Esto es, la introducción y difusión de métodos y procedimientos avanzados que permiten aumentar la productividad social de la mano de obra, crear y mejorar la calidad de bienes y servicios ( Martínez, 1994).