ISSN 0798 1015

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Vol. 39 (Nº 17) Año 2018. Pág. 33

Violencia ejercida hacia ambos padres desde adolescentes que cursan la educación secundaria en la ciudad de Osorno, Chile

Violence to parents from teenagers who attend Secondary Education in Osorno city, Chile.

Soraya Milena ESPINOZA Moraga 1; Ramón Armando VIVANCO Muñoz 2; Ruth Elizabeth SEPÚLVEDA Guajardo 3; Abigail Jarlen ÁLVAREZ Arcos 4; Alex VELIZ Burgos 5

Recibido: 15/12/2017 • Aprobado: 15/01/2018


Contenido

1. Introducción

2. Metodología

3. Resultados

4. Conclusiones

Referencias bibliográficas


RESUMEN:

Se analiza la prevalencia de la violencia ejercida por hijos e hijas adolescentes hacia los padres a nivel psicológico, físico y económico. La muestra estuvo compuesta por 182 adolescentes de la región de Los Lagos (Chile). Los resultados reportaron, la presencia de violencia filio parental de los tres tipos hacia ambos padres, resultando estadísticamente significativa la violencia psicológica hacia la madre. Resulta estadísticamente significativo para los tres tipos de violencia, los adolescentes de ambos géneros que ejercen violencia lo hacen a ambos padres. Se debe considerar que la violencia también puede provenir de los adolescentes a los padres.
Palabras clave: violencia filio parental – violencia hijos- violencia intrafamiliar

ABSTRACT:

The prevalence of violence from sons and daughters towards parents at a psychological, physical and economic level is analyzed. The sample was composed by 182 adolescents from Los Lagos Region (Chile)The results show the presence of child-to-parent violence of the three mentioned types to both parents, the psychological violence towards the mother being statistically significant. It is statistically significant for the three types of violence, teenagers of both genders that are violent to both parents. It must be considered that the violence can also come from teenagers to parents.
Keywords: Child-to-parent violence, children violence, interfamily violence.

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1. Introducción

La  violencia filioparental (VFP) ha sido menos estudiada y visualizada que otros tipos de violencia al interior de la familia, a pesar que ya en 1957 Maccoby y Levin, definían este subtipo de la violencia familiar denominándola  el síndrome de los padres maltratados. Pasaron más  de 20 años  cuando Harbin y Madden (1979), captaron la atención sobre esta violencia.

Cottrell (2001) hace referencia a VFP, como el daño perjudicial  ocasionado por un adolescente hacia los padres con el fin de  ganar poder y control sobre estos. Este progenitor se siente amenazado, intimidado y controlado (Paterson, Luntz, Perlesz y Cotton, 2002).  Además este  hijo /a actúa intencional y consciente (Aroca, 2010).

La violencia que ejercen es de tipo física, psicológica y económica (Pereira 2006). La violencia psicológica intenta menoscabar los sentimientos y necesidades emocional en el padre o madre, produciéndole un daño emocional (Aracona y Garrido, 2005).

La física, busca generar daño corporal en los progenitores. Este tipo de maltrato incluye a su vez el psicológico ya que también se ve dañada la dimensión emocional de la persona receptora de las agresiones (Rechea, Fernández y Cuervo, 2008).

Por último la violencia de tipo económico son todas aquellas conductas que incluyan el robo o hurto tanto de pertenencias como de dinero, destrucción de bienes, desplazar deudas propias en los padres para que estos las asuman, etc. (Ibabe, Jaureguizar y Díaz, 2007).  Los factores de riesgos que pueden estar presente detrás de un hijo que ejerce violencia familiar, están los estilos educativos incoherentes, autoritarios o laxos (Marcelli, 2002) permisivo y autoritario (Bailín, Tobeña y Sarasa, 2007) también el maltrato infantil, la violencia de género, descalificaciones paradójicas (Páez, 2006). 

Es sabido la importancia del contexto familiar en el desarrollo de los menores de edad y ha sido ampliamente estudiado  (Torío López, Peña Calvo, y Rodríguez Menéndez, 2008, Musitu Ochoa, Estévez López y Jiménez Gutiérrez, 2010),  aquí  se puede explicar que las dinámicas que establece la familia implicaría, igualmente violencia de hijos hacia  padres.

Una de las teorías que refuerza la idea anterior es la teoría del aprendizaje social puede establecer que la coerción física y verbal sean medios normalizados de modificación de la conducta de los demás, lo cual se en diferentes problemas externos de conducta, (Bandura; 1977) entre ellos la VFP.

Por otro lado, el enfoque de la coerción reciproca de Patterson (1982) argumenta al igual que Bandura y define la reciprocidad en la interacción de la conducta y Ulman y Straus ( 2003) y la hipótesis de la bidireccionalidad de la violencia familiar señala que los hijos que han sufrido violencia por parte de sus padres es más probable que abusen de sus progenitores (Hartz, 1995; Ibabe et al., 2009) el  modelo ecológico (Cottrell y Monk 2004) menciona que la VFP es el  resultado de causas múltiples y complejas y que es preciso examinar en términos de interacción entre personas y contextos. Por otro lado, está la teoría del  síndrome del emperador que sería el  resultado de una mala socialización por parte, precisamente, de los mismos padres (Garrido, 2006; 2008).

En España por ejemplo la investigación sobre hijos adolescentes maltratadores en cumplimiento de medidas judiciales en Centros de Reforma de Catalunya, concluyen que en las familias que sufren VFP, se da al mismo tiempo, violencia del padre contra la madre en el 37,5% de los casos y  el ser víctima de traumas por abuso y/o abandono (Calvete et al., 2011).

Encontraron que los adolescentes que agredían a sus progenitores habían estado expuestos a la violencia familiar en mayor medida que los adolescentes que no lo hacían. En cuanto al sexo,  los estudios han  dejado de manifiesto tasas similares de VFP en hijos e hijas (Bobic, 2002; McCloskey y Lichter, 2003); (Pagani, Tremblay, Nagin, Zoccolillo, Vitaro y McDuff, 2004) no obstante, los hijos varones, tendrían conductas violentas más graves (Loeber y Hay, 1997; Maccoby y Jacklin, 1980; Paulson et al., 1990).

En cuanto al tipo de violencia ejercida, los estudios nos indican que los varones están más proclives a ejercer violencia física a los padres, mientras que las mujeres están más propensas a ejercer violencia emocional o verbal (Archer, 2004) aun cuando también mencionan que las diferencia en el tipo de abusos puede deberse que hay mayor tasa de denuncia, hacia varones que hacia mujeres por parte de los padres. En relación a los padres como principales víctimas de la VFP, Patterson (1980) explica que la madre sería la principal víctima debido a que  ésta es la que soporta las situaciones más desagradables y conflictivas en el proceso educativo y de socialización del hijo/a.  Ulman y Straus (2003) observaron que las madres eran agredidas en un 42% de los casos, más que al padre.

Romero et al. (2007) plantean algo similar que el 42,20% de las veces, la madre aparecía como única víctima (nunca el padre). Robinson, et al.  (2004), encontraron que en el 82% de los casos estudiados, la agredida es la madre y 18% de las veces es el padre. En la misma línea las agresiones que se dirigían a las madres mostraron porcentajes similares entre un 50% y 81%  (Kethineni; 2004; Gallagher, 2008; Kennair y Mellor, 2007; Nock y Kazdin, 2002; Pagani, Larocque, Vitaro y Tremblay, 2003; Walsh y Krienert, 2007; Rechea y Cuervo, 2009).

Por último la teoría feminista identifica dos aspectos que ponen a la mujer en un mayor riesgo de ser la víctima de los ataques de sus hijos: la desigual distribución de las tareas del hogar y la aprobación social que existe para que el hombre haga uso de la violencia con objeto de satisfacer sus metas (Rossi y Rossi,1990). También se presenta entonces como la figura “más próxima” al adolescente agresor. Sempere, et al. (2007) (Gallagher, 2008; Kennair y Mellor, 2007; Nock y Kazdin, 2002; Pagani, Larocque, Vitaro y Tremblay, 2003; Walsh y Krienert, 2007).

Según la estructura la VFP se presentaría mayormente en familia monoparentales, pero no solo por su estructura en sí misma, sino producto de las situaciones de estrés que pueden desencadenar ser la única adulto responsable frente a problemas económicos y/o la ausencia de apoyo social inmediato (Agnew y Huguley, 1989; Asociación Altea-España, 2008; Cottrell y Monk, 2004; Evans y Warren- Sohlerg, 1988; Ibabe et al., 2007; Pagani, Larocque, Vitaro y Tremblay, 2003; Stewart et al., 2007). Pero también encontramos estudios que no establecen una relación, o si la hay es muy débil, entre conductas violentas de los hijos y familias monoparentales.

Autores como Cánovas y Sahuquillo (2010, p. 123) señalaron que “hoy en día, la familia nuclear tradicional no es una condición sine qua non para una correcta educación y desarrollo y unas óptimas relaciones familiares. La familia es positiva o negativa para el menor en función de las relaciones de afecto, respeto, y el apoyo que mantienen entre sí quienes la conforman”. En cuanto a nivel socioeconómico y la presencia de VFP, los estudios estarían señalando que no habría diferencias (Agnew y Huguley, 1989; Cornell y Gelles, 1982; Gelles, 1985; Peek et al., 1985; Wells, 1987).

En estudios españoles se advierte que las familias de un nivel socioeconómico  de clase media representan los porcentajes más elevados, y en los extremos porcentuales están las familias de clase baja o alta, siendo estas últimas superiores numéricamente. (Dugas et al., 1985; Laurent y Derry, 1999; Mouren et al., 1985). Por ejemplo, la Asociación Altea-España (2008) estudió a 148 familias españolas comparadas con la muestra de 106 que proporcionaron países como Alemania, Gran Bretaña, Italia, Portugal y Polonia.

Del análisis concluyó que el 63% de dichas familias poseían una situación económica suficiente y estable; y no aparecieron diferencias significativas entre familias con una economía ajustada o de clase baja (16%) y familias con una economía holgada o de clase alta (14%). Por tanto, las familias que sufren VFP tienen, mayoritariamente, una situación económica suficiente o pertenecen a la clase media. Como podemos advertir hay que tener cuidado frente a una u otras variables puesto que dependerán del tipo de estudio empírico realizado como de sus alcances o donde se realizó la investigación.                                                            

2. Metodología

Se utilizó el paradigma positivista para llevar a  cabo un estudio de tipo cuantitativo con un diseño no experimental de corte transversal, siendo el estudio de tipo descriptivo.  La muestra estaba formada por 182 adolescentes seleccionados aleatoriamente (71 hombres y 111 mujeres, Media=16,7 años, DT= 1,6 años) con edades comprendidas entre los 14 y 18 años (14,8% 14 años; 18,1% 15 años; 24,7% 16 años; 26,4% 17 años; 13,7% 18 años  y 2.2% datos perdidos), de tres establecimientos  educacionales (42,9% de estudiantes municipales, un 25,8% de particulares y un  31,3% de colegios particulares pagados) de la Región de Los Lagos. Se clasificó el nivel socioeconómico de los participantes según la encuesta Esomar (World Association of Market Research). Esta se basa en dos variables, siendo la primera el nivel educacional por el principal sostenedor del hogar y la segunda variable la  categoría ocupacional o trabajo de este mismo.

Para los resultados los niveles se agruparon en alto, medio y bajo. Los niveles socioeconómicos de los participantes fueron: (30,2% nivel socioeconómico bajo, 44% nivel y 18,1% nivel socioeconómico alto). Se comprobó que los adolescentes por género se distribuyeron homogéneamente en distintos tramos de edad y por establecimientos educacionales. (Phi Cr 0,163 y 0,228). 2.1 Variables estudiadas e instrumento de medición  La VFP se midió con una versión adaptada del Cuestionario de Agresión de Hijos a Padres (Calvete et al 2013). El cuestionario modificado que se utilizó consistió en 24 ítems paralelos, 12 referidos al padre y 12 a la madre. En cada sección de 12 preguntas 6 caracterizan agresión psicológica como insultar, gritar, amenazar con golpear al padre o a la madre, entre otros, otros 3 ítems caracterizan agresión física como golpear al padre o a la madre con algún objeto, patear o golpear al padre o a la madre durante una pelea, las últimas 3 preguntas caracterizan agresión económica como sacar dinero sin permiso, hacer incurrir a los padres en gastos innecesarios, entre otros. Los adolescentes indicaron con qué frecuencia han realizado estos actos contra el padre o la madre en el transcurso del último año utilizando una escala Likert de 4 puntos: 0= nunca, 1= ha ocurrido una o dos veces, 2=ha ocurrido entre 3 y 5 veces y 3= ha ocurrido 6 veces o más. Todos los análisis se llevaron a cabo mediante el programa estadístico SPSS versión 20.0.  Se aplicó tablas de frecuencia y la  prueba estadística de chi cuadrado para ver relaciones estadísticamente significativa.

2.1. Procedimiento 

Se tomó contacto con los adolescentes en las instalaciones educacionales previa autorización de las autoridades de cada establecimiento educacional, sumado a un consentimiento informado.  Se explicó a los jóvenes la participación en la investigación y el resguardo y anonimato de sus respuestas.

3. Resultados

 Los datos obtenidos sobre la prevalencia de la violencia en adolescentes se da para todos los tipos de violencia, tanto psicológica, física, como económica para ambos padres, según las frecuencias. El primero fue la violencia psicológica con sobre el 90% hacia ambos padres, seguida de la violencia económica sobre el 55 % y en menor porcentaje es la violencia física con un porcentaje en el orden de un 2,0 %y 4,1% (ver tabla 1). En cuanto a la violencia física ejercida  los adolescente varones reportaron un 4,1 % con una diferencia porcentual respecto de las adolescentes mujeres  y con respecto a la violencia física hacia la madre, ahí podríamos acércanos a lo que nos menciona Loeber y et al., 1997 y Maccoby y et al.,1980; y Paulson et al,. 1990) cuando menciona que los varones reportan más violencia física hacia el padre y no hacia la madre en términos generales.

En cuanto es la principal víctima de la VFP,  en los resultados del estudio, la madre figura como principal víctima tanto en el tipo de violencia psicológico como económico y levemente  más por parte de las hijas, sin embargo como ya se decía anteriormente, en la violencia de tipo físico, los padres son más víctimas y principalmente desde el adolescente varón.

Tabla 1
Prevalencia de la violencia en adolescentes hacía sus padres.

Tipo de violencia

Prevalencia VFP Hombres

Prevalencia VFP Mujeres

χ²

P

 

 n = 67

 n = 102

 

 

Psicológica al padre

92,20%

92,80%

0,020

,888

Psicológica a la madre

91,00%

99,00%

6,477

,011*

Física al padre

4,10%

3,10%

0,295

,587

Física a la madre

3,00%

2,00%

0,175

,676

Económica al padre

61,90%

64,90%

0,153

,696

Económica a la madre

53,70%

66,70%

2,859

,091

* = p<0,05
Fuente: Elaboración propia

Es importante destacar que tanto hombres como mujeres ejercen el mismo porcentaje de violencia hacia al padre o la madre de tipo psicológica. Se observa una correlación muy baja pero es significativa estadísticamente de la violencia psicológica a la madre en función del género con un V de cramer de valor 0,011y una significación de 0,8. En las demás dimensiones no hay correlación entre ser hombre o ser mujer a la hora de ejercer violencia física o económica según la muestra. En la tabla N 2 se confronta la violencia psicológica según género, se encuentra que los adolescentes tanto hombres como mujeres, ejercen violencia a ambos progenitores, es decir o le ejercen a ambos o a ninguno, comportándose igual  en ambos sexos. Llama la atención que las mujeres en caso de ejercer violencia solo a uno de sus padres, está la  ejercen  a la madre y no al padre,  no presentándose ningún caso en que la adolescente mujer ejerza violencia exclusivamente a su padre. Aplicando el error máximo para una población con un alfa media de 1,96  donde un 97,3 % ejercería violencia psicológica y un 2,7 % no la ejercerá encontrándose un error máximo de un 2,6% encontrado para una población general.

Tabla 2
Prevalencia de violencia psicológica al padre y a la madre

Prevalencia Violencia Psicológica

NO

SI

Padre

Madre

Ambos

 

Hombres

 

3(2,02%)

57(38,5%)

3(5,26%

2(3,5%)

52(91,2%)

Phi Cramer 0,503

Sig 0,000

Mujeres

1(0,6%)

87(58,7%)

0(0%)

4(4,5%)

83(95,4%)

 

 

Phi Cramer 0,437

Sig 0,000

 

 

TOTALES

4

144(97,3%)

3(2,02%)

6(4,05)

135(91,1%)

 

 Fuente: Elaboración propia

En la violencia económica  (tabla N 3) las adolescentes mujeres ejercerían  más violencia económica comparada con los adolescentes varones. Si observamos esta violencia económica al padre frente a la violencia económica ejercida a la madre, estas están muy correlacionadas, pues la tendencia es ejercer violencia económica a los dos o a ninguno, siendo esta una correlación  media  alta phi Cramer de 0,674 con una significación muy alta  de 0,00. De los que no ejercen violencia económica al padre, tampoco ejercen violencia económica  a la madre.

Cuando la violencia económica es ejercida a un solo progenitor, los adolescentes hombres, ejercerían más violencia económica hacia los padres que hacia las madres, en cambio las adolescentes mujeres ejercerían casi el mismo porcentaje de violencia económica tanto al padre como a la madre. Según los resultados los adolescentes hombres ejercen más violencia económica al padre de lo esperado y menor violencia de este tipo en la madre.

Tabla 3
Prevalencia de violencia económica al padre y a la madre.

Prevalencia de Violencia Económica

NO

SI

Padre

Madre

Ambos

 

Hombres

19(12,92%)

40 (27,21%)

8(20%)

3(7,5%)

29(72,5%)

Phi Cramer 0,628

Sig 0,000

Mujeres

22 (14,96%)

66(44,89%)

5(7,57%)

6(9,09%)

55(83,3%)

Phi Cramer  0,709 sign 0,000

 

TOTALES

41(27,89

106(72,1%)

13(8,84%)

9(6,12%)

84(57,14%)

 

Fuente: Elaboración propia

En cuanto a la  violencia física (Tabla N 4) que se presenta hacia uno u otro  de sus progenitores es de un 4, 1%  En los que suele darse tiende ser hacía al padre más que a la madre. Es decir de cada 5 padres que sufren violencia física de sus hijos adolescentes, solo hay una madre que la sufre.

Aplicando el máximo de error  a un nivel de confianza de un 95% con un alfa media de 1,96, es de un 3,22%  es decir para un población mayor  la violencia física estará en un máximo de 7,3%%  de ejercer violencia física.

Tabla 4
Prevalencia de violencia física al padre y a la madre.

Prevalencia violencia Física

NO

SI

Padre

Madre

Ambos

 

Hombres

56(38,35%)

3 (2,05%)

2(66,6%)

0(0,68%)

1(33,3%)

Phi Cramer 0,302

 

Mujeres

84 (57,5%)

3(2,05%)

2 (66,6%)

1(0%)

0(0,0%)

Sig 0,000

 

TOTALES

140(95,85%)

6  (4,1%)

4(2,72%)

1(0,68%)

1(0,68%)

 

Fuente: Elaboración propia

En la (tabla 5) se comparan las prevalencias de violencia filio-parental entre los grupos que reportaron o no ser víctimas de violencia en su casa.  El resultado de la tabla es que no hay diferencias significativas entre "no víctimas" y "víctimas", salvo un tipo de violencia filio-parental: el de violencia física hacia el padre, pero son datos muy pequeños donde de los 11 adolescente que ejercen violencia física al padre, 2 de ellos es víctima de violencia en su casa, esto es de un baja intensidad pero si hay una correlación positiva.

Tabla 5
Prevalencia de violencia en relación a  ser víctima o no de violencia en casa.

Prevalencia

No víctimas

n = 148

Víctimas de violencia en la casa

n = 11

χ²

p

Violencia psicológica al padre

91,9%

100,0%

,958

,328

Violencia física al padre

2,7%

(2) 18,2%

6,756

,009*

Violencia económica al padre

62,2%

81,8%

1,707

,191

 

n = 154

n = 14

 

 

Violencia psicológica a la madre

95,5%

100,0%

,664

,415

Violencia física a la madre

2,0%

7,1%

1,473

,225

Violencia económica a la madre

59,7%

78,6%

1,919

,166

* = p<0,05
Fuente: Elaboración propia

3.1. Discusión

En la (tabla 5) se comparan La violencia de los hijos hacia sus progenitores es un problema social que ha permanecido y sigue estando oculto en  Chile.  Esto podría explicarse en parte a que por mucho tiempo la violencia en la familia había sido tratada en la más absoluta intimidad.  Si bien se ha avanzado en el aumento de denuncias de la violencia de género aún no se ha avanzado en otros  tipos de violencia  al interior de las familias.  El avance es mucho menor en la VFP porque  primero que se asocia la adolescencia como una  etapa complicada y la mayoría de los padres consideran normal que deban enfrentar muchos problemas con sus hijos/as. No obstante ello, la creencia está muy lejos de considerarse normal, ser adolescente no significa ser violento. Otra razón, el denunciar a los hijos lleva a los padres a cuestionar su propios modelos de crianzas por lo cual estarían sintiendo un grado de culpabilidad y vergüenza  que les impide pedir ayuda. Datos de la Fiscalía Nacional de Chile del año 2013 señala que se recibieron un total de 10476 denuncias de padres y madres en los tribunales chilenos, no teniendo antecedentes actualizados debido a que los informes de denuncia no desglosan la violencia intrafamiliar, solo en términos generales y ahí del total de delito de violencia intrafamiliar en el primer semestre del año 2016nos indican 93357 de  delitos por este concepto.

4. Conclusiones

Los resultados del presente estudio,  permiten en términos generales reflejar la presencia de VFP de los tres tipos tanto psicológica, económica y física. La  principal víctima de violencia es la madre tanto para la violencia psicológica como económica, siendo solo mayor  la de violencia física hacia el padre.  En cuanto a  ser estadísticamente significativa solo es para la violencia psicológica hacia la madre y esta levemente mayor desde las  hijas. En términos de composición de la familia, entre vivir con ambos padres o vivir solo con uno de ellos, esta variable no resulto significativa. En cuanto a nivel socioeconómico esta variable no arrojó resultados estadísticamente significativo respecto a la presencia de VFP, coincidente con la mayoría de las investigaciones que nos indican que la presencia de violencia es transversal al nivel de ingresos de la familia, presentándose distintamente en todos ellos. En cuanto a la violencia en el contexto del adolescente, no se encontró ninguna diferencia  significativa respecto al ejercicio de VFP y la presencia de violencia en el barrio o el colegio, sin embargo para la violencia en la familia en el caso de ser víctima o no en casa.  Sí resulto significativa respecto a la prevalencia de la violencia física al padre, pero no para otro tipo de violencia.

Se pudo observar que en cuanto a ejercer violencia psicológica los adolescentes tanto hombres como mujeres la ejercen a ambos padres.  En el caso de las mujeres ejercen violencia psicológica a un solo progenitor principalmente hacia las madres.

Respecto a la violencia económica las madres la reciben con mayor frecuencia. Pero al comparar la violencia ejercida hacia los padres, los adolescentes ejercerían más violencia hacia el padre y las adolescentes no diferencian padre o madre.

Finalmente se puede concluir que la violencia si está presente de los hijos a los padres en Chile  y que la psicológica es muy frecuente, que la madre es la principal víctima y que  los adolescentes que ejercen violencia en general la realizan tanto al padre como a la madre  y que no hay diferencia entre ser adolescente hombre y mujer en ejercer violencia filio parental. Solo la violencia física tendería ser más frecuente hacia el padre por parte de los hijos.

El reconocer y visibilizar la violencia filioparental  es el primer paso en Chile pues es un tema que  requiere de más investigaciones y que se debe desde la intervención en centro con adolescentes, tener en consideración que estos jóvenes que ejercen violencia a sus progenitores no es algo azaroso  Sin duda hay respuestas que debemos darnos, para no atribuirlo solo a la etapa adolescente, la violencia tiene consecuencias en sus víctimas y  será para todos sino trabajamos en su prevención.

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1. Magíster en Psicología, Trabajadora Social con especialización en familia. Académica del Departamento de Ciencias Sociales. Universidad De los Lagos, Chile.sespinoza@ulagos.cl

2. Doctor en Sociología. Magister en Educación.  Académico del Departamento en Ciencias Sociales. Universidad de los Lagos. Carrera de Trabajo Social

3. Trabajadora Social, Universidad de Los Lagos, Osorno. Actualmente profesional del programa Protección Focalizada  PPF Chauracahuin. Instituto Paula Jara Quemada. elizaestudiante@gmail.com

4. Trabajadora Social, Universidad De Los Lagos. Actualmente Profesional  del Programa de Prevención Focalizada PPF Chauracahuin. Instituto Paula Jara Quemada  email: abigail.alvarez@outlook.cl

5. Doctor en Psicología  Académico del Departamento en Ciencias Sociales. Universidad de los Lagos.  Carrera de Psicología. alex.veliz@ulagos.cl


Revista ESPACIOS. ISSN 0798 1015
Vol. 39 (Nº 17) Año 2018

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